Esta obra, vital y esencial para la zona, apenas ha parado un mes, obligada por la crisis sanitaria de la COVID-19. En ese tiempo, Aqualia, la empresa que participa en el consorcio que ejecuta las obras, ha implementado un protocolo biosanitario puntero a nivel mundial para poder seguir avanzando en los trabajos.
Un proyecto necesario para Bogotá
La concentración de población en el área metropolitana en torno al río Bogotá lo convertía en un río muerto en determinados tramos. Sufría una importante polución por la recepción de las aguas de sus afluentes Salitre, Fucha y Tunjuelo. Para mitigar este problema, la CAR (Corporación Autónoma Regional) de Cundinamarca, Departamento en el que se encuentra Bogotá, presentó un concurso público internacional para la ampliación de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales, PTAR Salitre, que fueron adjudicadas a un consorcio integrado por la empresa española Aqualia.
PTAR Salitre depurará un caudal de más de 610.000 metros cúbicos al día, el volumen equivalente a cuatro estadios de fútbol llenos de agua
La obra forma parte del megaproyecto de “Adecuación Hidráulica y Recuperación Ambiental del Río Bogotá” que, desde 2012, lleva a cabo la CAR de Cundinamarca, y cuyo objetivo es mejorar la calidad del agua del río, reducir los olores generados en las áreas norte y central de la capital colombiana y contribuir a la descontaminación del río Bogotá.
Los trabajos, ejecutados en más de un 85% permitirán, una vez terminados, el tratamiento de 7,1 metros cúbicos por segundo de aguas residuales de la ciudad. La infraestructura depurará un caudal total de más de 610.000 metros cúbicos al día, el volumen equivalente a cuatro estadios de fútbol llenos de agua. El proyecto dará cobertura a tres millones de personas, además de mejorar el sistema de saneamiento de la ciudad de Bogotá y su entorno.
Mucho más que una planta de tratamiento
El proyecto ha tenido un impacto positivo en numerosas áreas, especialmente en las relacionadas con el medioambiente y la economía, incidiendo en un aumento de empleos regulares creados en la construcción y explotación de la infraestructura.
La obra está enmarcada en un Plan de Saneamiento Ambiental y recuperación del río Bogotá, con una clara vocación ambiental, razón por la cual la planta deberá cumplir con las características de calidad de agua establecidos en la Licencia Ambiental y llevará a cabo una serie de controles y medidas que permitan la ejecución de un megaproyecto respetuoso con el medioambiente.
Desde un principio se han tomado las mediciones en los puntos más sensibles del límite de propiedad de la planta, tanto para el aspecto ruido como para el aspecto olores, realizando un monitoreo periódico de los mismos.
También, desde el punto de vista ambiental, se han tomado las medidas necesarias para la prevención, control y mitigación de los impactos generados sobre la fauna silvestre durante la ejecución de las obras.
Por otro lado, del proyecto se ha derivado un impacto socioeconómico muy importante para la zona y de creación de empleo. Implica la inversión de 390 millones de dólares financiados con un préstamo del Banco Mundial (BM) y supone una fuerte inyección de empleo, con unos 2.000 puestos de trabajo directos creados.
El proyecto dará cobertura a tres millones de personas, además de mejorar el sistema de saneamiento de la ciudad de Bogotá y su entorno
Protocolo sanitario pionero en el mundo
La rutina de los trabajadores cambia radicalmente con el inicio de la crisis sanitaria mundial provocada por la COVID-19. Después de un mes de parón obligado, el Tribunal Administrativo de Cundinamarca determina que un 15% de los 2.000 trabajadores de la PTAR Salitre se reintegren a su trabajo, por tratarse de un proyecto prioritario para la capital colombiana.
El Tribunal determina que el proyecto es prioritario para la población de la capital colombiana e indispensable para "el mantenimiento y adecuación hidráulica del río", razón por la cual los encargados del mismo tomaron las medidas necesarias para cumplir con el protocolo establecido por el Gobierno para reiniciar actividades. Los trabajadores pudieron volver a la obra cuatro días antes de que entrara en vigor el decreto con el que Gobierno puso entre las excepciones de la cuarentena a aquellas obras de construcción que cumpliera un protocolo estricto de bioseguridad.
A partir de ahí, Aqualia y el resto de socios del consorcio toman las medidas necesarias para cumplir con el protocolo sanitario y reiniciar las actividades.
Seguridad y salud, los trabajadores en primer plano
Según el director de Área América de Aqualia, José Miguel Janices, para la compañía española y para el consorcio "resultó fundamental garantizar la salud tanto de nuestros trabajadores como la de la comunidad, motivo por el que implantamos un Protocolo Biosanitario puntero a nivel mundial".
En primer lugar, se hizo la prueba de la COVID-19 a los 330 trabajadores empleados que pudieron reincorporarse a la obra. A partir de ahí, se les trasladó a un hotel donde todos conviven y acuden a diario a trabajar, en el transporte proporcionado por el Consorcio y siguiendo las más estrictas medidas sanitarias.
Además, se formó a los trabajadores en la cultura del distanciamiento físico y la no interrelación social para evitar cualquier posible cadena de transmisión. Cabinas de desinfección, mascarillas, guantes de látex, termómetros y distanciamiento social forman parte del día a día de los operarios desde el 23 de abril, fecha en la que conviven en un hotel alejados, por seguridad, de sus familias.
El equipo de trabajo cumple con un minucioso protocolo desde que se levanta. Salen de sus habitaciones y van en grupos de diez a desayunar al restaurante del hotel. Allí se les toma la temperatura, se les sirve el desayuno y cada uno se sienta por separado en una mesa para mantener el distanciamiento físico.
A continuación, se trasladan en autobús, donde tampoco pueden sentarse juntos, a la obra de la PTAR, situada a unos siete kilómetros. Un cambio drástico para los trabajadores que se han adaptado a la nueva situación y a seguir desempeñando sus tareas manteniendo las estrictas medidas de seguridad.
Aqualia y el resto de socios del consorcio toman las medidas necesarias para cumplir con el protocolo sanitario y reiniciar las actividades
Un gran esfuerzo para devolver el río a Bogotá
La ampliación de la planta de tratamiento Salitre es uno de los proyectos en marcha más importantes del país, una infraestructura de saneamiento básica que permitirá, además, la recuperación del río Bogotá para la ciudad. A su finalización, en marzo de 2021 permitirá el saneamiento del 30% de las aguas del río.
"El objetivo que tanto Aqualia como el resto de miembros del Consorcio perseguimos reanudando los trabajos en la PTAR Salitre es siempre el de cumplir con el compromiso del megaproyecto de descontaminación y recuperación del río Bogotá, que es una necesidad de primera magnitud para la comunidad y beneficiará tanto a la salud de los ciudadanos como al medioambiente", afirma Janices.
Es por eso que hoy, en medio de la crisis sanitaria, administrativos y trabajadores de la PTAR Salitre hacen un esfuerzo para cumplir los protocolos necesarios con el fin de mantener el aislamiento y entregar a tiempo la planta, clave para que los ciudadanos de Bogotá disfruten de un futuro ambiental sostenible.