A menudo nos comportamos como si los recursos fueran ilimitados en un planeta en el que, claramente, no lo son. Cada año, la economía global utiliza más de 90 billones de toneladas de recursos naturales (de los cuales solo el 8% son reutilizados), el equivalente a 1,7 de lo que la Tierra puede producir anualmente. Aunque no se valoran en una hoja de balance, estos recursos valen trillones de dólares para la economía mundial. Este modelo lineal de coger-consumir-tirar no es sostenible.
Hasta 2050, se espera que la población mundial crezca un 33%. Junto con la industrialización creciente de los países en desarrollo y la necesidad en aumento de energía, la demanda de agua también se está desbordando. Además, se espera que el cambio climático cause sequías severas, inundaciones devastadoras y escasez de agua en varias regiones del mundo.
El 2030 Water Resources Group predice que en 2030 el déficit global de agua puede llegar al 40%. Una población creciente combinada con una demanda incrementada de agricultura e industria llevará a la escasez, exacerbada por los efectos adversos del cambio climático.
Economía circular: sostenible y rentable
Ante esta situación, la economía circular se plantea como uno de los caminos más adecuados. Con ella no sólo se podría contribuir a la lucha contra el cambio climático, sino que también puede tener beneficios económicos significativos. Un estudio reciente de Deloitte reveló, además, que cuatro sectores de la Unión Europea (UE) –alimentación, construcción, automoción y equipamiento eléctrico y electrónico– tenían el potencial para reducir las emisiones en un 66% usando métodos de economía circular técnicamente viables. Una economía circular puede proporcionar una reducción equivalente a 550 megatoneladas de CO2, el 33% del total de emisiones de la UE proveniente del consumo de productos.
Cada año, la economía global utiliza más de 90 billones de toneladas de recursos naturales (de los cuales solo el 8% son reutilizados)
En esta línea, es urgente gestionar los recursos hídricos de forma más eficiente y el tratamiento de aguas residuales podría derivar a un suministro alternativo eficiente. Precisamente, uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS 6) adoptados en 2015 por los estados miembros de la ONU, se centra en mejorar la eficiencia del agua, aumentando los índices de tratamiento de aguas residuales al menos en un 50% e incrementando significativamente las tasas de reciclaje para 2030.
El agua es vital para que la economía circular realmente tome forma. En este sentido, el sector del agua debe jugar un papel fundamental. Puesto que el modelo lineal no es sostenible ni económica ni ecológicamente, debemos ver el agua como una parte fundamental de la economía circular, en la que conserva todo su valor después de cada uso y, finalmente, regresa al sistema. Además de pensar en su purificación, debemos pensar en prevenir su contaminación y en crear circuitos cerrados, que permitan su uso repetido.
Economía circular en la agricultura
La agricultura supone casi el 70% del consumo de agua mundial. En 2050, se prevé que será necesario incrementar la demanda de este recurso en un 55% para mantener las necesidades alimentarias de nuestra creciente población mundial. La agricultura europea gasta 73.000 hm3 de agua cada año, de los que podría reducir hasta un 70% evitando las pérdidas en el transporte, aplicando técnicas de riego de precisión y reduciendo el desperdicio de alimentos, en un escenario de economía circular.
El agua potable es un recurso limitado, así que optimizar su uso es esencial. Los gobiernos y los organismos asociados están respondiendo a esta creciente demanda implementando nuevos y rigurosos requisitos reguladores sobre la cadena alimentaria. En Nueva Zelanda, los granjeros deben adherirse a estrictos códigos para conservar su “permiso de cultivo”. Esto significa supervisar e informar de todo, desde el stock y el uso de fertilizantes, hasta el uso de agua, su captación y vertido. En este sentido, WaterForce, empresa especializada en soluciones hídricas sostenibles, quiso abordar esta creciente demanda de agua y facilitar el control y la gestión de este recurso a los agricultores neozelandeses creando una solución IoT basada en la nube, SCADAfarm. Se trata de una plataforma integrada de gestión de la automatización y la información alimentada por el sistema EcoStruxure™ for Industry de Schneider Electric. Esta solución permite visibilizar en tiempo real y de forma remota el estado y el funcionamiento de los sistemas de riego, lo que posibilita que los agricultores puedan supervisar su infraestructura de regadío de forma remota a través de cualquier dispositivo móvil.
La implantación de sistemas como el SCADAfarm supone mejorar la agilidad operacional y un uso del agua más eficiente y efectivo, así como un ahorro de tiempo significativo. Ya en la primera temporada, los agricultores que utilizaron la solución de WaterForce informaron de una reducción en los costes de energía de hasta un 50%.
Reutilizar las aguas residuales: múltiples ventajas
A nivel mundial, más del 80% del agua residual regresa al medio ambiente sin ser tratada o reutilizada. Como consecuencia, existe un porcentaje significativo de población que pierde el acceso a agua potable segura y saneada, lo que podemos relacionar con más de 842.000 muertes cada año.
El conocimiento de los riesgos relacionados con el agua y del valor de la eficiencia ha tenido como consecuencia un creciente interés empresarial en reducir las aguas residuales y tratarlas antes de liberarlas. Las oportunidades para usar el agua residual para crear fuentes sostenibles de agua y energía, y promover una mayor eficiencia productiva, son enormes.
Además, es una fuente potencial de ingresos y empleo. El mercado global del agua está creciendo en un 3.9% cada año y se prevé que valga 818 millones de dólares en 2020. Además, la Comisión Europea estima que un incremento de un 1% en el desarrollo de la industria del agua en Europa podría crear hasta 20.000 empleos nuevos. Finalmente, reutilizar las aguas residuales incrementaría la productividad del agua captada, normalmente en agricultura, permitiendo obtener más cosechas.
Con la economía circular no solo se contribuye a la lucha contra el cambio climático, sino que tiene beneficios económicos significativos
Como ejemplo, la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales de Atotonilco (México). La instalación, la mayor de Latinoamérica y una de las más grandes del mundo, está ubicada en un terreno de 160 hectáreas y tiene una capacidad media de 3 millones de metros cúbicos al día. Se prevé que la planta procese el 60% de las aguas residuales de Ciudad de México, que se utilizarán para regar 80.000 hectáreas agrícolas, beneficiando así a 700.000 personas. Acciona Agua, encargada de operar la planta para la Comisión Nacional Del Agua mexicana (CONAGUA), en consorcio con Atlalec e Ideal, eligió la solución EcoStruxure de Schneider Electric para reducir los costes energéticos y operacionales de la planta, mejorar la calidad del agua, preservar los recursos hídricos de la zona y cumplir mejor la normativa.
El conjunto de soluciones propuestas por Schneider Electric a Acciona Agua proporciona un control en tiempo real de todos los procesos de la planta, la monitorización y gestión energética, más facilidad de mantenimiento y ciberseguridad integrada a lo largo de todo el sistema. Estas ventajas redundan en un ahorro de hasta el 30% de la energía en todo el ciclo del agua.
Otro ejemplo en Latino América es Aquapolo en São Paulo, Brasil, la mayor planta de reutilización de agua del hemisferio Sur. En esta instalación se recibe el agua tratada en una depuradora de aguas residuales cercana y se somete a un tratamiento terciario de ultrafiltración y ósmosis inversa para suministrar agua a 9 usuarios industriales en un polo petroquímico. Sabesp/BRK escogieron la solución EcoStruxure de Schneider Electric para asegurar un adecuado control de los procesos y una correcta calidad del suministro con medición de más de 20 parámetros de calidad. Esta instalación permite el aprovechamiento de más de 86.400 m3/día de agua y permite a Sabesp abastecer adicionalmente a más de 500.000 habitantes en São Paulo sin costes adicionales con el agua potable que antes dedicaba al suministro industrial.
Por lo comentado anteriormente, vemos que la conciencia de que el agua no es un recurso ilimitado y de que es necesario pasar de un modelo de negocio lineal a una economía circular es cada vez mayor. Sin embargo, el camino es largo todavía. Aunque son muchos los casos de éxito, como los descritos anteriormente, quedan muchas barreras legales, sociales y culturales que es necesario derribar para poder implementar de forma global los modelos circulares. Y, sobre todo, debemos recordar que, aunque la reutilización de las aguas residuales es vital para luchar contra la falta de agua, no es la única pieza de la economía circular. También debemos poner el acento en reducir el consumo de agua y energía o en cómo gestionar la demanda creciente de alimentos, entre otros aspectos.