Lo local y lo global son dos fuerzas contrarias que están determinando desde hace años la vida de muchas personas y el devenir de muchos colectivos y sectores económicos. Las decisiones que afectaban antes a los españoles se tomaban muy cerca de sus casas. Ahora, en cambio, estas se han alejado y se alojan en despachos de Bruselas. Los problemas de muchos de nosotros, incluidos obviamente los de las Comunidades de Regantes, se discuten en esos lugares.
Por ello, el futuro del campo español, en buena medida, depende de Europa. Por este motivo, ante las elecciones del pasado 9 de junio, mandamos una carta a los partidos políticos españoles que concurrieron a los comicios europeos denunciando las dificultades y trabas administrativas que se ponen al campo y a la modernización de regadíos en unas normativas asfixiantes, que incrementan los costes de producción hasta el punto de hacer inviables muchas explotaciones.
El futuro del campo español, en buena medida, depende de Europa
También alertamos que en un mundo globalizado como el nuestro, donde se abren mercados para generar competencia y riqueza, deberían existir unas normas mínimas homologables en el ámbito laboral, social, ambiental, sanitario… para permitir a los agricultores europeos competir en condiciones de igualdad frente a los de países no comunitarios.
Pero no solamente debemos mirar a Europa. Lo local sigue estando presente, y de qué manera, en la situación del regadío español, que ciertamente atraviesa una época especialmente compleja. La crisis inflacionista de los últimos años ha metido el precio de los alimentos en el debate público, mediático y político, recordando la importancia de los agricultores como garantes de la alimentación.
A esto se le suma la paradoja de que el sector no deja de sufrir una campaña de desprestigio, totalmente injusta y desorientada, orquestada por algunos grupos de presión y colectivos que nada construyen y siempre reman en dirección contraria al interés general de los españoles. No es la primera vez, por ejemplo, que desde Fenacore hemos alertado tanto al Gobierno central como a los autonómicos sobre las consecuencias que tendrá la actual planificación hidrológica al no asegurar el agua para riego, con las garantías previstas en la normativa.
Modernización de regadíos
Al margen de esta suma de realidades, local y europea, una de nuestras principales peticiones al Gobierno español, así como a los ejecutivos autonómicos, pasa por impulsar la modernización de regadíos, reduciendo y simplificando los trámites y requisitos ambientales de los proyectos.
Nadie duda de que España tiene los regadíos más modernizados del mundo. Somos el referente y el espejo en el que se miran otros países a la hora de modernizar sus sistemas de riego. Todo ello ha sido posible gracias al enorme esfuerzo económico que, conjuntamente, han hecho las Administraciones Públicas y los regantes. Ello ha permitido reducir el uso del agua en regadío más de un 15% al año con respecto al año 2000.
Los datos están ahí. Podemos presumir de ellos. Y nos demuestran que tanto en España como en Europa es necesario seguir avanzando en el proceso de modernización, aumentando la superficie de regadío modernizado mediante goteo y aspersión, lo que hace posible producir más alimentos usando menos agua y menos fertilizantes.
Para ello, en primer lugar, habría que cambiar los Anexos de la Ley de Evaluación Ambiental, eliminando aquellas modificaciones recientes que aumentan el nivel de protección de cualquier actuación y que equiparan de manera absurda los proyectos de transformación de regadío con los de mejora y modernización de regadíos.
Somos el referente y el espejo en el que se miran otros países a la hora de modernizar sus sistemas de riego
¿Qué sentido tiene tratar igual la transformación en regadío que la mejora y modernización? Ninguno. Por ello, pedimos volver a exigir únicamente la Declaración Simplificada de Impacto Ambiental para la modernización de regadíos.
También convendría cambiar la directriz del CSIC para los Fondos Next Generation, sobre las condiciones para instalar excesivas sondas de humedad en función de las hectáreas. En su lugar, sería recomendable establecer un criterio basado en el tipo de suelo y cultivo.
De igual modo, recomendamos suavizar y establecer un largo período transitorio en las normativas sobre el control y seguimiento de la calidad del agua y los retornos de riego. Las Comunidades de Regantes no pueden ser las responsables exclusivas de la calidad de los retornos de riego. Los regantes, como empresarios agrícolas, son los que utilizan los fertilizantes y los fitosanitarios y los que deben cumplir la normativa bajo su responsabilidad individual.
A nuestro juicio, solamente debería plantearse el seguimiento de la calidad de los retornos de riego a las Comunidades de Regantes que se ocupen de la fertirrigación comunitaria. En los casos con modernización a riego por goteo, se reducen las dotaciones de riego para ajustar el aporte de agua a las necesidades de riego en cada momento, por lo que la existencia de retornos es prácticamente nulo. Lo mismo ocurre en los casos de modernización por aspersión.
Medidas contra la sequía
Otro de los temas que más nos ocupan y preocupan, tiene que ver con la sequía. Porque, aunque las lluvias primaverales han mejorado las reservas de agua embalsada en algunas cuencas hidrográficas, la situación continúa siendo grave en muchas zonas de España, donde la falta de agua continúa amenazando la propia supervivencia del sector.
Desde Fenacore venimos tiempo reclamando un Pacto de Estado por el Agua para luchar contra la sequía. Pacto que debería servir para promover medidas tanto coyunturales, que ayuden a paliar los graves impactos que causa la sequía en los cultivos, como estructurales, que contribuyan a prevenir y hacer más resiliente al sector del regadío frente a este fenómeno recurrente y cada vez más intenso.
Desde Fenacore venimos tiempo reclamando un Pacto de Estado por el Agua para luchar contra la sequía
Entre las medidas coyunturales destacan la ejecución de las obras de emergencia, el uso conjunto de aguas superficiales y subterráneas y el apoyo al uso de recursos no convencionales, con la utilización de aguas regeneradas y desaladas en condiciones económicas y de calidad adecuadas para el sector.
Entre las medidas estructurales destacaría la necesidad de incrementar la capacidad de regulación mediante infraestructuras hidráulicas (presas) y de fomentar las políticas de ahorro de agua a través de la modernización de regadíos.
La importancia de los costes energéticos
Hay un asunto que nos preocupa especialmente a las Comunidades de Regantes y es el que tiene que ver con los costes de la energía. No es un tema menor. De hecho, la crisis energética y el aumento del precio de la energía ha tenido y está teniendo un indudable impacto en la factura que pagamos en los regadíos.
Fenacore valora positivamente en este terreno la decisión adoptada por el Gobierno para prorrogar el esquema de flexibilización temporal más allá del 30 de junio, y que nos permitirá seguir contratando dos potencias eléctricas hasta el próximo 31 de diciembre. Pero este asunto, que es sin duda un balón de oxígeno para un sector asfixiado por la inflación, tiene que convertirse de una vez por todas en algo definitivo. Y así le hemos vuelto a recordar al Ejecutivo la necesidad de aprobar de forma permanente la contratación de las dos potencias.
Esta petición la hemos venido reclamando insistentemente a los distintos Gobiernos. En este contexto, el Ministerio de Transición Ecológica (MITECO), donde residen las competencias en materia energética, debería de tener en cuenta la difícil situación que soportan muchos agricultores, así como que el encarecimiento de los costes energéticos puede ahondar la crisis del campo e incluso amenazar la viabilidad de algunos cultivos.
La crisis energética y el aumento del precio de la energía ha tenido y está teniendo un indudable impacto en la factura que pagamos en los regadíos
Porque, aunque lo peor de la crisis energética haya pasado, muchos agricultores continúan asfixiados, entre otros motivos, por las últimas tensiones inflacionistas. Ampliar la posibilidad de contratar dos potencias eléctricas al año sería un balón de oxígeno, además de un claro incentivo a aprovechar los fondos europeos para avanzar en el proceso de modernización.
Además de esta, los regantes hemos solicitado algunas otras medidas complementarias para abaratar la factura energética de los agricultores de regadío, como la aplicación de un IVA reducido a las Comunidades de Regantes en los suministros de energía, igual que se aplica ya a los regadíos en Italia. Igualmente, en las instalaciones fotovoltaicas de autoconsumo de uso agrícola de regadío, donde hay muchos meses sin consumo, vemos necesario implantar la posibilidad de vertido de excedentes en el mismo punto de autoconsumo y establecer lo que es conocido como Balance Neto, de tal manera que se puedan compensar los excedentes.
Lo hemos dicho muchas veces. Los del agua son problemas complejos que requieren soluciones complejas, o una combinación de soluciones, siempre aplicadas desde el rigor y basadas en razones técnicas. Unas soluciones dependen de Europa, otras directamente de nuestros políticos nacionales. Unos y otros, dentro y fuera de nuestras fronteras, deberían escuchar las señales de alarma que suenan, y resuenan, desde hace demasiado tiempo, en el campo español.