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Richard Connor (UNESCO): "La palabra "agua" no figura en el Acuerdo de París"

Sobre la Entidad

UNESCO
La UNESCO obra por crear condiciones propicias para un diálogo entre las civilizaciones, las culturas y los pueblos fundado en el respeto de los valores comunes. Es por medio de este diálogo como el mundo podrá forjar concepciones de un desarrollo...

Con motivo del Día Mundial del Agua, hemos entrevistado a Richard Connor, Redactor Jefe del Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos (WWDR) que publica cada año la UNESCO en nombre de ONU-Agua.

Pregunta - En primer lugar, nos gustaría conocer brevemente su trayectoria profesional y las funciones que desempeña en ONU-Agua.

Respuesta - Soy científico en el área de medio ambiente. Me especialicé en ciclos biogeoquímicos de nutrientes en ecosistemas costeros, con un Máster en Biogeoquímica de la Universidad de McGill (Canadá).

En los últimos 25 años de mi carrera, he trabajado en una amplia variedad de proyectos internacionales como experto en gestión de recursos hídricos, adaptación al cambio climático, gestión del riesgo de inundaciones y el binomio agua-energía, para la Comisión para la Cooperación Ambiental de América del Norte, el Consejo Mundial del Agua, el Programa de Cooperación sobre Agua y Clima (Países Bajos), El Foro del Agua para Asia-Pacífico, la OCDE, y varios gobiernos provinciales/estatales y nacionales.

El cambio climático es sin duda una cuestión primordial para todos

Comencé trabajando como consultor a tiempo parcial para el Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos (WWAP) en 2007, y desde 2014 he sido Redactor Jefe del Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos (WWDR) que publica cada año la UNESCO en nombre de ONU-Agua.

P. - ¿Con qué organizaciones y partes interesadas ha trabajado la ONU para elaborar este informe?

R. - La última edición del informe se ha elaborado gracias al esfuerzo colectivo de las organizaciones que han liderado los capítulos: FAO, SIWI, PNUD, UNESCO-IHP, UNESCO WWAP, UN-Habitat, UNU-INWEH, OMS, OMM y el Banco Mundial; han proporcionado perspectivas regionales GWP, ODI, UNECA, UNECE, UNECLAC, UNESCAP, la oficina de UNESCO en Nairobi y UNESCWA. El informe también ha contado en gran medida con las aportaciones de otros miembros y socios de ONU-Agua, así como numerosos científicos, profesionales y ONG que han contribuido diversos materiales.

P. - ¿Por qué eligió ONU-Agua "Agua y cambio climático" como tema de este año?

R. - Cada año los miembros y socios de ONU-Agua eligen un tema para el Día mundial del Agua, que es también el tema del informe. Esto se hace a través de un proceso de consulta que tiene en cuenta la experiencia y conocimiento de los miembros y socios de ONU-Agua sobre los retos globales actuales y futuros relacionados con el agua.

La adaptación y la mitigación son estrategias que se complementan a la hora de gestionar y reducir los riesgos del cambio climático mediante el agua​​

Yo no participé en esas deliberaciones, pero el cambio climático es sin duda una cuestión primordial para todos. Es más, el agua es el medio a través del cual el cambio climático más afecta a la sociedad y al medio ambiente. Por lo que es una elección lógica. Además, el momento es el oportuno, ya que el sexto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) saldrá más adelante este mismo año.

P. - ¿Cuáles son las principales conclusiones del Informe Mundial sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos de 2020?

R. - La adaptación y la mitigación son estrategias que se complementan a la hora de gestionar y reducir los riesgos del cambio climático mediante el agua. Aunque es esencial adaptar la gestión del agua al cambio climático (desde contrarrestar los efectos de las inundaciones a medidas contra el aumento del estrés hídrico en los sectores agrícola e industrial), la gestión del agua también tiene un papel muy importante en la mitigación del cambio climático. Las medidas para aumentar la eficiencia hídrica tienen un efecto directo sobre el ahorro de energía, que supondría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Prácticas específicas de gestión del agua, como la agricultura de conservación, la protección de los humedales y otras soluciones basadas en la naturaleza pueden ayudar al secuestro de carbono en biomasa y suelos. El tratamiento avanzado de las aguas residuales puede ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a la vez que se produce biogas como fuente de energía renovable (al final del documento vuelvo a esta cuestión).

Adoptar medidas de adaptación y mitigación mediante el agua es una propuesta con múltiples ventajas. En primer lugar, supone un beneficio para la gestión de los recursos hídricos y los derechos humanos a agua potable y saneamiento. En segundo lugar, aborda directamente tanto las causas como los impactos del cambio climático, inclusive los fenómenos meteorológicos extremos. Y en tercer lugar, contribuye tanto directa como indirectamente a conseguir varios de los ODS, relacionados con el hambre, la pobreza, la salud, la industria, etc., eso sin mencionar el ODS número 6 sobre agua.

P. - ¿Qué supone el Acuerdo de París sobre el Clima para las políticas de aguas?

R. - En las contribuciones determinadas a nivel nacional (Nationally Determined Contributions, NDC) que presentan los países como parte del Acuerdo de París, en muchos casos se reconoce el agua en declaraciones políticas o estrategias generales, normalmente en cuanto a adaptación. Pero pocas NDC incluyen la intención de preparar un plan de recursos hídricos específico. Y aunque la mayoría de países menciona el agua en la "cartera de acciones" de sus NDC, han sido menos los que han calculado los costes relacionados con dichas acciones, y aún menos los que han incluido propuestas de proyectos relacionados con el agua en detalle. En las NDC prácticamente no existen sinergias claras entre las oportunidades de adaptación y mitigación mediante el agua.

Adoptar medidas de adaptación y mitigación mediante el agua es una propuesta con múltiples ventajas

Se necesita urgentemente más comunicación y cooperación entre las personas que trabajan en agua y las que trabajan en clima. Esta falta de cohesión también se ve claramente a nivel de políticas, de forma más evidente en el hecho de que la palabra "agua" no figura en el Acuerdo de París. Por una parte, es indispensable que los que trabajan en cambio climático, y en particular los responsables de negociaciones sobre el clima, presten más atención al papel del agua y reconozcan la importancia que tiene a la hora de abordar la crisis del cambio climático. Por otra parte, es igual de importante, sino más aún, que los que trabajan en agua centren sus esfuerzos en promover la importancia del agua en cuanto a adaptación y a mitigación, desarrollen propuestas concretas para proyectos relacionados con el agua para su inclusión en las NDC, y refuercen la capacidad de planificar, implantar y hacer un seguimiento de actividades relacionadas con el agua en las NDC (antes de la revisión de NDC de 2020 y para más adelante).

En la actualidad la gestión de los recursos hídricos y los servicios de abastecimiento y saneamiento no reciben suficiente financiación y precisan más atención por parte de los gobiernos. Aunque los fondos para el cambio climático son significativos, la mayor parte de ellos se han destinado a mitigación, por lo que no ha habido financiación para proyectos relacionados con el agua, ya que en general estos proyectos se han considerado desde una perspectiva de adaptación. Sin embargo, cada vez hay más oportunidades para integrar de forma genuina y sistemática la planificación de la adaptación y (especialmente) la mitigación en las inversiones en materia de aguas, con lo que dichas inversiones y las actividades asociadas serían más interesantes para los responsables de la financiación relacionada con el clima. Es más, varias iniciativas para el cambio climático relacionadas con el agua también proporcionan otros beneficios como creación de empleo, mejora de la salud pública, reducción de la pobreza, fomento de la igualdad de género y mejora de los medios de subsistencia, entre otros, con lo que se refuerza su atractivo para los responsables de la financiación.

Pocas NDC incluyen la intención de preparar un plan de recursos hídricos específico.

P. - Continuar con la situación actual no es ya una opción si queremos crear un futuro sostenible. ¿Qué medidas recomienda que pongan en práctica las empresas para ahorrar agua?

R. - Los efectos del cambio climático relacionados con el agua generan riesgos para las empresas y para la generación de electricidad. El estrés hídrico puede detener la producción de fábricas y la generación de energía. Los efectos también pueden extenderse a aspectos operativos, afectando al suministro de materias primas, interrumpiendo cadenas de suministro y causando daños a instalaciones y equipos.

Para las empresas, el estrés hídrico es uno de los principales factores que impulsan la eficiencia en el uso del agua y su reutilización. Además de la tecnología, se pueden revisar las operaciones diarias, como el uso de agua para lavado, y mejorar la detección y seguimiento de fugas. A mayor escala, una empresa puede evaluar su huella hídrica e incluir la de sus proveedores, algo que puede tener un gran alcance si se trata de usuarios de grandes cantidades de agua.

P. - ¿Cuál será el impacto del cambio climático en la seguridad hídrica?

R. - El uso de agua a nivel global ha aumentado por un factor de seis en los últimos 100 años y sigue creciendo paulatinamente un 1 % al año como resultado del aumento de población, el desarrollo económico y los cambios en el consumo. En conjunción con un suministro más errático e incierto, el cambio climático agravará la situación en las zonas del mundo con estrés hídrico, y generará estrés hídrico en zonas en las que hoy en día los recursos hídricos aún son abundantes. La escasez de agua física suele ser un fenómeno estacional, no algo crónico, y el cambio climático puede dar lugar a cambios en la disponibilidad estacional de agua a lo largo del año en distintas zonas.

La palabra "agua" no figura en el Acuerdo de París

El cambio climático se manifiesta, entre otras cosas, en una mayor frecuencia y magnitud de fenómenos extremos como olas de calor, precipitaciones sin precedentes, tormentas eléctricas y mareas de tempestad.

La calidad del agua puede verse afectada de forma negativa como resultado de las altas temperaturas del agua y el menor oxígeno disuelto, por lo tanto se reduciría la capacidad de los procesos naturales de autodepuración de las masas de agua dulce. Existen también riesgos de contaminación del agua, también por microorganismos patógenos, como resultado de las inundaciones o de concentraciones más altas de contaminantes durante periodos de sequía.

Muchos ecosistemas, en particular los bosques y los humedales, están también en riesgo. La degradación de los ecosistemas conduciría a la pérdida de biodiversidad, a la vez que afectaría a los servicios ecosistémicos relacionados con el agua, como la depuración del agua, la captura y almacenamiento de carbono, y la protección natural frente a inundaciones, así como el suministro de agua para la agricultura, pesquerías y usos recreativos.

La mayor parte de los impactos del cambio climático se manifestarán en zonas tropicales donde se encuentra la mayoría de los países en desarrollo. El medio ambiente y las características socioeconómicas de los pequeños estados insulares en desarrollo los hace particularmente vulnerables a los desastres y al cambio climático, y muchos padecerán cada vez más estrés hídrico. Se prevé una importante expansión de las zonas áridas en todo el mundo. Se prevé asimismo que el mayor deshielo de los glaciares tenga un efecto negativo en los recursos hídricos de zonas montañosas y llanuras cercanas.

La gestión de los recursos hídricos y los servicios de abastecimiento y saneamiento no reciben suficiente financiación y precisan más atención por parte de los gobiernos

A pesar de que la evidencia indica que los cambios en el clima tendrán un efecto sobre la disponibilidad y la distribución de los recursos hídricos, existe incertidumbre sobre todo a escala local y de cuenca hidrográfica. Aunque no hay grandes desacuerdos sobre las proyecciones de aumento de temperatura, que se han simulado mediante diferentes Modelos de Circulación General (MCG) bajo condiciones específicas de los escenarios, existe más variabilidad y ambigüedad en las proyecciones de precipitaciones. A menudo, las tendencias de los extremos (precipitaciones más intensas, calor, sequías prolongadas) muestran una dirección más clara que las tendencias de los datos totales de precipitación anual y los patrones estacionales.

P. - ¿Cómo cree que el impacto en la seguridad hídrica puede repercutir en otras cuestiones, como la alimentación, la salud y la energía?

R. - Creo que los posibles impactos se conocen relativamente bien. Diría que es necesario entender las medidas que pueden tomarse en sectores que dependen del agua, como la agricultura y la energía, para mejorar la eficiencia del uso del agua (adaptación) y contribuir a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (mitigación), a la vez que se mejora el rendimiento general de dichos sectores.

Alimentación y agricultura

Los retos específicos de la gestión del agua en la agricultura son dos. El primero es la necesidad de adaptar las formas de producción existentes para hacer frente a una mayor incidencia de escasez de agua y exceso de agua (protección frente a inundaciones y drenaje). El segundo es "descarbonizar" la agricultura mediante medidas de mitigación del clima que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar la disponibilidad de agua. Las posibilidades de adaptación en el caso de la agricultura de secano están determinadas sobre todo por la capacidad de las variedades de cultivos de soportar los cambios de temperatura y el déficit de agua en el suelo. El regadío permite reprogramar e intensificar los calendarios de producción agrícola, con lo que proporciona un mecanismo clave de adaptación para cultivos que antes dependían exclusivamente de las precipitaciones.

El cambio climático probablemente frenará o comprometerá los avances en el acceso a agua y saneamiento gestionados de forma segura

La agricultura ofrece dos vías para mitigar las emisiones: el secuestro de carbono mediante la acumulación de materia orgánica en plantas y subsuelo, y la reducción de emisiones mediante la gestión del agua y del territorio, incluida la adopción de energías renovables como el bombeo con energía solar.

La agricultura adaptada al clima es un conjunto de planteamientos bien fundamentados para la gestión del agua y el territorio, la conservación del suelo y prácticas agronómicas que permiten el secuestro de carbono y reducen las emisiones de gases de efecto invernadero. Las prácticas agrícolas adaptadas al clima ayudan a retener la estructura del suelo, la materia orgánica y la humedad en condiciones de sequía, y también incluyen técnicas agronómicas (como riego y drenaje) para ajustar o extender los calendarios de producción agrícola y adaptarlos a los cambios estacionales e interanuales.

Salud humana

Los impactos previstos del cambio climático sobre la salud humana relacionados con el agua abarcan las enfermedades transmitidas por el agua, los alimentos y vectores, lesiones y muerte como consecuencia de fenómenos meteorológicos extremos como inundaciones en la costa y tierra adentro, y la malnutrición como consecuencia de la escasez de alimentos debido a sequías e inundaciones. También pueden ser importantes los impactos de enfermedades, lesiones, pérdidas económicas y desplazamientos sobre la salud mental de las personas, aunque son difíciles de cuantificar.

Al final del periodo de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (2000-2015), el 91% de la población mundial utilizaba un fuente de agua potable mejorada y el 68% utilizaba servicios de saneamiento mejorado. Queda aún mucho por hacer para alcanzar los niveles de servicios de abastecimiento y saneamiento gestionados de forma segura, nuevos y más altos, que se definen en los ODS para los 2.200 y 4.500 millones de personas respectivamente que aún no los tienen.

El cambio climático probablemente frenará o comprometerá los avances en el acceso a agua y saneamiento gestionados de forma segura, y conducirá a un uso ineficaz de los recursos a menos que el diseño y gestión de los sistemas se adapte al clima. En consecuencia, también se verán frenados o comprometidos los avances para eliminar y controlar las enfermedades relacionadas con el agua y el saneamiento.

Existen oportunidades para mitigar las emisiones y reducir el consumo de agua al mismo tiempo

Energía

La energía acapara la atención de las iniciativas contra el cambio climático, ya que unos dos tercios de las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero provienen de la producción y el uso de energía. Existen oportunidades para mitigar las emisiones y reducir el consumo de agua al mismo tiempo. Reducir la demanda de energía y aumentar la eficiencia energética son los puntos de partida. Una opción prometedora es aumentar el uso de tecnologías para obtener energía de fuentes renovables con bajas emisiones y con bajo consumo de agua, como la energía solar fotovoltaica y la eólica, cuyos costes cada vez son más competitivos en comparación con la producción de energía a partir de combustibles fósiles. Aunque la energía hidroeléctrica seguirá teniendo un papel en la mitigación y adaptación al clima por parte del sector energético, es necesario evaluar la sostenibilidad de cada proyecto, teniendo en cuenta las pérdidas de agua por evaporación y las emisiones de gases de efecto invernadero desde los embalses, aparte de los posibles impactos ecológicos y socioeconómicos.

Tratamiento de aguas residuales

Las mejoras en los tratamientos de aguas, en particular de aguas residuales, ofrecen un abanico de oportunidades de mitigación. Las aguas residuales sin tratar constituyen una fuente importante de gases de efecto invernadero. Ya que hasta un 80% de las aguas residuales a nivel global se vierten al medio ambiente sin tratar, el tratamiento de la materia orgánica antes de su vertido puede reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. La reutilización de aguas residuales sin tratar o parcialmente tratadas puede reducir la cantidad de energía utilizada en la captación de agua, en tratamientos avanzados y, en aquellos casos en los que las aguas residuales se reutilizan cerca del punto de vertido, en el transporte. El biogas que se genera en los procesos de tratamiento de aguas residuales puede recuperarse y ser usado como combustible para la operación de la planta, con lo que se conseguiría su neutralidad energética, mejorando el ahorro energético.

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