Buen uso, y abuso, del prefijo Bio en el mundo del tratamiento de las aguas residuales
Si consultamos el Diccionario de la RAE (Real Academia Española), encontramos dos acepciones para el prefijo Bio, incluyendo ejemplos para ambas:
- Bio: significa “vida” u “organismo vivo”. Biografía, Biología.
- Bio: significa “biológico”, que implica respeto al medio ambiente. Biocombustible, Bioagricultura.
El abuso de este prefijo, fundamentalmente en el sector de la alimentación, ha llevado a la regulación, por ley, de su uso, para prohibir aquellas denominaciones o marcas que usan este prefijo para dar una falsa sensación de ser productos "naturales", sin serlo.
En el mundo del tratamiento de las aguas residuales son muchas las palabras que hacen uso de este prefijo, con un notable incremento de las mismas en los últimos tiempos, siguiendo la moda imperante.
A mi entender, en ocasiones este uso del prefijo Bio es acertado, en otros casos lo considero claramente redundante y, por último, a veces la palabra resultante de la aplicación de este prefijo no define con exactitud y claridad el concepto al que se hace referencia.
En el primero de los casos, encontramos palabras como: Biocatalizador; Biocida; Biocombustible; Biodegradable; Biogás; Biológico/a; Biomasa; Biopolímero; Bioquímica; Biorremediacion; Biosensor; Biosíntesis. Todas ellas, aceptadas por la RAE, encajan perfectamente dentro de las dos acepciones del prefijo Bio comentadas con anterioridad.
Otras palabras que no recoge la RAE, pero que considero totalmente apropiadas, son Biodigestor y Biorreactor (para definir a los reactores en los que predominan las reacciones de tipo biológico), y Biopelícula, como sinónimo de biofilm.
Dentro del grupo de palabras en las que estimo que el empleo del prefijo Bio es redundante se encuentran: Biojardinera y Biometano.
Biojardinera
El término Biojardinera se emplea, especialmente en Costa Rica y países limítrofes, para designar a los humedales de flujo horizontal, destinados al tratamiento de las aguas residuales (grises o negras) generadas por una o varias en viviendas.
Para la elaboración del post: Biojardineras: los Humedales Artificiales “ticos”, tuve la oportunidad de charlar con la ingeniera Maritza Marín, Coordinadora de Saneamiento en la Asociación Centroamericana para la Economía, la Salud y el Ambiente (ACEPESA), quien me comentó que el término Biojardinera surge de unas negociaciones con el Ministerio de Salud para el otorgamiento de los permisos correspondientes, que permitieron implementar estos sistemas de tratamiento domiciliario de aguas residuales en Costa Rica a partir del año 2004. El cambio de la denominación de Humedales Artificiales por el de Biojardineras resultó vital para llevar a buen puerto esta negociación.
Con la aceptación de la nueva denominación, se consiguió darle a este tipo de tratamiento un nombre acorde con la idiosincrasia del país, donde tradicionalmente las casas de los barrios tienen pequeños jardines que las adornan, de manera que se asociara el saneamiento con algo estéticamente atractivo.
Personalmente, en este caso, considero redundante el prefijo Bio, pues la palabra jardinera ya lo incluye “per se”. Sería similar a que usted, que me lee, y yo que le escribo, nos considerásemos “biopersonas”.
No obstante, en este caso concreto, dado la influencia decisiva que el término Biojardinera ha supuesto para implantación de humedales para el tratamiento de las aguas residuales domiciliarias en Centroamérica, considero por bien empleada la redundancia.
Biometano
Como se comentó con anterioridad, me parece totalmente correcto el empleo del término biogás (mezcla principalmente de metano y de anhídrido carbónico), por su origen biológico anaerobio. Lo que no acabo de entender es el porqué cuando se enriquece (upgrading, otro anglicismo innecesario), este biogás en metano, al producto resultante, en lugar de llamarle “Biogás enriquecido en metano”, se le llama Biometano, cuando su origen biológico ya viene implícito en la palabra biogás, y cuando en este proceso de enriquecimiento, generalmente, no interviene la biología.
En algún lugar he visto como sustituto de upgrading “metanización del biogás”.
Por último, entre las palabras que contienen el prefijo Bio, dando como resultado nuevas denominaciones que a mí entender no definen con exactitud y claridad el concepto al que hacen referencia, se encuentran: Biosólido y Biofactoría.
Biosólido
Si acudimos a la Wikipedia (reconozco que no es la mejor de las fuentes y que la gramática no es su fuerte), para buscar información sobre el origen de esta palabra, nos encontramos con lo siguiente: “A medida que surgió la preocupación pública sobre la eliminación de mayores volúmenes de sólidos en los Estados Unidos que se eliminan de las aguas residuales durante el tratamiento de aguas residuales exigido por la Ley de Agua Limpia. La Water Environment Federation (WEF) buscó un nuevo nombre para distinguir el producto limpio y agrícolamente viable generado por el tratamiento moderno de aguas residuales de formas anteriores de lodos de depuradora ampliamente recordados por causar condiciones ofensivas o peligrosas. De 300 sugerencias, los biosólidos se atribuyeron al Dr. Bruce Logan de la Universidad de Arizona y fueron reconocidos por WEF en 1991”.
La palabra Biosólido (sólido vivo) da rienda suelta a mi imaginación, pues tanto usted, que me lee, como yo que le escribo, encajamos perfectamente dentro de este concepto.
Y, ya puestos, en el campo del tratamiento de las aguas residuales, un Biosólido de EDAR/PTAR puede ser perfectamente un operario/operador, o cualquier otra persona que trabaje en la misma.
En nuestro país, y después de más de 30 años del nacimiento del término Biosólido (si nos fiamos de lo que afirma la Wikipedia), seguimos empleando de forma generalizada, e indistinta, los términos lodo o fango de depuradora, que son bastante más descriptivos del producto, aunque tengo que reconocer que más prosaicos y bastante menos glamurosos.
Biofactoría
Al objeto de incorporar el modelo de economía circular en la gestión del ciclo integral del agua, fomentando la reutilización de las aguas tratadas, la autosuficiencia energética y la valorización de los residuos, aparece un nuevo paradigma en el tratamiento de las aguas residuales: la Biofactoría, que viene a sustituir el modelo de depuradora tradicional.
No puedo estar más de acuerdo con el concepto de Biofactoría, pero no tanto con la denominación empleada, que a mi juicio es muy genérica y no define con claridad este concepto aplicado a las plantas de tratamiento de aguas de residuales.
Si salimos a la calle, como hacen algunos programas de televisión, para preguntar a los viandantes qué es una biofactoría, estoy por asegurar que muy probablemente las respuestas se orientarían hacia los centros de producción animal (piscifactorías, granjas de pollos y similares).
A este respecto, se me podrá rebatir que se trata de una palabra de nuevo cuño, que precisa tiempo para vulgarizar su uso, pero dudo que el tiempo, en este caso, mejore su falta de concreción.
Por otro lado, no todos los recursos que salen de las Biofactorías tienen un origen puramente biológico (arenas, estruvita).
Si para las “biopalabras” anteriores he indicado mis alternativas, en el caso de las Biofactorías no lo tengo tan claro. Ya existe la denominación Estación Recuperadora de Residuos de Aguas Residuales, que define bien el concepto, pero que a mi juicio cuenta con el importe hándicap de su acrónimo (ERRAR), sinónimo de equivocarse.
En este punto, estimado lector, me gustaría conocer su opinión al respecto del uso del prefijo Bio en el mundo del tratamiento de las aguas, y para ello le dejo el correo del Médico del Agua.
Muchas gracias.
P.D.- Lo expresado para el término Biofactoría es también de aplicación para Biorrefinería.