La crisis de sargazo que actualmente azota al caribe mexicano podría terminar con la vida de los arrecifes coralinos ya que la presencia masiva de las algas propicia condiciones anaerobias y la baja en el pH de las aguas, lo que atenta contra las estructuras subacuáticas, advirtió el profesor Miguel Ángel López, Investigador del Centro del Agua para América Latina y el Caribe del Tecnológico de Monterrey.
El 7% de los arrecifes coralinos del mundo está concentrado en la región de El Caribe, y desde 1970 hasta la fecha, el 75% de los arrecifes han padecido daños o alteraciones por lo que un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) publicado en 2014, pronosticó la extinción total de los arrecifes coralinos en la región para el año 2024.
La erradicación de los arrecifes coralinos representa una problemática aun mayor, ya que estos ecosistemas fijan el dióxido de carbono y sin ellos, el reto que implica el cambio climático, alcanzaría nuevas dimensiones, reconoció el también catedrático de la Escuela de Ingeniería y Ciencias.
“La gente piensa erróneamente que el océano tiene una capacidad infinita”: indicó Miguel Ángel López.
Agregó que los arrecifes coralinos son ecosistemas muy sensibles que requieren bajas concentraciones de nutrientes en sus aguas para subsistir.
El sargazo no es más que la evidencia de una desmedida descarga de aguas residuales a los océanos y es un problema grave para la salud de la población, la economía y los ecosistemas marinos, apuntó el profesor.
De continuar la proliferación de las algas, la vida marina como la conocemos empezará a padecer la falta del oxígeno disuelto necesario para vivir, indicó el investigador del Centro del Agua quien años atrás presentó una conferencia en Trinidad y Tobago, en la cual reveló que sólo el 10% de las aguas residuales de El Caribe reciben tratamiento, mientras que el resto del caudal termina en el mar, generando las condiciones de nutrientes en el océano para la proliferación de algas como el sargazo.
En esta misma charla, se hizo una proyección al 2020 de los nutrientes arrojados a los mares latinoamericanos vía las descargas de agua residual, alcanzando las 500 mil toneladas de fósforo, 700 mil toneladas de potasio, 700 mil toneladas de calcio y 55 mil toneladas de magnesio.