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Última llamada: Las Tablas de Daimiel al borde del colapso

Sobre el blog

Marta Santafé
Consultora especialista en Medio Ambiente, Sector del Agua y Planificación Hidrológica | Hidrogeóloga | Directiva Marco del Agua (DMA) | Gestión de sequías e inundaciones | ODS 6 | Divulgación | LinkedIn Top Voice Sostenibilidad 2022
  • Última llamada: Tablas Daimiel al borde colapso
    Tablas de Daimiel.
    Ricardo Manzano vía Pixabay.

    Recientemente el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel ha sido noticia por la compleja situación que atraviesa y que ya es crónica.

    El estado de Las Tablas de Daimiel queda muy lejos de la que contempla su Plan Rector según el cual debería contar con un mínimo de 1.400 hectáreas inundadas a comienzos de primavera y 600 hectáreas a finales de verano. La cruda realidad es que actualmente la cifra es de escasas 62 hectáreas con agua pese a recuperación que experimentó la primavera pasada pero que ha resultado ser un espejismo.

    Ante la gravedad del estado del humedal, el Parque Nacional ha activado la batería de pozos de emergencia existentes para evitar incendios subterráneos de turberas, ante la persistente falta de lluvias que no han encharcado de forma natural el humedal.

    En la actualidad, El Parque Nacional dispone de una concesión de aguas subterráneas de 2,4 hm³ anuales y una autorización especial de 10 hm³ en caso de necesidad. Los órganos competentes que gestionan el Parque se han visto en la necesidad de poner en marcha esta serie de pozos con el fin de superar esta enésima crisis, ya desde el jueves pasado (26 de diciembre de 2024), los pozos están aportando agua a la zona del humedal que se puede ver afectada por los incendios de turberas (vegetación subterránea) .

    ¿Qué son las turberas y por qué se incendian?

    Las turberas son ecosistemas húmedos donde se acumula materia orgánica en descomposición, formando una capa de turba. Esta capa es rica en carbono y altamente combustible. Los incendios en las turberas se producen cuando esta materia orgánica se seca y entra en contacto con una fuente de ignición, ya sea natural (rayos) o provocada por la actividad humana.

    Las causas de los incendios en las turberas de Las Tablas de Daimiel son varias, pero la más importantes es que la falta de precipitaciones provoca que las turberas se sequen, lo que aumenta el riesgo de incendios. El contexto del cambio climático y la actividad humana en la zona también pueden ser la causa o favorecer estos incendios. En el caso de Las Tablas de Daimiel, los incendios en sus turberas tienen consecuencias devastadoras tanto para el ecosistema del propio humedal como para el entorno. Algunos de los principales riesgos son:

    • Pérdida de biodiversidad: Las turberas son el hogar de una gran variedad de especies vegetales y animales, muchas de ellas endémicas y en peligro de extinción. Los incendios destruyen este hábitat, poniendo en riesgo la supervivencia de estas especies.
    • Emisiones de gases de efecto invernadero: La combustión de la turba libera grandes cantidades de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, contribuyendo al cambio climático.
    • Degradación del suelo: Los incendios destruyen la capa de turba, lo que provoca una pérdida de fertilidad del suelo y dificulta la recuperación del ecosistema.
    • Contaminación del agua: Los productos de la combustión de la turba pueden contaminar las aguas superficiales y subterráneas, afectando a la calidad del agua y a los organismos acuáticos.

    Por ello es fundamental adoptar las medidas necesarias para que estos incendios no se produzcan.

    La batería de sondeos en Las Tablas de Daimiel: una solución ante la emergencia

    La batería de sondeos en Las Tablas de Daimiel es un sistema de pozos que se utilizan para extraer agua subterránea y bombearla hacia el humedal. Esta medida se ha implementado como una solución de emergencia ante la sequía prolongada y el riesgo de incendios en las turberas del parque nacional. El usos de estos pozos de emergencia busca hacer frente a varios problemas derivados de la falta del agua en el humedal.

    ¿Por qué se utiliza esta medida?

    • Evitar incendios: La turba, materia orgánica acumulada en las turberas, es altamente combustible. Cuando se seca, puede autocombustionarse, generando incendios subterráneos que son difíciles de extinguir y dañan gravemente el ecosistema. Al inundar las turberas, se reduce significativamente el riesgo de incendios.
    • Mantener el ecosistema: Las Tablas de Daimiel son un humedal de gran importancia ecológica. La inundación garantiza la supervivencia de numerosas especies de flora y fauna adaptadas a este ambiente acuático.
    • Regular el nivel freático: La extracción de agua subterránea a través de los sondeos ayuda a regular el nivel freático, evitando que descienda demasiado y poniendo en peligro la vegetación y la fauna del parque.

    ¿Cómo funciona la batería de sondeos?

    La batería de sondeos de emergencia está compuesta por varios pozos que se conectan a una red de tuberías. El agua extraída del acuífero se bombea a través de estas tuberías hacia las zonas del humedal que necesitan ser inundadas. La cantidad de agua bombeada y la duración de la operación se ajustan en función de las necesidades del ecosistema y de las condiciones hidrológicas.

    Gracias a la activación de estos pozos se obtienen diferentes beneficios: reducción del riesgo de incendios, el mantenimiento del ecosistema y la biodiversidad, la mejora de la calidad del agua y la contribución a la regulación hídrica de la zona.

    No obstante, esta medida se debería considerar como excepcional y solo aplicarse en caso de emergencia que ya no está exenta de impactos: un elevado consumo energético (el bombeo de agua requiere una gran cantidad de energía), impacto en el acuífero (la extracción excesiva de agua puede afectar a la calidad y cantidad del agua subterránea) y los elevados costes económicos que suponen este tipo de soluciones

    Soluciones de emergencia frente a la búsqueda de soluciones a largo plazo

    La puesta en marcha de estos pozos de emergencia tiene como fin mitigar la falta de agua que sufre el parque nacional como consecuencia del uso intensivo que se está haciendo para la agricultura en la zona, lo que ha provocado que desde hace décadas este espacio natural no reciba los aportes naturales de agua que tradicionalmente recibía del Acuífero 23, declarado como sobreexplotado de forma provisional en 1987 y de forma definitiva en 1994, y de los ríos Guadiana y Gigüela.

    Actualmente, los derechos de extracción para riego en la agricultura superan desde hace años la capacidad de regeneración del almacén de agua subterránea que es el Acuífero 23, lo que ha llevado a un estado crítico de este humedal del centro peninsular.

    De hecho, en los últimos años, Las Tablas de Daimiel no es un humedal “al uso” ya que se mantienen de manera “artificial” mediante las aportaciones de agua de los ya mencionados pozos de sequía, de los que se pueden verter en el parque nacional un total de 10 hectómetros cúbicos al año, más 2 hectómetros cúbicos adicionales de las concesiones propias con las que cuenta el parque.

    Estos sondeos se han activado ya en varias ocasiones desde el año 2020, la última en el mes de diciembre de 2023, con el fin de mantener encharcada de forma artificial una parte del parque.

    La implementación de soluciones de emergencia como la batería de sondeos no va a salvar al Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel de la situación crítica a la que se enfrenta. El principal problema es que no se están buscando soluciones a largo plazo que garanticen la viabilidad del Parque.

    Soluciones a largo plazo: la respuesta está en abordar el problema de la sobreexplotación de las aguas subterráneas

    La implementación de soluciones de emergencia como la batería de sondeos en Las Tablas de Daimiel, frente a la búsqueda de soluciones a largo plazo, es una cuestión compleja que responde a una combinación de factores históricos, sociales y ambientales.

    Razones por las que se recurre a soluciones de emergencia:

    • Urgencia de la situación: La sequía prolongada y la degradación de Las Tablas de Daimiel han creado una situación de emergencia que requiere una respuesta inmediata para evitar la pérdida irreversible de este ecosistema.
    • Presión social y política: La presión social y política para tomar medidas que garanticen la supervivencia de Las Tablas de Daimiel ha llevado a la implementación de soluciones rápidas, aunque sean temporales. No se planifica más allá de una legislatura.
    • Dificultad para alcanzar consensos: La búsqueda de soluciones a largo plazo implica un proceso de negociación y consenso entre diferentes actores sociales (agricultores, sector industrial, ecologistas, administraciones públicas). Los diferentes usuarios del agua tienen intereses a menudo contrapuestos, lo que dificulta la búsqueda de soluciones consensuadas.
    • Costes económicos: Las soluciones a largo plazo suelen requerir una inversión económica significativa.
    • Cambios en los hábitos de consumo: Es necesario promover cambios en los hábitos de consumo y en las prácticas agrícolas para reducir la demanda de agua.
    • Incertidumbre sobre el futuro: La variabilidad climática y la incertidumbre sobre el futuro hacen difícil planificar soluciones a largo plazo con total seguridad.

    Sin embargo, pese a estos grandes desafíos que plantea el problema es necesario buscar soluciones de más largo recorrido ya que las soluciones de emergencia pueden ser necesarias a corto plazo, pero no son sostenibles a largo plazo.

    Además, las soluciones a largo plazo pueden ser más eficientes en términos económicos y ambientales, ya que permiten una gestión integral del recurso hídrico y no menos importante, son soluciones que deberían garantizar una distribución equitativa del agua entre los diferentes usuarios.

    Para avanzar hacia soluciones a largo plazo es necesario un enfoque integral que aborde tanto los problemas puramente hídricos como los socioeconómicos, estos últimos tan importantes en el territorio del Alto Guadiana. 

    Para ello es necesaria la participación de todas las partes interesadas y concienciar a la sociedad de la importancia de la conservación de estos enclaves únicos de gran riqueza ecológica.

    ¿Por qué se suele hablar del problema de Doñana y no tanto de Las Tablas de Daimiel?

    Esta pregunta parece que no fuera trascendente pero tiene muchas más implicaciones de las que podría pensarse inicialmente. Si bien tanto Doñana como Las Tablas de Daimiel son humedales de gran importancia ecológica en España y enfrentan problemas similares, es cierto que Doñana suele acaparar más atención mediática.

    Ambos humedales comparten problemas comunes como la sobreexplotación de acuíferos, la contaminación y el cambio climático. Las Tablas de Daimiel, a pesar de ser un ecosistema único y de gran valor ecológico, han recibido menos atención debido a varios factores:

    • Mayor visibilidad mediática: Doñana, al ser un espacio natural más extenso y con una biodiversidad aún más rica, ha sido objeto de numerosas investigaciones científicas y documentales. Esto ha generado una mayor conciencia pública sobre su importancia y sus problemas.
    • Menor extensión: Las Tablas de Daimiel son un espacio más reducido que Doñana, lo que puede hacer que su situación pase más desapercibida.
    • Menor diversidad de especies: Si bien la biodiversidad de Las Tablas de Daimiel es muy alta, es menor que la de Doñana.
    • Conflictos de uso del suelo: En Doñana, los conflictos por el uso del suelo, especialmente relacionados con la agricultura intensiva, han sido más mediáticos y han generado mayor debate público.
    • Menor presión turística: Las Tablas de Daimiel no son tan conocidas como destino turístico, lo que reduce su visibilidad.

    Pero la realidad es que, pese a que el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, que cumplió el año pasado cincuenta años sin ninguna gran conmemoración oficial, no recibe atención mediática (a excepción de los medios locales) pese a que está considerado uno de los humedales más amenazados de Europa.

    Cuando se decidió proteger el ecosistema en los años setenta estaba formado por tablas fluviales generadas por la confluencia de los ríos Gigüela y Guadiana en un área de escasa pendiente, en la que se producía una importante descarga del extenso acuífero 23, ahora dividido en tres masas de agua declaradas sobreexplotadas, Mancha Occidental I (la más próxima al parque), Mancha Occidental II y Rus Valdelobos.

    Al encharcamiento tradicional del humedal en el que han vivido de la pesca y el "cangrejeo" decenas de generaciones contribuían la escorrentía de los ríos Gigüela y Azuer, de carácter irregular, aunque la mayor parte del caudal se debía a las surgencias de agua de los Ojos del Guadiana, que dejaron de manar en los ochenta.

    De aquellas Tablas de Daimiel solo nos queda el recuerdo, la realidad actual es mucho menos rica y biodiversa.

    Es importante destacar que ambos humedales, Doñana y Daimiel, necesitan la misma atención y protección. Ambos son ecosistemas frágiles que desempeñan un papel fundamental en la regulación del clima, la conservación de la biodiversidad y el suministro de agua.

    Debería hacerse un mayor esfuerzo de comunicación para poner en primer plano el problema histórico que viene padeciendo Las Tablas de Daimiel, seguramente, con un foco mediático mayor sería más viable una acción más efectiva en la búsqueda de soluciones.

    La desecación de Las Tablas de Daimiel: un síntoma de un problema a mayor escala

    A la hora de analizar el problema de Las Tablas de Daimiel deberíamos de evitar hacerlo desde una visión simplificada de que solo se trata de un problema ambiental, nada más lejos de la realidad. Evitemos caer en el error de siempre, no podemos separar lo ambiental, de lo económico y de lo social.

    Si el humedal se seca es un síntoma claro de que algo no está funcionando en los acuíferos (masas de agua subterránea, si utilizamos la nomenclatura de la planificación hidrológica) del Alto Guadiana. Es un aviso de que el acuífero subterráneo del que también se abastece la agricultura está sobreexplotado. Esto implica una disminución de la cantidad de agua disponible para el riego, lo que podría obligar a los agricultores a reducir las superficies de cultivo o a cambiar a cultivos menos exigentes en agua.

    Además, la disminución de la disponibilidad de agua obligaría a los agricultores a recurrir a técnicas de riego más eficientes pero también más costosas, como el riego por goteo. Además, podrían verse obligados a perforar pozos a mayor profundidad, lo que también incrementaría los costes. Esta falta de agua podría generar conflictos entre los diferentes usuarios, como agricultores, industrias y poblaciones locales.

    Actuar para salvar el humedal también es actuar para proteger otras actividades económicas que se abastecen de las mismas aguas subterráneas. Todo está conectado. Una buena salud de los ecosistemas es fundamental para poder garantizar el futuro del Alto Guadiana. 

    Sin agua no habrá humedal, pero tampoco agricultura.

    Las Tablas de Daimiel: un tesoro que no podemos permitirnos perder

    La triste realidad de hoy es que el humedal no levanta cabeza y funciona a base de actuaciones de emergencia. Las Tablas de Daimiel, a pesar de ser un ecosistema único en Europa y de gran valor ecológico está pasando por un momento crítico, otro más desde sus 50 años de existencia.

    Las Tablas de Daimiel no son solo un hermoso paisaje, son un ecosistema único e invaluable. Son un pulmón verde que purifica el aire, una despensa de agua dulce y un hogar para miles de especies.

    La desecación de Las Tablas de Daimiel es una señal de alarma que pone de manifiesto la necesidad de adoptar medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad de los recursos hídricos en la región.

    Es necesario abordar las causas profundas de la degradación de Las Tablas de Daimiel para garantizar su conservación en el futuro. La búsqueda de soluciones a largo plazo para Las Tablas de Daimiel es un desafío complejo pero necesario para garantizar la sostenibilidad de este valioso ecosistema.

    Las Tablas de Daimiel son un legado que debemos preservar para las generaciones futuras. Porque son un símbolo de la importancia de cuidar nuestro planeta y de vivir en armonía con la naturaleza. Porque su desaparición sería una pérdida irreparable para todos nosotros.

    Necesitamos hablar más de Daimiel. De lo que no se habla no existe y eso para un Parque Natural en “peligro de extinción” puede resultar su sentencia de muerte.

    Hablemos de Daimiel y lo que está pasando con su humedal. ¡Hagamos ruido para salvar a Las Tablas de Daimiel!.

    Las Tablas de Daimiel nos necesitan. Es hora de actuar y demostrar que somos capaces de proteger este tesoro natural.

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