Según el sociólogo y economista Jeremy Rifkin, afrontamos en la actualidad la tercera revolución industrial de la historia de la humanidad. Esta revolución se caracteriza por el desarrollo de las tecnologías de la comunicación, principal impulso de la industria 4.0, una cada vez mayor utilización de los recursos energéticos renovables y las microrredes eléctricas inteligentes, así como por la penetración del transporte basado en el vehículo eléctrico y el desarrollo exponencial de las baterías recargables.
A partir de esta idea, avalada por el Parlamento Europeo en el año 2012, considero oportuno incorporar la idea del desarrollo tecnológico que está por llegar a escala global al proceso de la desalinización. Y no hablo de la expansión industrial de la tecnología para cubrir el incesante incremento de la demanda de agua para abastecimiento urbano, uso agrícola e industrial en zonas con limitados o nulos recursos hídricos naturales, con 90 millones de m3/d de capacidad instalada en la actualidad (GWI, 2019), sino de los importantes retos que tiene este sector en continua evolución tecnológica.
"La implantación de plantas desalinizadoras en nuestra sociedad no tiene freno"
Muy lejos quedan ya los primeros desarrollos industriales a mediana escala de destilación flash para buques, allá por 1955, junto a las primeras pruebas de la ósmosis inversa con membranas planas (primera revolución industrial de la desalinización), la primera planta por ósmosis inversa de agua salobre conocida años más tarde, o la introducción de la electrodiálisis reversible como alternativa a la unidireccional a finales de los años 70. También ya está olvidado el importante boom que causó la introducción de los sistemas de recuperación de energía de la salmuera, primero mediante turbinas Francis aún en el s. XX y luego cámaras isobáricas (segunda revolución). Lo cierto es que en los 50 últimos años de la desalinización a escala industrial se ha generado para y en torno a ella un desarrollo del proceso comparable al desarrollo de Internet. Si en 1970 se instalaban las primeras plantas desaladoras industriales en varios emplazamientos con necesidad de agua, la primera conexión entre dos ordenadores en puntos alejados fue en el año 1969 conectando las universidades de Stanford y UCLA en Estados Unidos.
La implantación de plantas desalinizadoras en nuestra sociedad no tiene freno. El crecimiento de la población, los hábitos de confort, la desertificación y los efectos del cambio climático, principalmente, hacen que desalinizar agua de mar y salobre sea una de las alternativas más adecuadas para garantizar el abastecimiento. Y esta situación debiera venir acompañada de la superación de grandes retos para mejorar la eficiencia del proceso, en términos de optimización del consumo energético y de aprovechamiento y valorización de los recursos naturales en el marco de algo que me aventuro a llamar la tercera revolución industrial de la desalinización.
Las principales innovaciones tecnológicas que están por llegar en la explotación de plantas desalinizadoras, tienen el desafío de aportar soluciones a mediana y gran escala, que permitan avanzar hacia la nula huella de carbono en su explotación, donde el mix de energías renovables como la eólica, la solar y la marina de forma intrínseca jugará un papel esencial. Otro de los desarrollos esperados será la irrupción de algún proceso emergente de desalinización que le haga sombra a la ósmosis inversa. La actividad de I+D en este área es enorme y alguno de esos desarrollos (sirvan de ejemplo los basados en nanoparticulas, osmosis directa o desionización), podrá terminar en un nuevo concepto de desalinización de alta eficiencia.
Mención particular merece la deseable mejora organoléptica del agua desalinizada que bajo criterios de potabilidad se distribuye por las ciudades, así como el control inteligente aplicando herramientas de inteligencia artificial.
"Las principales innovaciones tecnológicas que están por llegar en la explotación de plantas desalinizadoras, tienen el desafío de aportar soluciones a mediana y gran escala, que permitan avanzar hacia la nula huella de carbono en su explotación"
Ante la realidad de verter actualmente y a medio plazo al mar la salmuera del proceso, cada vez más concentrada por la mejora de la eficiencia del proceso, estamos cerca de contar con dispositivos de dilución de salmuera en el mismo punto de la descarga que garanticen el mínimo, y no despreciable, impacto de este tipo de vertidos. Y como reto final apuesto, con mucho positivismo, por la valorización de la salmuera sin llegar a la utopía del vertido cero, lo que se podría considerar como un desafío con mucha enjundia. Se percibe en muchos investigadores un enorme potencial en la salmuera, ya sea mediante su aprovechamiento energético o como subproducto para obtener materias primas de alto interés industrial.
En varios de estos retos de innovación se centra la actividad de la Plataforma de I+D+i DESAL+ LIVING LAB[1] ubicada en las Islas Canarias (España). Esta Plataforma, liderada por el Instituto Tecnológico de Canarias se ha creado para convertirse en el ecosistema público-privado ideal para seguir avanzando en la innovación en desalación y adentrarnos en la revolución del proceso, desde y para Canarias. DESAL+ LIVING LAB es un espacio abierto a la investigación donde poder realizar ensayos, experimentación y demostración con el fin de impulsar y madurar el potencial comercial de una tecnología, producto y/o servicio vinculado a la desalación.
Integrada ya por numerosos miembros y colaboradores locales (ACIISI, ULPGC, ULL, PLOCAN, CIAGC, CIAEH, EMALSA, CANARAGUA, SOSLAIRES…), DESAL+ LIVING LAB cuenta con instalaciones y recursos de apoyo a entidades y empresas que realicen I+D+i en desalación: áreas experimentales (testbed) con apoyo técnico y logístico para la instalación y ensayo de prototipos y nuevos dispositivos centrados en desalación, la desalación mediante energías renovables y otros campos relacionados; soporte técnico y consultoría para el desarrollo, ampliación y demostración en condiciones reales de soluciones innovadoras utilizando la infraestructura abierta local de desalación a todas las escalas para fines de I+D; y realizar actividades de formación, programas educativos, transferencia de conocimiento, etc. en tecnologías de desalación y el uso de energías renovables.
Se cuenta con recursos propios de investigación, equipamiento de campo, laboratorios de análisis de aguas, infraestructuras para pilotos con agua de mar, salmuera, energías renovables, plantas desaladoras y parcelas (on-shore/off-shore), todo ello para un uso experimental y demostrativo.
Las sinergias que puedan establecerse entre esta Plataforma, la comunidad investigadora y la Industria permitirán incorporar al proceso de innovación un mayor cariz de sostenibilidad y de éxito para solventar las actuales carencias y los retos del sector de la desalación.
[1] La iniciativa DESAL+ LIVING LAB ha sido posible gracias a la cofinanciación al 85% de los fondos FEDER en el marco del Programa Interreg MAC (Proyecto DESAL+ - (MAC/1.1a/094).
