"Los Diálogos del Agua darán continuidad a la discusión del financiamiento en agua y saneamiento"

Pregunta: Esta IX edición de los Diálogos del Agua América Latina y Caribe - España se centra en los desafíos de financiamiento en la seguridad hídrica. ¿Cuál es la motivación para ello?

Respuesta: Una de las principales razones es que estamos a siete años de que se verifiquen las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y según el reporte más reciente del JMP, 25% de la población de la región de ALC no tiene todavía acceso al agua segura, que el 51% carece de acceso seguro al saneamiento y que más del 60% descarga sus aguas sin tratamiento, que nos ofrece un panorama preocupante. En efecto, pese a los esfuerzos que han venido realizando los países de la región, sin duda la pandemia del COVID-19 ralentizó el avance sostenido que se tenía, y de seguir la tendencia actual, no se lograrán las metas fijadas.

"Estamos a siete años de que se verifiquen las metas de los ODS, y según el reporte más reciente del JMP, 25% de la población de la región de ALC no tiene todavía acceso al agua segura"

De hecho, en un estudio reciente que realizamos en CAF, se determina que para agua y saneamiento se deberían invertir USD 250.000 millones hasta el 2030 para cerrar las brechas de acceso en la región, lo cual implica más que triplicar las inversiones anuales históricas, en un entorno pospandemia con fuerte presión fiscal y con tendencias de crecimiento bajas. No obstante, la gestión del agua va más allá que su contribución —ya significativa— a la reducción o prevención de enfermedades, es también motor de crecimiento económico, y de inclusión, de reducción de la desigualdad, en suma, es factor clave para avanzar en la reducción de la pobreza. Por ello, no es casualidad que en marzo de este año se haya llevado la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Agua en Nueva York, para instar a compromisos voluntarios de todas las partes, y ha sido también recurrente en la Semana Mundial del Agua en Estocolmo del pasado mes de agosto. Los Diálogos del Agua son parte de esta agenda internacional, y vemos como un espacio propicio para dar continuidad a la discusión sobre la problemática del financiamiento en agua y saneamiento.

P.- Como Gerente de Desarrollo Urbano, Agua y Economías Creativas, ¿cómo se entrelazan las demandas urbanas en términos de agua segura y saneamiento con las necesidades de los otros usos en torno a las ciudades, como por ejemplo, la expansión potencial de áreas irrigadas?

R.- Efectivamente, la gerencia implementa la agenda de Seguridad Hídrica en conjunto con agendas más específicas de las ciudades y los sistemas urbanos, todo bajo un enfoque de intervención territorial, donde la cuenca se presenta como la unidad de gestión natural.

Por otra parte, desde la mirada del uso de los recursos hídricos, es también necesaria la mirada territorial dado que suele ser frecuente que el agua para consumo humano compita con el agua necesaria para fines productivos, en particular, con la irrigación agrícola que se da en el ámbito periurbano o rural, pero en cercanías de las ciudades, lo cual nos lleva a la posibilidad de implementar acciones enmarcadas en la economía circular, como puede ser el reúso de las aguas residuales para el riego, y de esta manera articular la oferta y demanda del recurso hídrico, que cobra particular importancia en aquellos escenarios donde la escasez de agua es   una condicionante importante.

P.- Dada la creciente importancia de disponer de infraestructura más resiliente por el contexto de cambio climático, especialmente para hacer frente a los fenómenos extremos como sequías e inundaciones, ¿Cuál es la visión de CAF en cuanto a la integración de tecnologías emergentes y soluciones innovadoras en los proyectos de agua y adaptación al cambio climático?

R.- Definitivamente, el cambio climático afecta e impacta en gran medida la seguridad hídrica, dado que exacerba dos de sus principales riesgos, que son la falta y el exceso de agua. En efecto, los fenómenos asociados a estos riesgos son crecientes, con sequías más prolongadas y con inundaciones más recurrentes e intensas debido al incremento en las precipitaciones.

Por lo tanto, es pertinente desarrollar infraestructura resiliente al clima, que significa, que la infraestructura hidráulica y sanitaria esté preparada y adaptada a condiciones climáticas cambiantes, capaz de resistir o de recuperarse rápidamente ante las perturbaciones causadas por las condiciones climáticas, que significa una planificación adaptativa (con varios escenarios), disponer de sistemas con redundancia/reserva tanto en fuentes de agua como en componentes de los sistemas, con posibilidad de alternancia, y eso supone medidas tanto estructurales como no estructurales, como los sistemas de alerta temprana, el desarrollo de planes de contingencia o el establecimiento de sistemas de monitoreo y de protocolos para abordar los riesgos a medida que surgen.

Por ello, en muchos sentidos, reafirmamos el dicho de que el agua es a la adaptación, lo que la energía es a la mitigación.

P.- ¿Cómo garantiza CAF que las soluciones propuestas sean inclusivas, y qué acciones está tomando para asegurar la resiliencia en agua y saneamiento, especialmente para las comunidades más vulnerables?

R.- CAF dispone de una renovada Estrategia de Seguridad Hídrica 2023-2026 que establece los lineamientos y acciones bajo las cuales se rigen todas sus iniciativas, programas y/o proyectos vinculados; siendo la inclusión social uno de los ejes transversales contemplados, así como el enfoque de género y de diversidad; los cuales se trabajan con el acompañamiento de la Gerencia de Género, Inclusión y Diversidad.

"Reafirmamos el dicho de que el agua es a la adaptación, lo que la energía es a la mitigación"

Como nos gusta decir, el agua se encuentra al centro del desarrollo sostenible, lo que implica estar permeados por muchas otras temáticas, como lo son la salud, la nutrición y la seguridad alimentaria, y muchos de nuestros proyectos se orientan a promover el acceso universal al agua y al saneamiento en zonas periurbanas y rurales, así como a la agricultura familiar, que mucho de esta última está destinada al autoconsumo alimentario de las poblaciones rurales, segmentos que en la región de América Latina son altamente vulnerables.

Por ello, necesitamos redoblar los esfuerzos en la inversión de infraestructura hídrica, que debe ser también resiliente, como nos hemos referido, para garantizar mayor confiabilidad en la prestación de los servicios, aumentar la vida útil de los activos y garantizar la sostenibilidad de las inversiones.

P.- Respecto a los Diálogos del Agua América Latina-España, ¿cuáles son los resultados concretos que espera obtener y qué mensaje le gustaría transmitir sobre la urgencia de actuar ahora con visión de futuro?

R.- Nuestra expectativa es que, planteado el problema de las brechas de acceso y la necesidad de encontrar mecanismos innovadores y adecuados para el financiamiento de las acciones para la seguridad hídrica, se contribuya a generar mayor consenso sobre la imperiosa necesidad de ser más eficientes en el gasto público y en maximizar la infraestructura existente, pero también en el aumento de inversiones, y en ese sentido, reafirmamos el compromiso voluntario realizado por CAF en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Agua en Nueva York, de aprobar inversiones pro hasta USD 4.000 millones en proyectos de seguridad hídrica hasta el 2026, lo cual significa un incremento significativo respecto al promedio histórico de aprobaciones anuales de la institución.