El efecto o fenómeno Nimby es aquel que se produce cuando una parte de la ciudadanía no quiere cerca de sus casas infraestructuras consideradas molestas, como grandes fábricas, cementerios, discotecas, entre otras. Es lo que tituló El País hace unos años como "Progreso sí, pero a costa del vecino". Dentro de esta categoría podríamos incluir a las depuradoras de aguas residuales, unas infraestructuras que nadie quiere cerca por ruidos o malos olores, pero imprescindibles y que con el paso del tiempo están revalorizando sus funciones e incrementando sus usos.
Recoger, tratar y convertir un residuo
Una vez tiras de la cadena y compruebas que el váter cuela, ya das por resuelto el problema, pero en realidad es solo el inicio de un largo y costoso proceso de varios kilómetros y que implica colectores, estaciones de bombeo y plantas depuradoras. El principal objetivo de las depuradoras y de la red de colectores (tanto red de alcantarillado como colectores en alta) es el de recoger un residuo (las aguas residuales), transportarlo y tratarlo. Aunque muchos no lo vean así, este proceso es mágico, ya que convierte el agua residual en un recurso que se puede aprovechar, aportándolo a ríos, torrentes y aguas litorales para favorecer el caudal ecológico y mejorar el estado de las masas de agua. Por lo tanto, el saneamiento tiene, inicialmente, dos funciones: tratar un residuo y convertirlo en agua con calidad pre-potable.
Las depuradoras tratan un residuo (el agua residual) y lo convierten en un nuevo recurso con muchos usos potenciales
En la siguiente imagen se detallan las diferentes fases del proceso de depuración: pretratamiento o desbaste (1); desarenado y/o desengrasado (2); tratamiento biológico (3); decantación (4); deshidratación de fangos (5); y salida/vertido (6).
La reutilización del agua ya depurada
En los últimos años se está potenciando la aplicación de un tratamiento más avanzado al agua ya depurada y que se conoce como terciario o estación regeneradora de agua. Mucho se ha escrito sobre este tema y la conclusión principal es que la reutilización es una tecnología en un estado muy incipiente y con mucho campo por recorrer. En España, según datos de Aedyr, se reutilizan anualmente 400 hm3, lo que supone entre un 7 y un 13% del total del agua depurada.
El agua regenerada, que surge de aplicar al agua ya depurada un tratamiento más avanzado, goza de una mejor calidad, pudiéndose aplicar para determinados usos como la agricultura, el riego de campos de golf, las aplicaciones para la industria, las mejoras medioambientales, entre otras.
El vigilante del coronavirus
La cuarta función y la más innovadora está relacionada con el control de virus y otros patógenos, En los últimos meses, la aparición de la Covid-19 ha alterado por completo nuestras vidas. Una amenaza imperceptible para el ojo humano que ha paralizado a nuestro planeta durante varios meses y deberemos convivir con este coronavirus hasta que se encuentre una vacuna o un medicamento efectivo para garantizar la salud de toda la población.
Murcia y Valencia han sido pioneras en controlar la presencia del coronavirus en el agua residual que entra en las depuradoras
Además de lo que tiramos, consciente o inconscientemente por el váter, también liberamos muchas otras sustancias que tenemos en nuestro cuerpo y, por descontado, restos de virus. Por esta razón, el control de la presencia del coronavirus en las aguas residuales se erige como una solución importante para analizar la presencia de la Covid-19 en un lugar concreto y poder anticiparse así a que se produzcan importantes rebrotes.
Murcia, el origen
Cuando todavía no se había decretado el estado de alarma en España, la Entidad de Saneamiento y Depuración de Aguas Residuales de Murcia (ESAMUR) llevó a cabo varios análisis PCR en las aguas residuales de las principales depuradoras de la región. Se constató que estas plantas, además de ser capaces de hacer desaparecer la presencia del virus después de los diferentes procesos de depuración, tal y como informó El País, también ofrecen la capacidad para anticiparse.
El control de la Covid-19 en las aguas residuales permitiría anticiparse dos semanas al pico de contagios diarios
La siguiente ciudad donde se llevaron a cabo controles de la Covid-19 en las aguas residuales fue Valencia. Mediante analiticas hechas entre el 24 de febrero hasta el 15 de marzo, se evidenció que la punta de concentraciones del coronavirus en el agua residual se detectaba dos semanas antes del pico de contagios diarios. De este modo, se observa que el control de las aguas residuales puede ser muy eficaz para predecir posibles brotes y avanzar actuaciones, con el fin de evitar lo que más tememos todos: la pérdida de vidas y el confinamiento domiciliario total.
Coordinación por el bien común
En las últimas semanas hemos podido comprobar el elevado número de estudios y de iniciativas para detectar la presencia de la Covid-19 en las aguas residuales. Sin lugar a dudas es una excelente noticia, ya que por un lado nos demuestra el músculo que existe alrededor de la innovación en la gestión del agua y, por el otro, nos permite avanzar en medidas y en actuaciones. La coordinación entre centros de investigación debe ser una de las primeras prioridades por el bien común, con el objetivo de compartir información y mejorar en la metodología y en las medidas de control y análisis. Como en muchos otros aspectos de la vida, compartir el conocimiento contribuye a los avances, tanto individuales como colectivos.
Las depuradoras, que han sido instalaciones que muchos querían lejos, pueden tener la capacidad de salvar vidas.
Es solo el principio…
El control de la presencia de la Covid19 en las aguas residuales es sólo la punta de lanza sobre el poder de las depuradoras a la hora de identificar patógenos y virus. El episodio del coronavirus se superará, pero también es cierto que en el futuro pueden producirse casos similares. Las depuradoras, que han sido instalaciones que muchos querían lejos, pueden tener la capacidad de salvar vidas. Démosles a estas instalaciones el lugar que se merecen.