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La gestión del agua en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia

  • gestión agua Plan Recuperación, Transformación y Resiliencia
    Teodoro Estrela Monreal, Director General del Agua de España.

La magnitud del desafío provocado por la COVID-19 ha exigido una respuesta común que se ha traducido en el acuerdo alcanzado en el Consejo Europeo, por el que se aprobaba un paquete de inversiones, el NextGeneration EU, por valor de 750.000 millones de euros, que permitirá a España invertir unos 140.000 millones de euros hasta 2026 a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

Se trata del mayor instrumento de estímulo económico establecido por la Unión Europea, que, además, condiciona el acceso a los fondos a la garantía de la protección de los recursos para la próxima generación.

La crisis sanitaria nos ha hecho tomar conciencia de nuestra vulnerabilidad y de la necesidad de apostar por un modelo de desarrollo más sostenible y resiliente que estime en su justa medida el valor del agua.

El Plan se estructura en diez políticas de reforma para garantizar un crecimiento sostenible e inclusivo y en treinta componentes, en los que el agua ocupa un lugar fundamental.

En concreto, nos ofrece el respaldo económico para desarrollar las líneas estratégicas en materia de agua definidas por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) y que afectan a tres ámbitos fundamentales de actuación: la protección de las aguas, la gestión del dominio público hidráulico y la seguridad hídrica.

Desde la Dirección General del Agua del MITECO se van a invertir 1.700 millones de euros durante los próximos tres años, 1.250 millones de euros de inversión directa de la Administración General del Estado y 450 millones para subvencionar actuaciones que son competencia de las Comunidades Autónomas y las Entidades Locales.

El PRTR nos ofrece una oportunidad inmejorable para reducir la vulnerabilidad de los recursos hídricos frente al cambio climático

En concreto, 650 millones de euros se destinarán a impulsar el saneamiento, la depuración, la reutilización y la seguridad de las infraestructuras, 800 millones a la restauración de los ecosistemas fluviales, la recuperación de acuíferos y la mitigación del riesgo de inundaciones y 250 millones de euros a la transición digital en el sector del agua.

Las inversiones previstas se desarrollarán fundamentalmente a través de los programas de medidas de los Planes Hidrológicos y de los Planes de Gestión del Riesgo de Inundación, pero también bajo el marco de la Estrategia Nacional de Restauración de Ríos, el Plan de Depuración, Saneamiento y Reutilización, y el Plan de Digitalización de la Administración del Agua.

A lo largo de este año ya se van a destinar 275 millones de euros a subvencionar a Comunidades Autónomas y Entidades locales para que puedan ejecutar tres tipos de actuaciones que forman parte del ámbito de sus competencias.

Ya se ha habilitado una primera partida de 100 millones de euros para subvencionar inversiones en saneamiento y depuración de municipios, menores de 5.000 habitantes equivalentes, que no depuran adecuadamente sus aguas residuales y, por tanto, se encuentran en procedimientos de infracción o no conformes con la Directiva, lo que permitirá mejorar la calidad del agua que llega hasta nuestros ríos.

Y en breve aprobaremos dos nuevas partidas. La primera de 100 millones de euros destinada a la mejorar la eficiencia de los sistemas de abastecimiento, a reducir la pérdida de las redes de distribución de agua y a la mejora de los depósitos e instalaciones de potabilización de municipios menores de 20.000 habitantes cuya ejecución supondrá un importante ahorro de agua y energía.

Y la segunda, de 75 millones de euros, destinada a ejecución de proyectos de restauración fluvial y protección frente a inundaciones en entornos urbanos, que pongan en marcha soluciones basadas en la naturaleza y que permitan mejorar el estado de los ríos y fomentar la adaptación al cambio climático.

El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia nos ofrece, en definitiva, una oportunidad inmejorable para reducir la vulnerabilidad de los recursos hídricos frente a los efectos del cambio climático y restablecer el equilibrio entre naturaleza, la economía y la sociedad.