En la lucha contra las especies exóticas invasoras no hay tregua. Casi podríamos decir que no pasa un día sin que se detecte la presencia de una nueva especie en algún lugar del planeta y últimamente existe consenso entre la comunidad científica acerca de que asistimos a una de las mayores amenazas para la biodiversidad conocidas hasta el momento.
En el caso de los ambientes acuáticos la problemática de las especies exóticas afecta de manera especial por su especial vulnerabilidad. Por ello, desde hace más de diez años, Cimera viene considerando como una de sus líneas prioritarias el desarrollo de servicios relacionados con el control y detección precoz de EEI en ambientes acuáticos.
Dentro de esta línea de trabajo, los servicios que en los últimos años han experimentado un mayor aumento de la demanda son sin duda todos los relacionados con la detección precoz de Dreissena polymorpha. El mejillón cebra es una de las especies acuáticas invasoras más dañinas que pueblan nuestras aguas y no es casual pues sus requerimientos de hábitat encajan a la perfección con las características de buena parte de las masas de agua de nuestro país.
La preocupación y demanda de conocimiento sobre esta especie aumentan al ritmo que se conoce cómo día a día podemos citar su presencia en un nuevo embalse, una nueva infraestructura de riego, una nueva instalación industrial….
Aunque existen diversos mecanismos de control, cuando hablamos de aguas abiertas (embalses) las posibilidades de erradicar la presencia de la especie una vez instalada se reducen. En algunas ocasiones el motivo es que los mecanismos no son selectivos y su aplicación pondría en riesgo la vida en el propio embalse y en otros hay una mezcla de falta de garantías con lo que podríamos llamar el “miedo del gestor”. En última instancia cualquier aplicación de productos biocidas en una masa de agua requeriría de un permiso del órgano con competencias, lo que exige que casi nunca se cumpla por parte de un producto la lista de garantías exigidas.
En el caso de aguas confinadas, industriales o para riego, el margen de aplicación de productos o sistemas para el control es mucho más amplio y en instalaciones afectadas el uso de mecanismos físicos (filtros, membranas, ultrasonidos….etc) y químicos (sustancias oxidantes y no oxidantes) están ampliamente extendidos. Aunque no se trata de inversiones extremadamente altas, no suelen estar previstas por las instalaciones y acaban por convertirse en un gasto fijo ya que una vez detectada la presencia de mejillón cebra, la dependencia de su funcionamiento suele ser de por vida. Pero ¿qué ocurre una vez hecha la inversión y puesta en marcha la instalación? ¿es efectiva al cien por cien? ¿puede estar segura la propiedad de que no tiene de qué preocuparse?
Desde hace años, Cimera dispone de un test desarrollado específicamente para identificar el grado de eficacia de un mecanismo de control para mejillón cebra. Se trata de un servicio exclusivo desarrollado sobre la base de técnicas procedentes de la histología y que permite de una manera sencilla, económica, rápida y garantista, confirmar al usuario el grado de eficacia de su instalación de control. El servicio puede ofrecerse junto con la toma de muestras dependiendo de la demanda del cliente y los resultados se ofrecen en un periodo reducido de 24 h. desde la toma de muestras (en caso de que ésta haya sido realizada por técnicos de Cimera).