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Sequía y DANA, la «inestabilidad» meteorológica a la que España ya se ha acostumbrado

El Panel Internacional de expertos en Cambio Climático (IPCC) advirtió el año pasado que España se encuentra en la «zona cero» del cambio climático y que, de no reducir los niveles de emisiones de efecto invernadero, las amenazas meteorológicas irán a peor. Los fenómenos meteorológicos adversos son cada vez más frecuentes en Europa, pero en España ya estamos acostumbrados a una supuesta inestabilidad que pasa de cielos despejados y olas de calor a lluvias torrenciales en unos pocos días.

Mirar al cielo con el agua en España es una costumbre que se ha adquirido tras ser testigos de temperaturas demasiado altas que se traducen en olas de calor, sequías cada vez más recurrentes y severas y varios ciclos de escasez de agua, con los impactos socioeconómicos y ambientales que todo ello conlleva. El último boletín hidrológico, el número 36, que analiza la evolución de los recursos hídricos y pluviometría desde el 29 de agosto de 2023 hasta el 5 de septiembre de 2023, indica que los embalses españoles se encuentran al 37 % de su capacidad, la que es ya la cuarta semana seguida por debajo del 40 %. Si bien esta cifra supone un 2 % más por encima que el año pasado en esta misma semana, es casi un 15 % menos que la media de los últimos diez años.

Evolución de la reserva total de agua embalsada (Fuente: iAgua Data).

Evolución de la reserva total de agua embalsada (Fuente: iAgua Data).

Asimismo, cabe señalar que, desde abril, en la semana dieciocho, la reserva hídrica está por debajo del 50 %. Esta situación ha derivado en que varias comunidades autónomas, como Cataluña o Andalucía, declararan el estado de emergencia por sequía hidrológica y tuvieran que implementar restricciones de agua, con cortes de agua incluidos.

Ante esta situación, el Consejo de Ministros aprobó en mayo un Real Decreto-ley, a petición del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) y el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), que contempla una inversión de 2.190 millones de euros para afrontar la sequía y aumentar la disponibilidad de recursos hídricos. Entre las actuaciones del Decreto-ley, se contempla construir nuevas infraestructuras, duplicar la reutilización de aguas urbanas, y reducir los cánones y tarifas de las explotaciones agrarias.

  • Desde abril, en la semana dieciocho, la reserva hídrica está por debajo del 50 %
    Desde abril, en la semana dieciocho, la reserva hídrica está por debajo del 50 %

Mientras se llevan a cabo dichas actuaciones, y tras finalizar el invierno con una sequía de larga duración y dos olas de calor en la Península y Baleares en agosto, con una duración total entre ambas de dieciséis días, es decir, más de la mitad del mes, según datos la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), la otra cara del cielo se cierne sobre España.

El Gobierno invertirá 2.190 M€ para afrontar la sequía y aumentar la disponibilidad de recursos hídricos

Además de las sequías, la región mediterránea experimenta habitualmente periodos de gota fría y, ahora cada vez más, de Depresiones Aisladas en Niveles Altos o, lo que es lo mismo, la DANA. Se trata de un sistema de baja presión en los niveles altos de la atmósfera que se ha separado por completo del flujo zonal en altura. Aunque no siempre provoca lluvias torrenciales, la causalidad entre el cambio climático y la intensidad de las DANA en España existe debido a los efectos que este tiene también sobre la circulación atmosférica. En relación a esto, un estudio de la American Meteorological Society reveló un incremento de las DANA a escala global desde la década de los sesenta.

Así, en los últimos años, en los que se han batido récords de temperatura, las DANA han tenido consecuencias devastadoras en el país. Las inundaciones repentinas han dañado viviendas, infraestructuras y tierras de cultivo, además de poner en peligro la seguridad de las personas.

  • Río Alberche. DANA 2023. Ayuntamiento de Escalona
    Además de las sequías, la región mediterránea experimenta habitualmente periodos de gota fría y, ahora cada vez más, las DANA

Una situación que se ha vuelto vivir en el país el primer fin de semana de septiembre, donde la primera DANA del otoño meteorológico ha provocado una situación de alerta; prueba de ello es el mensaje que Protección Civil envió a todos los teléfonos móviles de la Comunidad de Madrid el pasado domingo, una de las zonas más afectadas junto a Toledo, donde se han dado pérdidas humanas y cuantiosos desperfectos estructurales. Según la AEMET, la inestabilidad en forma de precipitaciones y tormentas abundantes y generalizadas en la Península y en Baleares —con un marcado descenso de las temperaturas— de esta DANA, ha acumulado un valor medio de precipitación de 28 l/m2, cuando lo normal serían 5 l/m2.

El aumento de la temperatura año tras año ha hecho que, en la última década, hayamos empezado a preocuparnos por nuestra seguridad hídrica más que nunca

El aumento de la temperatura año tras año —la primavera de 2023 en España fue la más cálida y la segunda más seca de la serie histórica, según la AEMET—, ha hecho que, en la última década, hayamos empezado a preocuparnos por nuestra seguridad hídrica más que nunca. Que cada año experimentemos ciclos de sequía seguidos de lluvias torrenciales, y que la población española ya esté acostumbrada a ello, no significa que lo segundo palie lo primero y haga desaparecer el problema.

La gestión de los recursos hídricos disponibles es más importante que nunca y todos los actores implicados han de sentarse en el mismo lado de la mesa: la transición energética, la economía circular y la digitalización han de centrar las inversiones en los próximos años con el objetivo de hacer del ciclo integral del agua lo más eficiente posible. El futuro de nuestra seguridad hídrica depende de ello.