Un interesante proyecto LIFE está abordando cómo reducir en origen la contaminación del agua por nitratos, es decir, reduciendo la entrada al ciclo hidrológico. Este tipo de iniciativas son muy necesarias, porque una vez conscientes del problema y sus dimensiones, es intolerable permanecer impasibles por más tiempo.
Lamentablemente, son muchas las sustancias que forman parte de la contaminación difusa ("non-point pollution" es el término en inglés, más acertado), y su presencia en los sistemas hidrológicos es casi ubicua, desde los ríos a los acuíferos, áreas de cabecera y humedales, lagos y embalses, y hasta ecosistemas marinos.
Un caso de estudio complejo es el de Chesapeake Bay, el mayor estuario de EE.UU. , que con una extensión algo mayor que la provincia de Valladolid, recibe el agua de una cuenca que drena una superficie superior a la suma de las de Castilla y León, Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, Navarra y Madrid. Por sus caracterísicas naturales, Chesapeake Bay tenía un gran interés pesquero y para ocio y esparcimiento, además de prestar otros servicios ecosistémicos, que desde los años 1970 se están degradando por la eutrofización de sus aguas.
Para paliar el problema, independientemente de las actuaciones relacionadas con los vertidos puntuales, se diseñó un programa para combatir la contaminación difusa, obteniendo como resultado un detallado manual para actuar contra nitratos, pesticidas y otros contaminantes, indistintamente. Entre otras actuaciones, el manual describe cómo promover el desarrollo de bandas de vegetación tampón en los bordes de vaguadas, cauces y canales que drenan la escorrentía, con la función de retener los contaminantes disueltos. Además, el manual contempla la construcción de trampas de sedimentos para atrapar los contaminantes particulados que no queden retenidos por la vegetación tampón. Previa adaptación a las peculiaridades climáticas, litológicas, etc., y salvo honrosas excepciones, en España llevamos 15 años de retraso al respecto.
¿Cuáles pueden ser los beneficios de este tipo de actuaciones? Se ha sugerido una reducción potencial del 50 % en la contaminación de aguas de escorrentía por nitratos y herbicidas, mediante actuaciones de este tipo estratégicamente situadas en el territorio que sumen sólo el 1% de la superficie de la cuenca hidrográfica.
Mientras tanto, la lucha contra la contaminación difusa en España se encuentra prácticamente en la fase de diagnóstico, con una resolucion cuantitativa que deja mucho que desear, por no decir cualitativa sin más, y un planteamiento de soluciones inespecíficas y tan difusas como la fuente del problema, por no decir inexistente. Como muestra, basta mencionar el ámbito de la Confederación Hidrográfica del Guadiana, que incluye una de las masas de agua subterránea más afectadas por la contaminación por nitratos, como es el caso del antiguamente conocido como Acuífero 23 (Llanura Manchega Central). Y eso sólo es un ejemplo.
A pesar de la excelente cualificación de los técnicos de las instituciones competentes, esta situación pervive por la falta de financiación para acometer programas eficientes de lucha contra la contaminación difusa.
Suficiente base científica, beneficios valorables, excelente cualificación técnica... ¿A qué estamos esperando?