El nuevo borrador de la Directiva 91/271 introduce importantes requisitos en relación con la identificación, evaluación, seguimiento y eliminación de los contaminantes emergentes (CEs) presentes en las aguas residuales urbanas, reflejo de la creciente preocupación de las autoridades europeas por garantizar una gestión más efectiva y responsable de las aguas residuales urbanas.
Como es sabido, los CEs abarcan una amplia gama de sustancias como pesticidas, productos farmacéuticos, drogas ilícitas, compuestos de ‘estilo de vida’, productos de cuidado personal, surfactantes o aditivos industriales, entre otros. Debido a sus bajas concentraciones, la eliminación de microcontaminantes en las plantas de tratamiento convencionales suele ser ineficaz y además tiene una considerable huella de carbono, causando un gran impacto en el medioambiente.
Para contrarrestar estos efectos, el borrador propone una cuarta etapa de tratamiento avanzado que podría incluir tecnologías como la oxidación avanzada o la adsorción en materiales como el carbón activo, para abordar la eliminación de estos contaminantes.
Sin embargo, el alto coste de estas tecnologías plantea desafíos para su implementación, especialmente en instalaciones existentes financiadas por administraciones públicas, dada la necesidad de cumplir con los plazos previstos para el cumplimiento de la normativa. Además, estos tratamientos avanzados también generan residuos y consumen una gran cantidad de recursos y energía, lo que plantea preocupaciones adicionales.
Desde el ámbito de la Innovación, sector al que pertenezco, consideramos fundamental trabajar en la eliminación de contaminantes y proponer tecnologías alternativas innovadoras, bajas en carbono y accesibles económicamente, e incluir también esfuerzos en el desarrollo de aquellas que nos permitan monitorizar y medir estos contaminantes de forma eficaz. Debemos encontrar un equilibrio entre el coste medioambiental de su aplicación y el posible riesgo o impacto de su bioacumulación en el medio receptor.
Es fundamental trabajar en la eliminación de contaminantes y proponer tecnologías alternativas innovadoras, bajas en carbono y accesibles económicamente
La prevención y control de vertidos es de gran importancia: es más eficiente adoptar medidas de control en origen que implantar tratamientos costosos en las plantas de tratamiento de aguas residuales para disminuir su concentración en los efluentes tratados. Las EDAR no pueden ser la única barrera receptora de innumerables contaminantes, por lo que se debe fomentar la prevención de la contaminación en primer lugar.
Por último, dentro de la monitorización se incluye la contaminación microbiológica y la resistencia a antibióticos que pueden generarse en el sistema, así como los microplásticos presentes en las aguas residuales. Estudios realizados en algunas depuradoras han demostrado que la resistencia a los antibióticos se reduce en el proceso de depuración, contrariamente a lo que se ha referenciado en algunas publicaciones alarmistas.
En el caso de los microplásticos, algunos trabajos indican una mayor eficiencia con la prevención y retención en las propias lavadoras de las microfibras textiles, que su propia separación en las depuradoras. En el caso de determinados indicadores a nivel microbiológico, es complicado determinar un porcentaje de reducción, dado que en muchas ocasiones están en cantidades muy bajas ya a la entrada de la depuradora.
Todos estos estudios son de especial relevancia cuando ahora se exige este monitoreo, puesto que debe enfocarse de manera más precisa la manera de controlar y reducir el impacto producido.
En resumen, es esencial seguir buscando soluciones innovadoras, llevar a cabo medidas preventivas en origen y considerar de manera integral la gestión de riesgos y beneficios en la eliminación de contaminantes en las aguas residuales. Por ello, antes de implementar el tratamiento cuaternario en las depuradoras, es necesario priorizar las acciones en aquellas instalaciones donde se generarán mayores beneficios ambientales, en lugar de basarse en su tamaño u otras características, atendiendo de este modo también a nuevas exigencias relacionadas con el objetivo de neutralidad energética, no solo de las instalaciones sino del sistema en general.