El Gobierno autonómico, SEIASA y la comunidad de regantes vienen colaborando en la mejora del regadío del Canal del Páramo, en León. En esta zona, que cuenta con 1.350 regantes, se han invertido ya 67,9 millones de euros que han permitido la modernización de 11.900 hectáreas de los sectores III, V, VII y IX.
La Consejería de Agricultura y Ganadería firmó el pasado 13 de noviembre un Convenio Específico de colaboración con SEIASA (Sociedad Estatal de Infraestructuras Agrarias) y la Comunidad de Regantes del Canal del Páramo para la realización de las obras de modernización y consolidación de los regadíos del sector VIII del Canal del Páramo. Un acuerdo en el marco del Programa de Desarrollo Rural de Castilla y León, una de cuyas medidas más relevantes es precisamente la modernización de regadíos. Fruto del convenio, ambas administraciones y los regantes invertirán 17.986.486 euros para modernizar este sector.
Las obras, autorizadas por el Consejo de Gobierno permitirán la modernización de 2.200 hectáreas de regadío
Las obras, autorizadas por el Consejo de Gobierno permitirán la modernización de 2.200 hectáreas de regadío, situadas en los municipios leoneses de Urdiales del Páramo, Bustillo del Páramo y Villazala. Los cultivos más relevantes de la zona son los cereales, el maíz, la remolacha y las judías grano.
Las obras que va a ejecutar la Consejería de Agricultura y Ganadería, con una duración estimada de 24 meses, consistirán en la construcción de una red de tuberías que unirá la balsa con el colector de aspiración de la estación de bombeo. La Junta también se encargará de la construcción de la propia estación de bombeo, ubicada en un edificio de 1.100 metros cuadrados, para un caudal de 3.250 litros por segundo. Además se desarrollará la instalación eléctrica necesaria para el correcto funcionamiento de toda la infraestructura hidráulica.
La modernización de regadíos supone un importante beneficio para las explotaciones que se encuentran situadas en esas zonas y permite que sean más competitivas, al reducirse sus costes y facilitar el incremento de la producción, garantizando así su viabilidad futura. En concreto, la modernización permite un ahorro energético de más de un 50 %, la reducción del consumo de agua de entre un 30 y un 40 %, y una mejor utilización de fertilizantes y fitosanitarios.
Estas infraestructuras facilitan también la diversificación de las alternativas de cultivo, lo que permite aumentar las posibilidades de la explotación agraria, y una mejora de las condiciones de trabajo de los regantes lo que, además de optimizar los recursos existentes, facilita el relevo generacional al resultar un entorno de trabajo más atractivo para los jóvenes.