El agua es fundamental para el desarrollo sostenible e inclusivo de Argentina. Es vital para el desarrollo de su población, al tiempo que desempeña un papel clave en sectores económicos estratégicos: es fundamental para la agricultura que es la fuente principal de divisas, el 26% de la energía proviene de fuentes hidroeléctricas, más del 50% de la demanda industrial proviene de sectores con alta dependencia al agua (alimentos, bebidas, productos químicos), el 84% de las exportaciones salen por el agua, es decir, por la hidrovía Paraná-Paraguay.
De acuerdo al informe "Valorando el Agua", del Banco Mundial, una mayor seguridad hídrica reduciría el costo económico que hoy le cuesta al país alrededor del 2,2% del PIB, o USD 11,8 mil millones. Más de la mitad de este monto total anual refleja las pérdidas en la calidad de vida, incluidos los efectos en la salud y la educación, de las personas que carecen de acceso a agua potable y saneamiento.
Es necesario repensar la relación de Argentina con el agua y aprovechar el valor económico, social, y ambiental agregado
Las inversiones requeridas en seguridad hídrica (infraestructura de riego, cobertura de agua potable y saneamiento) podrían aumentar hasta en un 2,7% el PIB del país para el 2030. En términos absolutos, esto significaría 15 mil millones de dólares adicionales por año en valor agregado.
Pero las inversiones solas no bastan. Estas deben acompañarse de una serie de mejoras en el sistema de gobernanza y gestión del agua para que sean eficaces y sostenibles como:
- Fortalecer la gestión de los recursos hídricos (mejoras en marcos regulatorios nacionales y provinciales, reforzar rol de organizaciones de cuencas, sobre todo en ámbitos de planificación, mejoras de capacidades técnicas y ampliar base información disponible y transparencia especialmente en relación con la disponibilidad y la calidad de agua superficial y subsuelo)
- Reducir los riesgos hidrológicos y aumentar la resiliencia a sequías e inundaciones (sistemas de alerta temprana, infraestructura verde, uso adecuado del suelo, mejorar la planificación urbana) y asegurar cumplimiento de normativas, mejora de la seguridad de presas, y ampliación de la capacidad de almacenamiento con particular énfasis en los emprendimientos multipropósito)
- Provisión inclusiva y sostenible del agua y saneamiento (priorizar la expansión de los servicios a los más vulnerables, reforma del marco regulatorio (nueva ley del agua potable y saneamiento), mejora de la eficiencia en la provisión de servicios, expansión del sistema de información y promoción de medidas de economía circular).
- Expansión de servicios de riego de forma sostenible para mitigar impactos de cambio climático (mejoras en la gestión eficiente y compatible con otros usos e integración en procesos de planificación de cuenca, recuperación de costes, nuevas formas de financiamiento con sector privado)