El impacto de eventos climáticos extremos, como los huracanes y las tormentas tropicales, cuestan a la economía estadounidense más de 50 000 millones de euros al año. En la mayoría de los casos, también provocan a su paso cuantiosos daños en toda la zona del Caribe. Esto es solo una pequeña muestra del poder destructivo de los vientos e inundaciones inducidos por este tipo de tormentas. Sin embargo, existen mecanismos de defensa naturales (por ejemplo, arrecifes de coral y manglares) que tienen la capacidad de mitigar los efectos y reducir el riesgo.
En esta capacidad de protección de los ecosistemas se centra un nuevo estudio publicado la semana pasada, y liderado por investigadores de la Universidad de Cantabria y la Universidad de Santa Cruz (California). En el, se evalúa globalmente el riesgo de inundación a lo largo de 700 000 km de costa y 59 países, y el servicio de protección que proporcionan los manglares para reducir los perdidas económicas y la afección a la población que vive en la costa.
En zonas protegidas por manglares, el riesgo de inundación esperado cada año supera los 730 000 millones de dólares en pérdidas asociadas a daños directos a bienes inmuebles. Esta cifra se incrementaría en 65 000 millones de dolares mas en caso de no contar con este ecosistema como primera linea de defensa costera. Sin embargo, estos valores solo hacen referencia a daños directos. Si también tenemos en cuenta el impacto indirecto sobre el trabajo, la vida y otras actividades económicas, las cifras pueden llegar a puede ser de multiplicarse por 2 o por 3.
Pero los manglares no solo ofrecen protección sobre los bienes materiales, sino que también reducen el numero de personas expuestas a la inundación costera en 15 millones al año en todo el mundo.
Daños en las costas
En 2019 se registraron más de 90 tormentas con nombre propio y se y se contabilizaron un total de 62 días completos de ciclones tropicales de categoría 3 o superiores. Uno de los eventos mas destructivos fue el huracán Dorian , que devastó el norte de Bahamas con vientos de 300 km/h e inundaciones en 17 países y 15 estados de EE. UU.
Sin embargo, Dorian no fue el huracán más intenso del 2019. El tifón Halong, en el Pacífico Oeste, alcanzo una magnitud superior a Dorian, pero, afortunadamente, perdió intensidad al llegar a costa y las consecuencias no fueron tan severas.
Dorian o Halong son, hoy en día, un ejemplo de tormentas excepcionales, pero que serán mucho mas probables y recurrentes en el futuro, según apuntan los expertos en cambio climático.
Sería lógico pensar que todos los países conocen estos riesgos y aplican medidas para proteger a la población costera y evitar daños en infraestructuras construidas en zonas potencialmente inundables, como puertos, aeropuertos, carreteras, plantas de tratamiento de aguas residuales y centrales eléctricas.
Sin embargo, esto no sucede de igual forma en todo el mundo. La mayor parte de los gobiernos y entidades privadas que llevan a cabo análisis de riesgo de inundación costera, lo hacen en países desarrollados, con capacidad económica suficiente para hacerse cargo de los costes o donde los ciudadanos pueden pagarse un seguro. Esto deja en desventaja a numerosos países en desarrollo, ubicados en zonas tropicales y subtropicales, mucho más vulnerables a estos eventos y sin capacidad para hacer frente a sus consecuencias.
Defendiendo las costas
Nuestro estudio fue diseñado para cuantificar los riesgos de inundación en todo mundo, identificar las zonas mas vulnerables y proponer soluciones para reducirlos. Para evaluar los daños sobre las infraestructuras y la afección a la población, hemos desarrollado una metodología de análisis de riesgo de inundación de cinco pasos, en los que se combinan modelos hidrodinámicos, modelos de vegetación y datos socio-económicos.
Dicha metodología se ha aplicado a zonas protegidas por manglar, con el objetivo de evaluar el servicio de protección frente a inundación de estos ecosistemas. Los manglares son arboles que crecen sumergidos en aguas saladas en la costa, y constituyen una primera linea de defensa frente a la inundacion costera. Pero además, por su capacidad para crecer rápidamente, son capaces de adaptarse a condiciones cambiantes, como la subida del nivel del mar, y también contribuyen a retener sedimento y estabilizar el fondo. De media, el terreno que los rodea crece verticalmente entre 1 y 10 mm al año.
En este análisis global, se ha mapeado el beneficio aportado por los manglares cada 20 km de costa en todo el mundo, y se han identificado 100 zonas, donde los manglares evitan pérdidas de más de 100 millones de dólares cada año. Esta visualización a escala global permite establecer zonas prioritarias de actuación donde la conservación y la restauración resultan rentables para la población, las propiedades y los gobiernos.
Según nuestras estimaciones, Estados Unidos, China y Taiwán reciben los mayores beneficios económicos –protección de bienes inmuebles– de estos ecosistemas, mientras que Vietnam, India y Bangladesh reciben los mayores beneficios sociales –protección de las personas–.
Los manglares como una infraestructura verde
El desarrollo costero y a la acuicultura son los principales responsables de un retroceso global de [más del 20 % de la superficie de manglar] entre 1980 y principios de los años 2000. Aunque más lentamente, las pérdidas continúan de la mano de la expansión urbana, la contaminación y la agricultura.
En vista del evidente servicio de protección costera que ofrecen los manglares (65 000 millones de dolares y 15 millones de personas cada año), deberían concebirse como una infraestructura nacional y ser financiados con fondos económicos destinados a la mitigación y recuperación frente a desastres naturales. Su restauración puede ser subvencionada del mismo modo que a día de hoy se cubren los gastos en la construcción de estructuras como muros y diques.
Hay otros estudios que también demuestran la capacidad de defensa de los ecosistemas. Por ejemplo, los realizados por Risk Management Solutions, una firma aseguradora de análisis de riesgos, que evalúan la protección frente a tormentas de la vegetación de marisma y los manglares.
Estos beneficios podrían utilizarse para desarrollar alternativas innovadoras de seguros para sistemas naturales, como las que ya se han puesto en marcha en los arrecifes de coral de México y a lo largo del Caribe. Conservar los manglares junto con otros ecosistemas como los arrecifes de coral puede multiplicar la protección frente a inundaciones.
Otras entidades, entre las que destaca el Banco Mundial, colaboran con países como Filipinas y Jamaica para estudiar cómo incluir los beneficios de los manglares en las cuentas estatales y en las propuestas para el Fondo Verde del Clima de la ONU, creado en el 2020 para ayudar a los países en desarrollo a mitigar las emisiones de efecto invernadero y adaptarse al cambio climático.
Nuestro trabajo, en concreto, ha contado con el apoyo del Banco Mundial y la Iniciativa Climática Internacional de Alemania con el objetivo de aportar soluciones en aquellas zonas con mayor riesgo de inundación.
El gasto de gobiernos y aseguradoras para la gestión de desastres naturales está creciendo exponencialmente en todo el mundo. Por eso, creemos que nuestra investigación, que ha contado con el apoyo del Banco Mundial y la Iniciativa Climática Internacional de Alemania ofrece nuevas oportunidades para costear la conservación y restauración de los manglares utilizando alternativas de adaptación al cambio climático, reducción del riesgo de los desastres naturales y fondos de aseguradoras.
Ante todo, preservar y conservar los bosques de manglar es una estrategia extremadamente rentable económicamente para proteger las costas de los daños ocasionados por las tormentas tropicales.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation por Michael Beck, Research professor, University of California, Santa Cruz y Pelayo Menéndez, Postdoctoral Fellow in Marine Science, University of California, Santa Cruz. Lea el original.