El Partenariado del Agua del Ebro se constituyó en 2013 con la misión de promover la mejora institucional de la gobernanza del agua basada en la acción colectiva, directa y responsable, de los usuarios en el marco de las cuencas hidrográficas.
En coherencia con sus principios fundacionales, el Partenariado del Agua del Ebro se ha pronunciado en contra de la Ley 10/2014, de Aguas y Ríos de Aragón aprobada por las Cortes de Aragón (27-11-2014) y publicada en el Boletín Oficial de Aragón (10-12-2014).
La ley que se rechaza es un ejemplo de desprestigio del patrimonio institucional que fundamenta la gobernanza española del agua
En su manifiesto de 19-01-2015, el Partenariado insta a los órganos competentes para que, en el ejercicio de sus responsabilidades y competencias, actúen en defensa del principio de unidad de cuenca y de los sistemas hidráulicos. Todo ello de conformidad con la Constitución, la Directiva Marco del Agua y la planificación hidrológica vigente.
Con independencia de la doctrina constitucional y de los argumentos que expone el manifiesto, la ley que se rechaza es un nuevo ejemplo de degradación y desprestigio del patrimonio institucional que fundamenta la gobernanza española del agua.
La promulgación de normas como la que ahora se cuestiona pone de manifiesto la progresiva politización de la gobernanza del agua y consiguiente deterioro del proceso y de los órganos de participación directa de los usuarios. Todo ello sin otro propósito que dar cabida a intereses político-partidistas que no sólo no aportan nada a la gestión eficiente y equitativa del agua sino que la obstaculizan.
La institucionalidad de la gobernanza del agua, aún siendo ejemplar, exige profundas mejoras
La ejemplaridad de la gobernanza española del agua, reconocida internacionalmente, radica en el reparto del agua y la gestión de los sistemas hidráulicos mediante acuerdo directo de los usuarios pero considerando la cuenca hidrográfica como un todo. La necesidad de esta última exigencia se pone de manifiesto una y otra vez para hacer frente, por ejemplo, a los episodios recurrentes de inundación y sequía que caracterizan nuestra hidrología. La participación directa de los usuarios, a través de sus comunidades y de los órganos de cuenca, han demostrado su eficacia mientras que las soluciones político-administrativas que unos pretenden, así como las de carácter mercantil que otros proponen, ofrecen claros interrogantes, riesgos a incertidumbres.
La institucionalidad de la gobernanza del agua, aún siendo ejemplar, exige profundas mejoras. Sin embargo, la imprescindible innovación institucional está siendo obstruida, no sólo por los intereses político-partidistas y comerciales aludidos, sino también, por la insuficiente capacidad, convicción y liderazgo de quienes configuran la vigente institucionalidad para explicarla y defenderla con eficacia.
El manifiesto puede verse en esta web.