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Por qué han premiado al río Segura

Sobre el blog

Jaime Fraile
Jefe de Servicio de la Oficina de Planificación Hidrológica de la Confederación Hidrográfica del Segura.
  • qué han premiado al río Segura

El río Segura ha sido galardonado con el prestigioso premio Riverprize por su proyecto de recuperación medioambiental. Esta noticia, sorprendente para muchos, es ya una realidad tras la entrega de premios en Viena, donde se reveló el ganador de entre los tres candidatos finalistas: el proyecto del río Aragón, con incesantes actuaciones para la recuperación del visón a lo largo de decenas de años, el proyecto del río Trent en el Reino Unido, y el propio Segura.

Muchos señalarán que el río Segura no es precisamente el mejor ejemplo de buen estado de conservación de un río. Entonces, ¿por qué ha sido premiado? Entre lo que manifestó el jurado al emitir su fallo y lo que sabemos del río Segura, podemos aventurar una serie de motivos.

En primer lugar la situación de partida. En los años 90, pocos ríos había en Europa más contaminados que éste, y el calificativo más recurrente en aquel entonces era el de “cloaca a cielo abierto”. Los malos olores y las plagas de ratas y mosquitos hacían que vivir junto al río fuese un auténtico suplicio diario para miles de habitantes. Ventanas cerradas a cal y canto, viviendas inhabitables con precios por los suelos y una ciudad que ahuyentaba los visitantes porque estaba atravesada por un foco de infección y hedor. El cambio que se ha producido gracias al Plan Integral de Saneamiento y Depuración es asombroso, y generó una situación diametralmente opuesta gracias a la que los ciudadanos redescubrieron el río.

En segundo lugar cabe destacar la escala del proyecto, que no es otra que la totalidad de la cuenca. Esto ha requerido un esfuerzo económico enorme que ha sido soportado por las administraciones españolas y por Europa y que añade mérito al hecho de haber conseguido coordinar esfuerzos y voluntades en pos de un resultado conjunto.

A esto hay que añadir la escasez de recursos. No quisiera caer en el tópico de la “pertinaz sequía” al que cíclicamente se recurre en esta cuenca; simplemente, hay lo esperable para una zona semiárida. Una zona atravesada por un río cuyos caudales, sin ser extraordinarios, son cuando menos considerables, aunque insuficientes para satisfacer la demanda.

Finalmente, la necesidad de prevenir daños por las graves inundaciones que afectan a esta zona de manera recurrente ha generado la construcción de muchas obras de defensa que contribuyen a alterar la morfología natural del río y diversas partes de su cuenca

En resumen, se trata de una cuenca con unas presiones enormes, tal vez de las más intensas que pueden encontrarse.

Además hay que señalar que la recuperación del río continúa. Se ha conseguido un agua de calidad y seguimos haciendo malabares con los problemas de cantidad, pero se sabe que queda mucho por hacer y actualmente se está trabajando en la buena dirección.

Por un lado, la CHS coordina dos proyectos LIFE+ y participa en un tercero. Son el LIFE+SEGURA RIVERLINK, LIFE+RIPISILVANATURA y LIFE+RIVERPHY.

El primero de ellos busca la restauración de la continuidad longitudinal del río, eliminando y permeabilizando los obstáculos que impiden la migración de los peces autóctonos para conseguir una auténtica conectividad ecológica.

El LIFE+RIPISILVANATURA busca potenciar ese valor del río como corredor ecológico e infraestructura verde, recuperando el hábitat de bosque de ribera asociado al río, y luchando contra las cañas y otras especies invasoras que impiden su recuperación.

Finalmente, el LIFE+RIVERPHY analiza el papel de la vegetación como herramienta de extracción de metales pesados que contaminan el lecho del río Guadalentín.

Por tanto, se partía de una situación nefasta, y extendida por toda la cuenca, luchando contra tremendas presiones, y se sigue trabajando por recuperar el esplendor del río Segura. He aquí, según mi opinión, los factores que se han querido reconocer con el premio.

Pero el auténtico valor del galardón no está en el reconocimiento, no. Este reconocimiento debe servir de espaldarazo al trabajo bien hecho y de acicate para continuar en la buena dirección. También habrá que tener en cuenta los errores del pasado para no volver a cometerlos. Flaco favor nos estaríamos haciendo de caer en la autocomplacencia, porque queda mucho por hacer.

Hay trabajo para años en restauración del río, recuperando sus funciones naturales, y restableciendo su morfología allí donde sea posible. Existe también un ingente trabajo pendiente en educación ambiental y sensibilización, para que los agricultores entiendan que cinco metros menos de terreno reducen sus cosechas un poco, pero aportan un valor añadido en materia de servicios ecosistémicos que supera con mucho a esa merma en el beneficio. La población también debe entender que el río no es un vertedero, y que mucha de la basura, colillas, papeles o plásticos que arrojamos sin contemplaciones al suelo, en el campo, en las ciudades, en las ramblas, arroyos, acequias y azarbes, acaba en el río. En nuestro río. Es responsabilidad de todos hacer examen de conciencia, cambiar estos comportamientos incívicos y limpiar la porquería que afea y contamina muchas partes del río y de su cuenca.

Porque el río es de todos, al igual que la responsabilidad de cuidarlo.