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Megaproyectos hidráulicos: consecuencias y conflictos

  • Megaproyectos hidráulicos: consecuencias y conflictos

En años recientes hemos visto la aparición creciente de casos en los que el agua parece constituirse como un recurso político. Paralelamente a las inversiones destinadas a la construcción de proyectos de gran impacto o megaproyectos (obras de trasvase, grandes drenajes y presas), se incrementan los conflictos sociales vinculados a su desarrollo.

Los megaproyectos se caracterizan por requerir grandes inversiones, largos periodos de construcción, afectar superficies importantes de territorio y, en muchas ocasiones involucran también el desplazamiento de comunidades enteras, la pérdida de sitios de importancia cultural y religiosa; suponen importantes conflictos entre los promotores del proyecto y las comunidades afectadas.

Se estima que el 39 por ciento de los conflictos socio-ambientales en México tienen que ver con el agua[1] y un gran número de estos, tiene origen en los megaproyectos hidráulicos; los conflictos suelen tener periodos de resolución largos, donde los actores mantienen posiciones antagónicas y de confrontación; estas señales hacen que se consideren como conflictos de alta intratabilidad[2], que junto con una alta complejidad en el proceso de negociación y una percepción de baja probabilidad de resolución, caracterizan a los proyectos de construcción de presas y trasvases.

Por lo general la construcción de presas tiene alguno o varios de los siguientes objetivos: producción de energía eléctrica, abastecimiento de agua para uso agrícola o público y prevención de inundaciones por grandes avenidas. No obstante, sus beneficios son cuestionables. En el 2000, el informe final de la Comisión Mundial de Represas[3] —la primera revisión global sobre los impactos de estos megaproyectos—concluyó que el rendimiento técnico, económico y financiero de más de la mitad de los proyectos de energía hidroeléctrica y casi la mitad de los proyectos de irrigación, era muy bajo[4]. Aunado a esto, para 2005 el promedio de costos asociados a la construcción de grandes presas, fue un 56 por ciento mayor al calculado inicialmente.

Pocos proyectos tienen impactos ambientales y sociales comparables a los que ocasionan las presas; mientras su vida útil varía de 60 a 80 años, sus impactos son casi irreversibles[5]. En noviembre de 2012, a iniciativa del Movimiento Mexicano de Afectados por las Presas y en Defensa de los Ríos (MAPDER), se llevó a cabo una Pre-Audiencia en Temacapulín, Jalisco, comunidad amenazada por la construcción de la presa El Zapotillo. Del evento se concluyó que hay por lo menos quince derechos humanos sistemáticamente violados por los proyectos de presas.

Entre los impactos sociales podemos destacar[6]:

  • El desplazamiento y desalojo forzoso. En México, al menos 4,200 proyectos de construcción de presas han provocado el desplazamiento obligado de más de 185 mil personas, en su mayoría población en condición económica vulnerable y pueblos originarios. En ocasiones quedan bajo el agua sitios de invaluable valor cultural, con implicaciones simbólicas o religiosas. Actualmente, pobladores de la cuenca del río Mezquital defienden la preservación de la Muxatena; una formación rocosa que es sitio sagrado Nayeri, visitado también por Wixaricas, Mexicaneros y Tepehuanos, que será inhundado por la presa Las Cruces.
  • Impactos en la economía de la población que vive aguas abajo. La retención de sedimentos disminuye el aporte de nutrientes, y por tanto, la productividad del suelo aguas abajo. Asimismo, la evacuación de estos sólidos es un problema, su expulsión por los aliviaderos genera una elevada turbidez en el río, en ocasiones estos grandes vertidos han impactado fuertemente en la economía productiva de la población que vive próxima.
  • La propagación de enfermedades transmitidas por el agua. El entorno léntico generado al interrumpir el libre flujo del agua pueden contribuir a la generación de sitios propicios a la propagación organismos vectores de enfermedades.

Entre los impactos ambientales podemos destacar[7]:

  • La modificación de los patrones del régimen de caudal del río. Esto repercute en los ciclos de vida y reproducción de los ecosistemas nativos, provocando la desaparición de diversas especies —las endémicas son particularmente vulnerables dada su alta especialización al entorno—, y facilita la introducción de especies exóticas. Las represas y los trasvases son la principal razón de que 33 por ciento de las especies de peces de agua dulce del mundo se hayan extinguido, estén en peligro o sean vulnerables.
  • Modificación de la geomorfología fluvial. Al volverse un cuerpo de agua prácticamente estancada, los contaminantes que llegan a él se precipitan, concentrándose en los sedimentos. A su vez, las represas impiden el flujo de estos sedimentos; la evacuación de estos es un serio problema, el dragado comúnmente no se efectúa con frecuencia necesaria y su expulsión por los aliviaderos generan una elevada turbidez en el río.
  • Reducción de aportes de nutrientes aguas abajo. Al obstruir el flujo del agua, lo mismo pasa con los nutrientes arrastrados por el río, que no podrán ser ocupados por los ecosistemas aguas abajo.
  • Producción de gases de efecto invernadero. Esto ocurre debido a la descomposición de la biomasa de las grandes extensiones de terreno inundadas por el embalse, además de CO2, se produce gas metano, mucho más contaminante. Se calcula que el 80 por ciento de las emisiones anuales de este gas provienen de los embalses, este es un aspecto de gran importancia en el contexto del cambio climático.

Las presas son además proyectos altamente susceptibles a la corrupción. De acuerdo con Naciones Unidas a nivel global la corrupción puede incrementar hasta en 40 por ciento los costos de construcción de este tipo de infraestructura[8]. En México es común conocer que existen sobornos, fraudes y favoritismos, para lo cual se recurre a la manipulación o distorsión de la información, el engaño, la presión institucional o jerárquica y a los “cochupos” o acuerdos ilegales[9]. Un ejemplo reciente fue evidenciado por Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad en un reportaje sobre las anomalías y la impunidad durante la construcción de la presa “Francisco J. Múgica” en Michoacán[10]: la constructora brasileña Odebrecht —cuyo expresidente fue condenado a 19 años en prisión por corrupción— entregó la presa con más de cuatro años de atraso y al doble de su costo original, además de estar incompleta y con deficiencias.

Por su parte y replicando el modelo de la Ciudad de México, cada vez es más común la propuesta de conducir el agua de una cuenca a otra para abastecer centros principalmente urbanos de mayor concentración poblacional; esta forma de solución denominada trasvases se plantea como respuesta práctica a los problemas de disponibilidad, la idea es mover agua desde una cuenca con alta disponibilidad hacia otra con poca o con problemas de sobreexplotación.

Los trasvases están asociados a fallos en la gobernanza del agua, particularmente en relación a la consulta pública y la consideración de sus impactos. En el pasado, muchos trasvases entre cuencas han ocasionado daños desproporcionados en comparación con los beneficios obtenidos. Comúnmente no se valoran otras alternativas, ni los impactos sociales y económicos que genera el trasvase, especialmente sobre la cuenca cedente que por lo general son inaceptables.

Algunos proyectos recientes son: El Zapotillo que llevaría agua de los Altos de Jalisco a León, Guanajuato; el Acueducto Independencia para llevar agua del río Yaquí al río Sonora, y; Monterrey VI, que conduciría el agua del río Pánuco en Veracruz a Nuevo León. Entre los impactos sociales podemos destacar[11]:

  • El fomento de prácticas de aprovechamiento no sostenible. Al abastecer de agua que proviene de otras cuencas, se fomenta el consumo y se desvaloriza la importancia del reúso.
  • Desplazamiento de población. El agua en las zonas receptoras intensifica la actividad económica y genera una dinámica poblacional que supone la pérdida de factores culturales y paisajísticos de las cuencas donantes.
  • Son de alto riesgo económico. Aún sin considerar los costos ambientales, los costos indirectos de transporte, distribución y potabilización, de estos proyectos pueden ser muy elevados.
  • Entre los impactos ambientales podemos destacar[12] y [13]:
  • Interrumpen la conectividad de los sistemas fluviales. Esto interfiere en la reproducción y la migración de los peces, así como en el transporte de sedimentos que impacta principalmente los deltas.
  • Alteran el régimen de flujo natural. Esto afecta a especies amenazadas y a zonas protegidas. Además contribuyen a la salinización y al descenso del nivel freático en zonas costeras y pueden facilitar el tránsito de especies invasoras entre cuencas.
  • Modificación de la calidad del agua. El agua, además de un recurso natural es un medio en el que se desarrolla la vida, agua con propiedades físico-químicas diferentes, también albergará vida bacteriana distinta. Dado que la calidad del agua de la cuenca receptora no es la misma que en la cuenca donante, ambas se verán afectadas

La gestión del agua en la ciudad de México es por antonomasia la gestión de los trasvases. Las cuencas de los ríos Lerma y Balsas exportan agua a la cuenca del Valle de México, en la Ciudad de México, el 38 por ciento del agua utilizada proviene de estas cuencas[14], por otra parte, las aguas residuales generadas en la capital son exportadas hacia la cuenca del río Pánuco mediante un complejo sistema de trasvases, principalmente conformado por una serie de túneles emisores: Emisor Central, el Oriente y el Poniente, además de los túneles Tequixquiac I y II, el Gran canal de desagüe y el Canal de la Compañía.

Así, son cuatro las cuencas que interactúan para mantener el abastecimiento y el saneamiento de la Ciudad de México. Alguna vez el terreno sobre el que descansa la ciudad fue un complejo sistema lacustre, actualmente, la extracción excesiva de los acuíferos ocasiona el hundimiento gradual de la ciudad, de forma que la inclinación natural que tuvo la exportación de agua residual se ha ido perdiendo y se ha hecho necesario incorporar estaciones de bombeo; esta energía requerida para el traslado del agua incrementa los costos de estos megaproyectos.

Consideraciones generales

En principio, habría que evaluar alternativas para la generación de energía, las grandes presas son de vocación energética, y también son las que ocasionan mayor impacto y las más susceptibles a la corrupción. Por otro lado, para lograr metas relacionadas al abastecimiento, la alternativa no debe ser crear más presas, sino resolver los problemas que derivan en su demanda; muchos de estos no ocurrirían si no hubiera un enorme desperdicio en la forma de uso y en la red de abasto. Lo mismo ocurre para los trasvases, debería pensarse primero en reducir la demanda, en el tratamiento de las aguas residuales y en su reúso, en la captación de agua pluvial, el mantenimiento y mejoramiento de la infraestructura existente y de ser necesario, complementar localmente el suministro de agua[15]. Los trasvases deben considerarse siempre como una última —e inevitable— opción.

Finalmente es importante suspender e incluso cancelar la ejecución de proyectos que estén violando los derechos humanos de pobladores locales o que estén desarrollándose sin un adecuado proceso de consulta, este proceso debe ser previo al inicio de las obras y debe estar basado en información clara y fidedigna. Además, debe haber audiencias que den oportunidad a la población de transmitir sus exigencias, impugnar la decisión de desalojo, o de presentar alternativas. A propósito de las alternativas, las evaluaciones de impacto ambiental deberían valorar la ejecución de otras opciones, involucrando por supuesto a las comunidades afectadas[16].

En marzo pasado, en Nueva Zelanda se otorgó por primera vez el estatus de persona jurídica al río Whanganui[17]. El pueblo maorí llevaba más de un siglo pidiendo su reconocimiento como una entidad viva, con la que tienen una conexión espiritual ancestral: “yo soy el río, el río soy yo” reza un dicho maorí. ¿Qué tal una medida similar en México?, aquí también hay pueblos originarios que llevan toda una vida en lucha por sus territorios.

Referencias

[1] Paz-Salinas, M.F. 2012. Deterioro y resistencias. Conflictos socioambientales en México. en Conflictos socioambientales y alternativas de la sociedad civil. Publicaciones ITESO. Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente

[2] Pacheco-Vega, R. 2014. Conflictos intratables por el agua en México: el caso de la disputa por la presa El Zapotillo entre Guanajuato y Jalisco. Argumentos. Núm. 74. UAM-Xochimilco, México. pp. 219-257.

[3] WCD. 2000. Dams and Development: A New framework for Decision-Making. The report of the World Commission on Dams. Earthscan Publications Ltd.

[4] Esta evaluación del rendimiento de las presas se basó en los objetivos fijados por sus proponentes, los criterios que proporcionan la base para la aprobación y financiamiento. El reporte señala que las insuficiencias en el rendimiento pueden ser agravadas por los impactos sociales y ambientales cuyos costos suelen ser desproporcionadamente soportados por los pobres, los pueblos indígenas y otros grupos vulnerables.

[5] FCEA. 2006. El agua en México: lo que todas y todos debemos saber. Fondo para la Educación y Comunicación Ambiental.

[6] Martínez-Velarde, R. 2015. Presas y defensa de los territorios. La construcción de presas como manifestación del despojo extractivista y la defensa de los territorios como estrategia de resistencia de las comunidades. Entre textos. Núm. 18. ISSN: 2007-5316.

[7] Martínez-Velarde, R. 2015. ibid.

[8] PNUD. 2011. citado en UNODOC. 2014. La corrupción y el medio ambiente. Oficina de Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito.

[9] Ortíz-Rendón, G.A. s.f. Algunos apuntes sobre la corrupción en el sector agua. Consultado en Agua.org.mx.

[10] Olmos, R. y MCCI. 2017. La presa que une a Lázaro Cárdenas y Leonel Godoy con Odebrecht. Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad. Investigación, Ciudad de México a 30 de mayo de 2017.

[11] WWF. 2007. Trasvases: del mito a la realidad Trasvases inter-cuencas y escasez de agua. Global Freshwater Programme.

[12] WWF. 2007. Ibid.

[13] Saldivar, A. s.f. El trasvase del río Pánuco a Monterrey: Un proyecto costoso e insustentable.

[14] Monroy, O. 2017. Manejo sustentable de recursos para la Ciudad de México desde una visión de cuenca. Presentación realizada en el marco del Foro de Trabajo: Consensos para la construcción de la nueva ley de aguas y la Contraloría Ciudadana para la Ciudad de México (22 de marzo de 2017).

[15] En la Ciudad de México se pierde por fugas casi el equivalente del agua que se importa de otras cuencas.

[16] TPP. 2012. Pre-audiencia sobre “Presas, Derechos de los Pueblos e Impunidad”. Mesa de devastación de los pueblos, Capítulo Mexicano del Tribunal Permanente de los Pueblos. Dictamen Final.

[17] El País. 2017. Nueva Zelanda reconoce a un río como persona jurídica. Diario El País (16 de marzo de 2017).

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