Siempre he planteado que el agua es el recurso natural estratégico más importante para el desarrollo social, la supervivencia humana y la conservación del planeta. Ante su escasez, contaminación, inseguridad alimentaria y sanitaria, pobreza, alta demanda social, aumento de la temperatura y efectos del cambio climático, pronto será más valiosa que el oro o el petróleo, y será motivo no solo de conflictos y guerras, sino del cambio de viejos y caducos paradigmas sobre el agua, por nuevas ideas, pensamientos, prácticas y cultura ecológica.
La gestión de los recursos hídricos, en el marco de nuevos y cambiantes escenarios sociales y políticos y paisajes medioambientales, producto de la globalización, está demandando cada vez más atención preferencial de los gobiernos y de los organismos internacionales. Todo apunta al desarrollo de soluciones sostenibles, con innovación, tecnología, ciencia, incluso conocimiento ancestral, aspecto último que el Perú posee una experiencia de más de cuatro mil años, pero no lo pone en valor, como sí lo siguen haciendo las comunidades andinas y amazónicas, y rescatando y asumiendo con éxito otros países.
Ojo, el agua ya se cotiza en la Bolsa de Nueva York
El ingreso del agua en la Bolsa de Valores de Nueva York, en el 2018, debido a la crisis hídrica en California, es un mal presagio. A la fecha ha duplicado su cotización. Si lo vemos del lado positivo, Perú con una riqueza hídrica de casi 2 millones de hectómetros cúbicos de agua, sería un mendigo sentado en un banco de oro y de riqueza hídrica. Ya se rumorea que Chile ―soportando desde hace varios años una terrible sequía en el norte de su territorio―, tendría interés por nuestro recurso hídrico.
Exportar agua será la actividad más rentable
Y así, muchos países que ven agotados sus recursos hídricos por el aumento de su población y crecimiento económico, fundamentalmente, pronto estarían contemplando importar agua en su estado físico. A nivel de agua virtual: aquella que ha sido usada en todo tipo de proceso industrial, ya se efectúa desde hace un buen tiempo. Los países que más compran agua virtual son: Japón, México, Italia, Alemania y Reino Unido, según datos de la Fundación Aquae. Y los que más exportan o vende agua virtual son: India, Argentina, Estados Unidos, Australia y Brasil.
Este panorama internacional, ameritaría que Perú, octavo país en el mundo con más reservas de agua dulce, con 159 unidades hidrológicas, según datos del Banco Mundial, tendría un futuro promisor en el planeta (que bien pudo o puede tenerlo con su producción de oro, cobre, plata y otros metales, si fuera gestionado eficientemente el sector minero), dado que para el 2050, más de mil millones de personas vivirán en ciudades sin suficiente agua.
Congresista de la República propone crear Ministerio del Agua
Tiempo después de conocerse la cotización del agua en los Estados Unidos, la reacción fue casi inmediata ante este hecho económico que podría incidir seriamente en el futuro global y del Perú. En abril del 2021, el congresista Alfredo Benites Agurto, del partido Frente Popular Agrícola del Perú, presentó el proyecto de ley N° 7579/2020-CR, que proponía crear el Ministerio del Agua para establecer una “política hídrica que regule la accesibilidad a los servicios públicos hídricos y conserve las fuentes acuíferas”, protegiéndolas ante “elevados intereses de gobiernos extranjeros”, que podrían generar “un condicionamiento a las políticas nacionales”, refiere su texto.
La investigadora peruana, Liliana Miranda (2021) y la catedrática de la Universidad de Amsterdam, Isa Baud, en la publicación Configuración de la gobernanza del agua: actores, redes, territorialidades y resultados en Lima, Perú, cuestionan y califican de “complejas redes de gobernanza del agua” en la gestión del agua (en el Perú) y la superposición “entre las diferentes organizaciones, sus diferentes mandatos, discursos, relaciones de poder, flujos de conocimiento en las políticas, los territorios que reconocen y/o ignoran, los resultados desiguales que producen (…)”. Una tesis radiográfica valedera, que sustentaría la creación de un Ministerio del Agua.
El Ministerio del Agua integraría, cohesionaría y homogenizaría a ese conglomerado de instituciones (cerca de 50 relacionadas a la gestión del agua) y reformaría y actualizaría un sinfín de normas que enmarañan la política y los planes del sector agua, dificultando la construcción de gobernanza y la seguridad hídrica.
La gestión del agua tendría mayor fortaleza pública e incidencia socioecológica. El Proyecto de Ley de hace tres años responde primigeniamente a la preocupación por la negociación del agua en la Bolsa, que, según su autor, ocasionaría mayores problemas de contaminación, despilfarro, especulación, escasez, acaparamiento y/o monopolización, lo que influiría en su precio, deformando su esencia de bien público y derecho humano, consagrado por las Naciones Unidas.
Creo que es una propuesta válida e interesante, viable y necesaria si el Gobierno tuviera voluntad política, visión de país y conciencia del escenario socioambiental global, para gestionar el futuro del Perú, en el marco de un tránsito ecológico a mediano y largo plazo.