En la pasada edición de Nuevo Regadío Forum, Victoriano Martínez, director de la Cátedra Trasvase y Sostenibilidad - José Manuel Claver Valderas, de la Universidad Politécnica de Cartagena y el SCRATS, analizó el balance de carbono en las áreas de regadío del Trasvase Tajo-Segura (TTS), evaluando diversos escenarios de incorporación de agua desalada. Durante su intervención, Martínez destacó la importancia de comprender el papel de la agricultura en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y su capacidad para capturar CO₂. La agricultura, que en España aporta un 11,9% de los GEI, tiene una función dual: emite gases a través de sus actividades, pero también captura carbono mediante la biomasa y el secuestro en el suelo. Martínez se centró en el estudio comparativo del uso de diferentes fuentes de agua en la irrigación y su impacto en la huella de carbono. Comentó: «La agricultura de regadío genera emisiones de CO₂, pero al promover más secuestro de CO₂, el balance de emisiones es negativo, es decir, tiene una huella de carbono negativa, con una función de sumidero». Los datos indican que la región conocida como 'la huerta de Europa' es una de las más productivas de España, exportando más del 70% de su producción hortofrutícola y generando más de 3,000 millones de euros para el PIB nacional.
Martínez presentó tres escenarios en su análisis: uso exclusivo de agua del trasvase (WS0), sustitución parcial por agua desalinizada (WS1) y sustitución total (WS2). El estudio evaluó el impacto ambiental de nueve cultivos seleccionados, considerando fertilizantes, pesticidas, maquinaria y labores de campo. Los resultados indican que la sustitución por agua desalinizada podría aumentar significativamente las emisiones de GEI asociadas al riego y reducir la capacidad de los cultivos para actuar como sumideros de CO₂, especialmente en escenarios donde se reemplaza totalmente el agua del trasvase por agua desalinizada.
Martínez señaló: «En un escenario de sustitución total de agua del Trasvase Tajo-Segura por agua desalada, los regadíos siguen siendo un sumidero de CO₂, aunque disminuye ese rol debido al alto consumo energético asociado a la producción de agua desalada». Además, comentó que todos los grupos de cultivos del TTS son actualmente sumideros de CO₂, siendo los leñosos nueve veces más eficientes que los hortícolas, los cuales dejan de ser sumidero en el escenario de sustitución total por agua desalinizada.
En cuanto a estrategias para mejorar la sostenibilidad, Martínez propuso una mezcla controlada de agua desalinizada con otras fuentes, aumentar la eficiencia en el uso del agua, prácticas que fomenten el secuestro de carbono en el suelo, y un mayor uso de energías renovables. Afirmó: «Hay estrategias que pueden favorecer que los regadíos sean más sumidero de carbono y más sostenibles, como mezclar agua marina desalada con otras fuentes de agua y mejorar la eficiencia del uso del agua». En conclusión, Victoriano Martínez enfatizó que «el origen de la fuente de agua influye sobre la huella de carbono de los cultivos» y que «es necesario aplicar estrategias para mejorar la sostenibilidad de la agricultura de regadío en la zona del TTS».
