La historia de la ciudad de Londres no se entendería sin su estrecha relación con el río Támesis. Y como toda relación, tiene sus momentos buenos y sus momentos malos.
Uno de los peores que se recuerdan nos lo contó no hace mucho Águeda con un magnífico post acerca de El Gran Hedor y en el que relató los problemas de salubridad que provocaron los vertidos de aguas residuales directamente al Támesis.
Pero como dice el refrán: no hay mal que por bien no venga. La crisis que provocó ese acontecimiento fue el acicate definitivo para que se pusieran en marcha las obras de ejecución de la red de saneamiento.
Una red de saneamiento que, como también cuenta Águeda, fue dimensionada por Joseph Bazalgette considerando grandes márgenes y coeficientes de seguridad… pero la ciudad ha crecido más de lo que el bueno de Joseph hubiera imaginado, y en los últimos años se vuelven a repetir los vertidos de aguas sucias incluso sin episodios de lluvias.
Un megaproyecto de saneamiento se está llevando a cabo: el Thames Tideway Tunnel
Y es que la solución que planteó Bazalgette era muy válida… pero para la época en la que fue construida. De manera esquemática, la red recogía las aguas residuales domiciliarias y superficiales y las transportaba hacia un gran colector que discurría en paralelo al río. Evidentemente, este gran colector dispone de puntos de alivio para situaciones excepcionales que vierten directamente al río.
Este sistema de saneamiento es el que ha estado funcionando y dando servicio desde su construcción, pero, ¿qué ha sucedido? Que el número de habitantes, y en consecuencia el volumen de aguas residuales, ha crecido tanto que los vertidos al Támesis que originariamente se producían una o dos veces al año en episodios de lluvias fuertes, en la actualidad se dan cada semana sin necesidad de que llueva.
Es decir, que ciento cincuenta años después el Támesis vuelve a enfermar debido a la contaminación, y aunque se trate de un río gobernado por las mareas los volúmenes vertidos pueden llegar a permanecer hasta tres meses en él antes que la pleamar y bajamar consigan arrastrarlos hacia el mar.
Ante esta situación un megaproyecto de saneamiento se está llevando a cabo: el Thames Tideway Tunnel.
El mayor proyecto de agua jamás realizado en el Reino Unido
La construcción de la red de saneamiento de Bazalgatte en pleno siglo XIX fue un gran hito de la ingeniería, y de hecho la columna vertebral de la existente en la actualidad sigue siendo esa red unitaria compuesta por hasta 318 millones de ladrillos puestos a mano uno a uno.
Cuando se empezó a estudiar la problemática, se estimó que reconstruir todo el sistema para convertirlo en una red separativa empleando técnicas modernas tendría un coste de unos 60 billones de libras. También se barajaron otras opciones como implementar soluciones SuDS o actuar directamente en el río con aireadores y desgrasadores, pero se desestimaron por ser soluciones o bien demasiado caras o bien demasiado locales, aparte de prolongarse demasiado en el tiempo.
Interceptar los excesos aliviados antes de verterlos al río y transportarlos para que sean tratados apropiadamente
Así que finalmente se optó por la alternativa que se está desarrollando en la actualidad: interceptar los excesos aliviados antes de verterlos al río y transportarlos para que sean tratados apropiadamente antes de devolverlos al medio. Una solución que llevará aproximadamente seis años de ejecución con un coste estimado de 4,2 billones de libras.
El elemento estrella de esta impresionante infraestructura hidráulica es sin duda el colector de transporte que empezará a ejecutarse este 2018. Se trata de un colector que se construirá mediante tuneladora, y que se desarrolla a lo largo de 25km a una profundidad de entre 30m y 66m, disponiendo de un diámetro de 7m.
Se trata de una de las grandes obras del ciclo urbano del agua que se están llevando a cabo en todo el mundo
Como se puede observar en la imagen anterior, la construcción del túnel se ha dividido en tres tramos con pendiente descendente de oeste a este, iniciándose en el tanque de tormentas de Acton, transitando en casi todo su recorrido justo por debajo del río Támesis, y terminando en la estación de bombeo de Abbey Mills, desde la cual se impulsarán los volúmenes recogidos hasta la planta de tratamiento de Beckton.
Sin duda se trata de una de las grandes obras del ciclo urbano del agua que se están llevando a cabo en todo el mundo y que una vez termine, en previsión para 2022, permitirá que el agua del río Támesis mejore su calidad, pero también se convertirá en un importante legado para los habitantes de la mayor ciudad del viejo continente.
Si quieres más información detallada y actualizada sobre la infraestructura y el avance de las obras en tiempo real, te recomiendo que visites la web del proyecto a la que puedes acceder desde aquí.
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