Hoy miércoles 28 de abril, el Sindicato Central de Regantes del Trasvase Tajo-Segura (SCRATS), la Cátedra Trasvase y Sostenibilidad José Manuel Claver Valderas e iAgua, han celebrado un encuentro digital para presentar el estudio del “Balance de carbono de las zonas regables del Trasvase Tajo-Segura”, en el que se analiza el impacto en distintos escenarios de sustitución de las aguas del trasvase por agua desalada.
Así, Bernardo Martín, catedrático de Universidad en el Área de Ingeniería Agroforestal en la Universidad Politécnica de Cartagena y uno de los autores de este estudio, ha presentado los principales aspectos del mismo: “La agricultura de regadío es parte de la solución para mitigar el cambio climático”, ha comenzado. Así, el principal objetivo es medir la sostenibilidad de los cultivos de la zona regable del Trasvase Tajo-Segura según la fuente de agua. Para ello se han contemplado tres tipos de escenarios: Concesional (según el Plan de cuenca 2015/21), Actual; y de Sustitución del Trasvase Tajo Segura por Agua Marina Desalinizada (AMD). Para hacer el balance de Carbono, Bernardo ha señalado que se trata de la resta entre las emisiones de CO2 (calculadas mediante la metodología de Análisis del Ciclo de Vida) y la remoción de cultivos CO2 (a partir del proyecto LessCO2).
En cuanto a los principales resultados del balance de carbono por cultivos, estos muestran que, en el Escenario Concesional, donde el riego es el responsable del 36% de las emisiones de GEI, todos los cultivos son sumideros de CO2, siendo más eficientes los leñosos que los hortícolas. En cuanto al Escenario Actual, donde el riego es el responsable del 43% de las emisiones de GEI, el balance de carbono disminuye el rol de todos los cultivos como sumidero de CO2. Finalmente, en el último escenario —sustitución de TTS por desalación y donde el riego sería el responsable del 57% de las emisiones de GEI— todos los cultivos hortícolas se convertirían en fuentes de CO2, mientras que los cultivos leñosos, tanto cítricos como no cítricos, se mantendrían como fijadores netos de carbono. Asimismo, atendiendo a la clasificación por grupo de cultivo, conforme se intensifica la energía específica del suministro de agua de riego las emisiones de GEI se incrementan, haciendo menos favorable el balance de carbono de cada grupo. “El estudio demuestra que una de las estrategias para incrementar la sostenibilidad puede ser la mezcla controlada de agua desalinizada con otras fuentes de menor energía específica”, ha señalado.
En cuanto a las estrategias de adaptación para incrementar la sostenibilidad, Bernardo ha enumerado la mezcla controlada de AMD con otras fuentes de agua de menor energía específica, la mejorar la eficiencia en el uso del agua, la adopción de prácticas que aumenten el secuestro de carbono en el suelo e incrementar el uso de energías para la producción de electricidad. Asimismo, Bernardo ha compartido las principales conclusiones del estudio, que se resumen en: el origen de la fuente de agua influye sobre la huella de carbono de los cultivos; en zonas áridas el riego es el principal factor que influye en las emisiones de GEI; y todos los grupos de cultivos del TTS son actualmente sumideros de CO2, siendo nueve veces más eficientes los leñosos que los hortícolas. “Es necesario aplicar estrategias para mejorar la resiliencia de la agricultura de regadío en la zona del Trasvase Tajo Segura”, ha concluido.
Como broche final, Alejandro Maceira, fundador y director de iAgua, ha manteniendo un cara a cara con los autores del informe, que además de Bernardo Martín lo firma Victoriano Martínez, catedrático de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica de la Universidad Politécnica de Cartagena. “El estudio pone de manifiesto que las zonas regables del TTS son sumideros de carbono, y lo son en cualquier escenario”, ha comentado este último, añadiendo que es necesario intentar hacer una agricultura en la que los insumos sean lo más ajustado posible o, lo que es lo mismo, “una agricultura de precisión”.
Por su parte, Bernardo ha matizado que actualmente el 43% del total de las emisiones están relacionadas con el riego: “Si empleáramos un 100% de agua desalada, esta cantidad aumentaría un 14%”. De hecho, Victoriano ha completado esta reflexión señalando que, a mayor energía renovable, “mejor será el rol de sumidero de los regadíos, tanto en situación actual como en situaciones que requieran más uso de la energía”, de manera que, en el caso del agua marina desalinizada, es una fuente complementaria “y viene a jugar el rol de fuente con todas las garantías”.
Finalmente, en cuanto a las líneas de investigación que se están llevando, Bernardo Martín ha anunciado que la propuesta de cara a los próximos años es realizar un análisis en esta línea —la del balance de carbono— para tener una información clara “que mejore aún más la información sobre sumideros en agricultura”. Respecto a la Cátedra Trasvase y Sostenibilidad José Manuel Claver Valderas en este ámbito, Victoriano ha comentado que en la cátedra dedican el 50% del presupuesto a actividades de investigación para aportar a los regantes información sobre las cosas que les preocupan.