El embalse de Peñuelas, en el centro de Chile, que solía ser la principal fuente de agua para Valparaíso, un área metropolitana con casi un millón de habitantes, está casi seco, según ha informado Reuters.
Chile se encuentra en el decimotercer año de una sequía histórica, con niveles muy bajos de precipitaciones y altas temperaturas que derriten el manto de nieve en los Andes, que antes era una importante reserva de agua.
La actual sequía ha afectado a la producción de la mayor empresa minera de cobre del mundo y ha provocado una competencia entre usos del agua como el litio y la agricultura. La capital, Santiago, con casi seis millones de habitantes, ha anunciado planes para racionar el agua por primera vez en la historia. "Es importante que los ciudadanos comprendan que el cambio climático ha llegado para quedarse. No es sólo global, es local", dijo el gobernador Claudio Orrego.
La prolongada sequía, sin precedentes en cuanto a duración e intensidad, se atribuye a un cambio global en los patrones climáticos. El calentamiento natural del mar frente a la costa chilena se ha intensificado a medida que aumentan las temperaturas globales, bloqueando las tormentas del Pacífico que solían traer precipitaciones en los meses de invierno. Por otra parte, el agotamiento de la capa de ozono y los gases de efecto invernadero en la Antártida también alejan las tormentas de Chile. La nieve en los Andes no se repone, con menos agua de deshielo para alimentar ríos y acuíferos. Las finas capas de nieve se derriten rápidamente o se convierten directamente en vapor.
Las proyecciones de los científicos de la Universidad de Chile dicen que el país tendrá un 30% menos de agua en los próximos treinta años, por lo que lo que actualmente es una sequía puede convertirse en la nueva normalidad.
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