En Latinoamérica se denominan PTAR y en España EDAR, en resumen, son nuestras plantas o depuradoras de las aguas residuales.
En los tiempos que nos encontramos, estas depuradoras reciben cada vez más agentes contaminantes, aparte de los microbiológicos. De todos es sabido que hoy en día nos podemos encontrar, en una analítica de vertido, desde coliformes fecales, cianobacterias, algas, hasta metales pesados, nitrogenados, e incluso restos de COVID.
Los retos de la depuración, tratamiento y desinfección pasan por obtener buenos resultados en el vertido o reutilización, dosificando químicos e invirtiendo en costes energéticos, ambos más caros cada día.
¿Qué podemos hacer?
Ya se están instalando fuentes energéticas alternativas, sostenibles y ecológicas, como pueden ser la energía eólica y fotovoltaica. Eficaces, poco a poco, pero con mucho horizonte a futuro.
Referente a los químicos y consumibles, salvo la regulación del pH, el resto se pueden sustituir por otras tecnologías más sostenibles con el medio ambiente, menos tóxicas y menos contaminantes, como pueden ser Ultravioleta (UV-C) y el Ozono (O3), ya implantadas con mucho éxito en Europa y también en Latinoamérica.
El ozono y el ultravioleta son capaces de reducir y eliminar todos los valores y parámetros contaminantes presentes en las analíticas, por no decir la ausencia de malos olores en dichas tecnologías.
La oxidación final, la aireación sumergida, la desodorización y la oxigenación llevan el sello de la tecnología de la ozonización. Todos estos resultados obtenidos de forma natural, sostenible, ecológica y, lo más importante: ahorro en la explotación de dichas depuradoras y ahorro energético.
En resumen, ozono y ultravioleta en PTAR (en Latinoamérica) y EDAR en España son un valor seguro que significan ahorro y eficiencia.