El lago artificial de As Pontes vuelve a estar de actualidad promocionada en estos días. Y el responsable es en buena medida el desembarco de Francisco Aréchaga como director general corporativo del proyecto de la minera canadiense Edgewater en Corcoesto, el mismo que a la sazón ocupó el cargo de ex-director territorial para el noroeste de la multinacional eléctrica Endesa, empresa tan grande como denunciada por los proyectos de destrucción de una de las últimas zonas vírgenes del planeta: la Patagonia Chilena.
Endesa explotó a gran escala los lignitos de la mina a cielo abierto de As Pontes desde 1976 hasta el 2007 con el objetivo e proporcionar combustible barato a la central térmica -todavía en funcionamiento- considerada como una de las más contaminantes de Europa. Las consecuencias fueron dramáticas a nivel medioambienttal, con la creación de una escombrera exterior de más de 1.200 hectáreas y unos 720 millones de m³ de volumen.
Actualmente, según declara la propia compañia, el relleno con agua del boquete a cielo abierto de As Pontes y la restauración llevada a cabo en la escombrera es una solución "económica, social y medioambiental" exitosa para la comarca, pero la realidad, aquella que no cuentan los gabinetes de comunicación de las grandes empresas, parece ir en una dirección bien distinta.
En el lago artificial de As Pontes se registran parámetros normales en cuanto a la calidad del agua de uso humano, pero carecen de nutrientes y oxígeno disuelto.
Numerosos grupos ecologistas gallegos y otras entidades conservacionistas señalan que aunque en la zona autorizada para el baño en el lago artificial de As Pontes se registran parámetros normales en cuanto a la calidad del agua de uso humano, éstas carecen prácticamente de nutrientes y oxígeno disuelto, imprescindibles para el mantenimiento de la vida animal y vegetal. No obstante, el mayor problema a nivel ecológico viene de las aguas de drenaje de las escombreras, que confluyen en un perímetro de 18 km. hacia las 865 hectáreas del lago, presentando altísimos niveles de acidez y llegando a multiplicar por 10.000 los niveles de metales pesados de la propia balsa en algunos puntos. En definitiva, el panorama dista mucho del idílico lago vendido por Endesa y la Xunta de Galicia, pues se trata de una balsa minera muerta que poco a poco se va llenando de metales pesados y acidificándose de manera progresiva.
Seria advertencia desde el Instituto Universitario de Geología de la Universidad de A Coruña
Las preocupaciones sobre el lago, en cualquier caso, han traspasado ampliamente el ámbito ecologista porque el propio Director del Instituto Universitario de Geología de la Universidad de A Coruña, Xoán Ramón Vidal Romaní, advierte de los riesgos que entraña este macroproyecto que podría desembocar en un tsunami de carácter lacustre.
El actual lago artificial de As Pontes se sitúa sobre una falla activa sobre la que se han registrado muchos epicentros de terremotos. Hace 20 millones de años existía en la zona un lago natural que fue el origen del depósito de lignito, pero en la actualidad la retirada de este tipo de carbón de bajo rendimiento para su utlilización como combustible en la central térmica de Endesa y de las arcillas que actuaban como freno para el movimiento de falla podrían afectar a cualquier fisura que pudiese producirse en su plano, facilitando el movimiento de la misma.
Las preocupaciones sobre el lago, en cualquier caso, han traspasado ampliamente el ámbito ecologista.
Por eso, la inmensa cantidad de agua inyectada al sistema, su papel como lubricante y otros factores como la presión originada y la falta de resistencia geológica, podrían producir un tsunami a escala local en el caso de producirse un seísmo con la suficiente fuerza. Ante esto, Vidal Romaní se pregunta "si vale la pena que la ciudadanía corra un riesgo que puede llegar en cualquier momento", dejando "una bomba de tiempo de la que no sabemos cuando va a estallar ni sus consecuencias".
El lago de Endesa, la antesala de Corcoesto
El desembarco del nuevo director general corporativo de Edgewater ha marcado el inicio de una campaña de marketing para intentar vender las bondades de la Gran Minería. Algo también cuestionable porque la Xunta, en curiosa coincidencia temporal con estos hechos, ha unido esfuerzos a la campaña de promoción del mayor lago artificial de España desarrollada en septiembre por el que también fuera la máxima autoridad del complejo minero de As Pontes...¿adivinan el nombre?