Hace un par de semanas llegó a mí, por casualidad, una noticia que me pareció especialmente interesante. Esta contaba la historia de un pueblo llamado Aceredo, perteneciente a la provincia de Ourense, en el que pese a múltiples protestas vecinales se construyó una presa y tanto Aceredo junto con los pueblos de Reloeira, Quintela, Buscalque y O Bao, quedaron sepultados bajo las aguas del embalse.
Debido a la curiosidad que despertó en mí esta noticia me puse a buscar más información sobre el tema y gracias a eso, fue como descubrí la existencia de la película Os días afogados, que fue grabada por los propios vecinos del pueblo. Sus imágenes, grabadas desde mediados de los años 60, constituyen un valioso documento histórico y etnográfico, filtrado por la subjetividad y las vivencias familiares. En este film se puede ver como los vecinos nada pudieron hacer para salvar sus tierras y hogares y como finalmente el agua las sumerge para siempre.
En primer lugar, ¿qué es un embalse? Bien, pues un embalse es el lago artificial que se forma como consecuencia de la construcción de una represa en el lecho de un río y cierra parcial o totalmente su cauce. Su profundidad es máxima al pie de la represa y va disminuyendo aguas arriba. Gracias a la construcción de las presas el agua del embalse se puede utilizar para diversos usos, como por ejemplo:
- Generar energía eléctrica.
- Riego.
- Regularizar el caudal aguas abajo de la represa.
- Navegación
- Consumo de agua potable.
- Deportes y recreación.
- Pesca.
- Refrigeración de centrales nucleares o térmicas de electricidad.
Sin embargo, muchas veces los beneficios obtenidos por el uso de las aguas embalsadas no suelen superan los graves costes sociales y ambientales que originan. Una de las principales consecuencias es el desplazamiento de poblaciones por la inundación, pero también se produce una alteración del ecosistema, debido a que la flora, la fauna y el paisaje sufren drásticas variaciones cuando el embalse se llena, desarrollándose un nuevo ecosistema cuya salud y comportamiento depende de la calidad de los suelos y flora inundados, fauna y flora acuática preexistente, profundidad media, entre otros.
Lo que una vez fue un pueblo dónde se pescaba, por culpa de la desaparición de la fauna en el curso del río la zona se quedó sin uno de sus principales atractivos turísticos. Debido a esto, lo que antes era un bonito valle con mucha vida, donde se pescaba la trucha y abundaba el ganado, quedó convertido en un amasijo de pueblos fantasma.
Ahora, entrando en profundidad en la historia, como he dicho anteriormente, en 1992 con la construcción del embalse de Lindoso (Portugal), tragó varias aldeas, en medio de una revuelta, de una fuerte oposición vecinal. Esta se debe a que en este caso los más de 120 habitantes de esos pueblos solo se quedaban con la parte mala de la construcción de la presa, ya que, pese a estar más del 80% del terreno en suelo gallego, al construirse la presa en territorio portugués, solo los lusos se aprovechan de la potencia generada por la presa. Mientras que los vecinos de Aceredo se quedaron sin su zona de pesca y sin sus hogares.
Ahora, después de 30 años escondida bajo las aguas, la sequía del embalse de Lindoso, que está al 20% de su capacidad, ha dejado al descubierto la aldea de Aceredo. Gracias a esto, visitantes y antiguos vecinos del pueblo pueden acercarse a ver sus casas y el recuerdo de una vida que allí se quedó anegada con la inauguración de la presa.
Referencias:
[1]. Premios Goya. (2017). Recuperado el 18 de noviembre de 2021, de Premios Goya.
[2]. Rodríguez Serantes, M., & Alonso de Dios, A. (s.f.). Embalse de Alto Lindoso. (G. Máxica, Productor) Recuperado el 23 de noviembre de 2021.
[3]. Rosemberg, D.M., R.A. Bodalay & P.J. Usher. 1995. Environmental and social impacts of large scale development: who is listening? Global Environmental Change, Vol. 5: 127-148.