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La educación ambiental como vía para valorar el agua de hoy y mañana

  • educación ambiental como vía valorar agua hoy y mañana

El calentamiento global, la desertización, la sobreexplotación, la contaminación… son solo algunos de los principales problemas que están agotando los recursos hídricos del planeta. El agua, como el recurso más vital para nuestra existencia, es vector de desarrollo e indicador de calidad de vida de las personas. Es, por tanto, crucial su conservación y cuidado desde todas las perspectivas, donde la educación ambiental juega un papel fundamental.

Cada 26 de enero se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental, cuyo origen data en 1975, año en el que Belgrado acogió el Seminario Internacional de Educación Ambiental con la participación de más de setenta países y de la que nació La Carta de Belgrado, un marco general para la educación ambiental en el propio marco de los programas de las Naciones Unidas que plasmó las reivindicaciones fundamentales de la educación ambiental: “Formar una población mundial consciente y preocupada con el medioambiente y con los problemas asociados, y que tenga conocimiento, aptitud, actitud, motivación y compromiso para trabajar individual y colectivamente en la búsqueda de soluciones para los problemas existentes y para prevenir nuevos”.

La educación (sea ambiental o no), no solo se limita a informar o a sensibilizar sobre una problemática determinada, también propone pasar a la acción e invita al cambio. Dice el Libro Blanco de la Educación Ambiental en España que “resolver los problemas ambientales o, mejor aún, prevenirlos implica la necesidad de ir cambiando cada acción, de manera que se modifiquen los efectos de nuestra actividad individual y colectiva, para obtener un nuevo mosaico de fuerzas encaminadas en una dirección distinta: la sostenibilidad”. En este sentido, la educación es de importancia crítica para promover el desarrollo sostenible y aumentar la capacidad ciudadana con el fin de abordar cuestiones ambientales y de desarrollo, más aún si cabe en tiempos de pandemia y crisis climática, siendo capaces de “conciliar los desafíos del presente con todo lo que se presenta en el futuro”, en palabras de Gonzalo Delacámara, director académico del Foro de la Economía del Agua.

Así, hablar de una educación ambiental para un uso sostenible del agua es hablar de una educación transformadora (Moreira-Segura, C.; Araya-Rodríguez, F.; Charpentier-Esquivel, C., 2015), que nos empuje a cambiar la forma en la que utilizamos los recursos hídricos hacia la llamada Nueva Cultura del Agua en la que seamos conscientes de que “sin conseguir el acceso al agua y al saneamiento en el ODS6, difícilmente se podrán lograr los demás objetivos”, tal y como advertía Carlos Garriga, director de la Fundación We Are Water, y donde debemos devolver a la naturaleza lo que nos ha dado a través un modelo de economía circular. Una necesaria apuesta no solo en la transformación del propio sector del agua que mire hacia la digitalización y los recursos no convencionales, también la de la sociedad: “Es importante reconectar a las personas con la realidad física, química y socioeconómica, que es disponer de los ecosistemas acuáticos para nuestro desarrollo”, decía Rafael Seiz, técnico de Políticas del Programa de Agua de WWF España, durante los Encuentros CONAMA.

La implicación de la sociedad civil es clave para poner sobre la mesa la necesidad urgente de gestionar y utilizar el agua que disponemos de una manera eficiente y sostenible, y la educación ambiental es una de las principales vías para lograrlo.