Las mujeres y las niñas que viven en las zonas rurales africanas sufren una doble vulneración de sus derechos. Comparten con los hombres la falta de acceso a servicios básicos y la inseguridad alimentaria, pero además son discriminadas por su género: son excluidas de espacios de poder y representación, sufren violencias de diversa naturaleza, y sus necesidades y prioridades no son tenidas en cuenta por quienes toman decisiones políticas.
En las comunidades de Zirai, Lugulu y Kolemawe, en el norte de Tanzania, son las mujeres y las niñas las responsables de conseguir agua para toda la familia, y eso significa caminar durante varias horas cada día. También significa renunciar al tiempo para otras tareas productivas en el caso de las adultas, y abandonar la escuela en el caso de muchas niñas, hipotecando educación y futuro. Además, la menstruación es un tabú social y las mujeres no cuentan con los medios para una higiene adecuada.
El proyecto que ONGAWA implementa en esta zona, con el apoyo del Ayuntamiento de Madrid, apunta a la realización de los derechos humanos al agua y al saneamiento de 5.194 mujeres, de las cuales 2.318 son niñas. Para hacerlo cuenta con la colaboración de nuestro aliado Tanzania Gender Networking Programme, organización de referencia en el país especializada en el empoderamiento social y político de mujeres y niñas.
En la estrategia de intervención del proyecto la mejora de las condiciones de acceso a servicios de agua, saneamiento e higiene en las comunidades converge con la activación de procesos de empoderamiento y movilización comunitaria, protagonizado por las mujeres. La exigencia y el ejercicio de los derechos al agua y al saneamiento se convierten así en espacios de empoderamiento y participación para las mujeres, transformando las relaciones de género en las comunidades y visibilizando sus demandas y necesidades en los ámbitos comunitarios y regionales de decisión.
El empoderamiento de las mujeres se lleva a cabo mediante la estrategia de movilización comunitaria que TGNP ha desarrollado e implementado en otras zonas rurales del país. El proceso arranca de la elaboración de un diagnóstico participativo de los retos y obstáculos sentidos, incluye la creación y fortalecimiento de redes comunitarias de mujeres, aplicando herramientas de comunicación y periodismo social, y culmina incidiendo sobre los gobiernos para incluir las propuestas generadas por las mujeres.
Extender y mejorar los servicios de agua y saneamiento exige, además de rehabilitaciones técnicas, el fortalecimiento de la gestión comunitaria del agua, atendiendo especialmente a la participación de las mujeres. En todas las comunidades se llevará a cabo un programa específico de higiene menstrual para romper el tabú cultural sobre la menstruación.
Otro elemento clave del proyecto es el refuerzo de las capacidades de los gobiernos regionales de Same y Muheza para que cuenten con mayor conocimiento y herramientas para planificar sobre los servicios de abastecimiento de agua y saneamiento, teniendo en cuenta factores de sostenibilidad y priorizando las necesidades de mujeres y niñas.
Por último, la sistematización tanto del proceso como de los resultados de la intervención permitirá obtener aprendizajes aplicables sobre las metodologías de trabajo y las políticas de actores públicos y privados del sector de agua y saneamiento en Tanzania. Esos aprendizajes serán compartidos a través de las redes y plataformas de coordinación sectoriales del país.