La Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore) confía en que los fondos europeos sirvan para impulsar de manera decidida la modernización del casi millón de hectáreas aún pendientes en España, después de que el recientemente anunciado Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía Española recoja 1.051 millones de euros para la transformación ambiental y digital del sistema agroalimentario y pesquero.
En paralelo, los regantes piden complementar las ayudas comunitarias con el desarrollo de una disposición reglamentaria para que los regantes puedan firmar dos contratos eléctricos al año, lo que según sus cálculos les permitiría ahorrar al menos un 20% de sus costes eléctricos, contribuyendo asimismo a culminar el proceso de modernización.
Esta petición cobra especial relevancia después de que el BOE acabe de publicar la Orden por la que se establecen los precios definitivos de los cargos del sistema eléctrico y de los pagos por capacidad que resultan de aplicación a partir del 1 de junio de 2021.
No obstante, la Federación recuerda que más del 76% de la superficie de riego existente en España, casi 3 millones de hectáreas, se encuentra modernizada. En concreto, el 53% de la superficie regada está dotada con sistemas de riego localizado, considerado el más eficiente. Un porcentaje que multiplica por nueve el que se registra a nivel mundial, donde apenas un 6% de los cultivos se riegan con este tipo de sistemas. Además, hay otro 25% de cultivos que usan el sistema, también modernizado, basado en la aspersión.
Carta a Pedro Sánchez
En este contexto, los regantes ya enviaron una carta al presidente, Pedro Sánchez, defendiendo la labor del regadío en la reconstrucción social y económica de España; y alegando que las obras de modernización casan perfectamente con los objetivos marcados por las autoridades comunitarias para conceder los fondos europeos. Sobre todo, en torno a la lucha contra la contaminación y la despoblación de las zonas rurales.
Por otra parte, Fenacore defiende que la modernización mejora la calidad del agua, reduce el uso de abonos y herbicidas, y eleva el nivel socioeconómico de los regantes al aumentar la productividad de la tierra con nuevos cultivos de mayor valor añadido y que normalmente tienen una menor dependencia de subvenciones. Lo que, a la postre, ayuda a consolidar el sistema agroalimentario asociado al regadío y a vertebrar los territorios rurales.
Según el presidente de los regantes, Andrés del Campo, “las medidas destinadas a la atención de las demandas de agua apenas han recibido un 19% de la inversión prevista en los planes hidrológicos, aunque constituyan una mayor garantía de agua para la modernización de regadíos, que cumple los cuatro objetivos generales marcados por la Comisión Europea: favorece la cohesión territorial, mejora la competitividad de la economía, mitiga el impacto de la crisis y facilita la transición verde y digital de acuerdo con el ‘European Green Deal’”.