El cultivo de fresa es un cultivo que demanda un volumen importante de agua y que es muy solicitado en el mercado nacional e internacional, tanto en fresco como para industria. Según estudios previos, la huella hídrica del cultivo de fresa en Huelva según la metodología de huella hídrica (www.waterfootprint.org), oscila entre los 140 y los 173 m3/t. Este mismo dato se reduce hasta los 60-80 m3/t en un estudio que hemos llevado a cabo durante tres campañas (2010-2013) sobre un conjunto de 22 fincas. Las diferencias entre ambas estimaciones se deben principalmente al cálculo de la evapotranspiración del cultivo (ETc) que generalmente se calcula de forma indirecta a través de modelos que requieren como variables de entrada datos de clima y características agronómicas de los cultivos. En el primer caso los valores de las variables que intervienen en el cálculo de la ETc se obtienen de bases de datos genéricas, a escala incluso nacional en algunos casos, mientras que en el segundo caso se han utilizado datos climáticos y de cultivo registrados a escala de parcela y adaptados a los condiciones de manejo típicas del cultivo en la zona de estudio. Estas diferencias justifican las afirmaciones de Montesinos et al., quienes concluyen que la escala espacial en la toma de datos es clave a la hora de aplicar los conceptos de agua virtual y huella hídrica.
La escala espacial en la toma de datos es clave a la hora de aplicar los conceptos de agua virtual y huella hídrica
Sin embargo en el cálculo de la huella hídrica del cultivo (HHc) no se contempla la ineficiencia en el proceso de riego y tampoco considera otros usos agronómicos necesarios para obtener producciones comerciales, (alomado, plantación, combatir las heladas, lavado de sales, mantenimiento de emisores). Si se tiene en cuenta este volumen de agua, la huella hídrica consumida (HHc) se convierte en huella hídrica aplicada, en este caso sería huella hídrica aplicada azul (HHAazul), ya que en un cultivo en lomos acolchados dentro de macrotúneles de polietileno, tal como se realiza el cultivo de la fresa, el agua verde es un agua difícilmente aprovechable por el cultivo.
Este indicador (HHAazul) es más realista ya que informa sobre del volumen de agua total necesario para producir una unidad de cosecha, relacionando las extracciones totales de agua con la producción. El valor medio de HHAazul osciló entre 99 y 118 m3/t. Cuando las tecnologías de la información y comunicación se aplican al riego convirtiéndolo en un riego de precisión, la eficiencia en la aplicación de agua aumenta de forma considerable, pudiendo reducir la huella hídrica aplicada a valores comprendidos entre 70-83 m3/t.
Los estudios de huella hídrica de un cultivo no dan información sobre el manejo del riego, por tanto, deben de complementarse con otros indicadores para evaluar si el agua se está aplicando de una manera eficiente o no. Uno de los indicadores más utilizados para evaluar el manejo del riego es el Suministro Relativo de Riego (RIS) que es la relación entre el volumen de agua total anual bombeada para riego y las necesidades teóricas del cultivo.
Valores de RIS entre 1 y 1,2 indican que el riego se ajusta a las necesidades del cultivo contemplando las ineficiencias del sistema de riego así como el manejo de éste. Los valores de RIS medios calculados se encuentran en valores ligeramente superiores al rango óptimo, lo que indica que aunque el riego puede considerarse como adecuado en la mayoría de los casos, aún hay margen de mejora en la gestión del riego. Esta apreciación toma fuerza al apreciarse que un 36% de la muestra presenta valores de RIS superiores a 1,5 en al menos una de las tres campañas de estudio. Se deben evitar valores de RIS elevados que indican tanto una extracción excesiva de agua, como un volumen considerable de aguas de retorno que provocan contaminación difusa por el lixiviado de fertilizantes y otros agroquímicos.
En resumen, el indicador de huella hídrica acompañado del indicador de manejo del riego RIS, son una herramienta muy útil para evaluar el uso y manejo del agua empleada en la producción agraria, y nos permite identificar medidas de mejora y conservación del recurso.