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Turismo y sostenibilidad hídrica, una relación dependiente

El agua siempre ha sido, históricamente, uno de los atractivos más demandados en la actividad turística. Piscinas, lagos, zonas de baño en la naturaleza, playas, termas… La temporada de vacaciones siempre se convierte en un momento perfecto para disfrutar de uno de nuestros recursos naturales más importantes. Sin embargo, este disfrute del agua lleva consigo una implicación necesaria de la sostenibilidad y del cuidado del recurso, ya que, si bien el agua es la estrella de las vacaciones, es un recurso comprometido y el sector de la actividad turística es firme conocedor de ello.

Muestra de ello son las prácticas que se llevan a cabo en el sector, desde ahorro de agua en tareas de lavandería y limpieza, hasta la reutilización de agua en riego y zonas verdes: todo vale para reducir la huella hídrica.

Publicado en iAgua Magazine 40 - Julio 2022
iAgua Magazine 40

El turismo, un gran consumidor de agua

El turismo es un gran aliado económico. De hecho, en países como España ha llegado a ser el primer sector que inyecta dinero en la economía del país. Si bien es cierto que la crisis de la COVID-19 ha provocado una disminución de la oferta turística, el cambio climático también comienza a ser un factor determinante a la hora de mermar la oferta y demanda hotelera.

Antes de la crisis sanitaria, el turismo generaba alrededor del 8% del PIB de Francia, representando dos millones de empleos directos e indirectos. En el caso de España, donde el turismo es un sector estratégico, la actividad turística antes de la pandemia representaba el 12,4% del PIB, cayendo, según datos del Instituto Nacional de Estadística, al 5,5% en 2020. En zonas especialmente turísticas de España, como las Islas Baleares, la Costa Brava o las Islas Canarias, esa contribución del sector turístico al PIB aumenta sustancialmente.

Si bien el agua es la estrella de las vacaciones, es un recurso comprometido y el sector de la actividad turística es firme conocedor de ello

Se da la circunstancia de que en Europa muchas de las zonas más visitadas por los turistas son además zonas con alto nivel de sequía, especialmente expuestas a los efectos del cambio climático. La falta de lluvias en zonas desérticas y la necesidad de inversión en nuevas infraestructuras de depuración y reutilización de agua tensionan la disponibilidad del recurso, en un escenario donde el turista consume mucha más agua que un habitante corriente.

De hecho, mientras una persona consume entre cincuenta y doscientos litros de agua al día en Europa, un turista puede llegar a consumir, según datos de la Organización Mundial del Turismo, más de cuatrocientos litros de agua por día.

Así, el turismo depende de la disponibilidad de agua, y a la vez, condiciona los usos que hace el turista en el lugar de destino. La disponibilidad cada vez más limitada del recurso provoca que sea ineludible introducir cambios en las estrategias de gestión de los recursos hídricos.

Un pequeño gesto conlleva un gran ahorro

La actividad turística, y los complejos hoteleros en concreto, buscan desde hace varios años estrategias para reducir el impacto del sector en el medioambiente y nuevas formas de gestionar de manera sostenible su actividad. Además, en términos económicos, el ahorro de agua impacta directamente en los beneficios del establecimiento, por lo que las estrategias de ahorro hídrico son un pilar importante en los planes de administración.

En Europa muchas de las zonas más visitadas por los turistas son zonas con alto nivel de sequía

En el ámbito de las habitaciones, medidas como reducir el caudal en los grifos, instalar cisternas de doble carga, concienciar sobre la frecuencia en del lavado de toallas y sábanas y, sobre todo, establecer un plan de gestión y realizar un estudio pormenorizado del consumo, pueden mejorar la rentabilidad del negocio y suponer una gran diferencia de ahorro de agua.

Sin embargo, el mayor consumo de agua en los hoteles no se produce en las habitaciones, sino en las cocinas. Cocinar con responsabilidad, impulsar la cocina de kilómetro cero o usar menos platos, y de dimensiones más pequeñas para limitar el derroche de agua, son pequeñas medidas que casi todos los establecimientos hosteleros pueden implementar y que contribuyen sustancialmente a establecer una estrategia real de ahorro.

Por otro lado, la gestión de las aguas residuales es clave para el sector del turismo, ya que de su adecuada gestión depende la supervivencia de playas, ríos y otros recursos hídricos que en la mayoría de ocasiones son el reclamo turístico principal. 

Además, las infraestructuras que tratan estas aguas en ocasiones se ven especialmente tensionadas por la alta demanda de aguas a tratar, ya que en muchas ocasiones la población servida que tratan de manera habitual se duplica con la llegada de turistas, sin que eso implique un aumento de las estaciones depuradoras.

Muchos establecimientos también aprovechan este recurso, y ya emplean agua regenerada para el riego de sus jardines y zonas verdes, así como para agua de refrigeración y para lavado de vehículos municipales o limpieza de calles.

Tecnología al servicio del turismo

El turismo puede, además, ser un sector estratégico en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Así, en el ODS 6, focalizado en el lograr el acceso a agua limpia y saneamiento universales, este sector puede desempeñar un papel crucial, ya que el uso eficiente del agua, así como la gestión de aguas residuales y el control de la calidad hídrica, apoyado en las nuevas y más eficaces herramientas tecnológicas, pueden ser clave para salvaguardar nuestro recurso más preciado.

Precisamente, la digitalización es un aliado decisivo del sector, ya que facilita procesos y tareas de control y de reducción de la huella hídrica, como el control de Agua No Registrada.

Las buenas prácticas y la concienciación ciudadana aseguran el éxito entre la actividad turística y la sostenibilidad hídrica

Según un estudio de la Cátedra de Turismo de la Universidad de La Laguna, en Tenerife (España), las fugas de agua no detectadas pueden provocar un aumento de hasta el 40% de consumo de agua. La digitalización, así como las nuevas herramientas que permiten un seguimiento detallado del consumo de agua, pueden reducir esas pérdidas sustancialmente.

La digitalización también puede facilitar una mejor gestión por parte de la administración de los establecimientos gracias a los contadores inteligentes. Estos contadores ofrecen una información a tiempo real del consumo de agua, lo que puede traducirse en estrategias concretas de ahorro, estableciendo, por ejemplo, horarios concretos para el riego de jardines o el uso de lavandería.

También el control de la calidad del agua, así como el monitoreo en áreas de escasez, son desafíos que pueden solventarse con el apoyo de las nuevas herramientas digitales.

Si bien estas nuevas estrategias del sector del turismo impactan en un ahorro directo de agua, solo las buenas prácticas y la concienciación ciudadana pueden asegurar el éxito de la relación entre la actividad turística y la sostenibilidad hídrica.