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Todos para 4.0 y... 4.0 para Todos

Sobre el blog

Marina Arnaldos Orts
Responsable Área Recursos Hídricos, Producción y Reutilización en Cetaqua, Grupo SUEZ. Desarrollo y Optimización de Procesos, Estrategias y Herramientas para el Tratamiento y Gestión de los Recursos Hídricos.

Para el que no se haya dado cuenta -quizás vive en una isla desierta-, le informo de que nos encontramos actualmente sumidos en la era de la Industria 4.0. Y como en el sector del agua no podíamos ser menos, pues resulta que los profesionales del mismo hemos entrado casi de la noche a la mañana en la era del Agua 4.0. Como poco, esto se ha notado en que palabras anglosajonas como BigData, Internet of Things, Business Intelligence, Smart-cosas, y un largo etcétera pueblan nuestras news feed de Twitter, perfiles de LinkedIn, las revistas tecnológicas y de negocio del sector, así como sesiones bastante contundentes en foros destacados del mismo (como, por ejemplo, el próximo Congreso de los Young Water Professionals en Bilbao). Más allá, los que trabajamos en innovación, hemos podido comprobar cómo las oportunidades de implantación de proyectos en el ámbito 4.0 se han multiplicado en los últimos años. Consecuencia directa ha sido que el Agua 4.0 ha pasado a ser parte de los ejes temáticos centrales de Departamentos de Innovación y Centros Tecnológicos, como es el caso de Cetaqua, entre otros.

Desde mi perspectiva, la llegada del Agua 4.0 ha sido recibida por los profesionales del sector de manera desigual. En un extremo de la balanza se encuentran las grandes empresas de software con soluciones de Business Intelligence que, acompañados por legiones de consultores de negocio e innovación, parecen pensar que ya no hace falta saber gran cosa a nivel conceptual; el mismo algoritmo que sirve para monitorear y obtener conclusiones sobre mercados, puede valer para operar la infraestructura del sector del agua con mayores eficiencias, menores costes y mejor servicio al cliente. El conocimiento técnico queda entonces de alguna manera relegado a un segundo plano, y sus poseedores que no se suban entusiastas al carro del “nuevo paradigma” corren el riesgo de ser tachados de arcaicos y desfasados. En el otro extremo de la balanza, están los escépticos que consideran que esto del Agua 4.0 es simplemente otra moda que, como todas, pasará. Y que cuando pase y se lleve consigo las hordas de consultores de perfil Silicon Valley, habremos invertido colectivamente millones de euros en proyectos con muchas palabras en inglés, pero que en realidad los problemas –y las soluciones- del sector seguirán siendo los mismos.

El Agua 4.0 no es una moda, sino que está aquí para quedarse

Quizás son ganas de llevar la contraria, pero sinceramente no comparto la visión de ninguno de los dos grupos. Por un lado, me es imposible concebir el diseño de un sistema de adquisición y tratamiento de datos que no tenga incorporado, de una manera u otra, el conocimiento técnico y experto de los profesionales que conocen tanto la infraestructura como los procesos que se llevan a cabo en la misma. Desde saber a priori qué parámetros se deben medir, dónde situar sensores, las relaciones ya conocidas entre parámetros operacionales, los actuadores más relevantes, hay muchos ejemplos que son prueba de que las correlaciones entre datos sin conocer el proceso no pueden producir un resultado que se pudiera calificar como “smart”. Es cierto que lo más probable es que haya ciertas profesiones dentro del sector que sean el eslabón más débil del mundo Agua 4.0 y que nuevos perfiles profesionales más relacionados con el tratamiento, almacenamiento y comunicación de datos empiecen a aparecer. Pero estos últimos tendrán que colaborar estrechamente con los profesionales de perfil técnico y de proceso, o sus proyectos tendrán pocas probabilidades de prosperar. Y los aspectos técnicos no se pueden aprender una vez y ya está; una de las características que tiene nuestro sector es que cada proyecto es distinto y cada agua es diferente; por tanto, cada caso de estudio tendrá mil y una particularidades que harán relevante una vez tras otra el conocimiento de los profesionales.

Por otro lado, creo que el Agua 4.0 no es una moda, sino que está aquí para quedarse. Mi percepción es que el esté esperando sentado a que se marche, puede llegar a desarrollar serios problemas derivados de su sedentarismo mental. Los proyectos pioneros de sensorización y monitoreo de redes de distribución ya están mostrando el tremendo potencial de las herramientas derivadas de la capacidad de almacenar y comunicar la información encerrada dentro de grandes cantidades de datos. En las áreas de tratamiento, vemos como se está empezando a percibir los historiales de datos de operación como minas de donde extraer la clave para desarrollar mejores procesos de operación de las instalaciones. Tampoco han pasado desapercibidas las ventajas que puede tener un buen monitoreo y visualización de las condiciones y evolución de los recursos hídricos de donde se realiza la captación de agua. Estos acercamientos a la realidad del sector ya se está implementando y los resultados apuntan a que mejorarán considerablemente nuestro conocimiento de la infraestructura y nuestra capacidad para operarla de la forma más óptima en coste e impactos.

Pero en realidad, esto son cosas que doy por hechas; que sucedan es simple cuestión de tiempo. Lo que realmente me intriga de la era Agua 4.0 son las consecuencias que puede tener en cómo se articula el sector del agua en su conjunto en el medio-largo plazo. El hecho de que empecemos a tener disponible información procesada y fiable de las diferentes infraestructuras que componen nuestro sector, tan relacionadas de manera práctica pero tan aisladas en la vida real por barreras administrativas, legales y geográficas, hacen pensar si las barreras empezarán a derrumbarse por puro pragmatismo. Y es que los datos no saben de procesos ni de leyes fundamentales, pero tampoco saben de organizaciones territoriales ni sectoriales; en todos los sentidos posibles, los datos son muy ecuánimes. Y claro, una vez que tengamos toda nuestra información disponible y sea tan fácil combinarla para gestionar el sector de forma realmente integrada; ¿cuánto tiempo podrá pasar hasta que lo hagamos? En definitiva, mi visión es que el Agua 4.0 no permanecerá mucho tiempo como un área innovadora transversal, aplicable a todos los compartimentos estancos del sector, sino que se convertirá en un área cohesiva, aceleradora del acercamiento y colaboración dentro del mismo.