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Coger agua del cielo en la ciudad

Aprovechar un algibe antiguo para captar agua pluvial en una vivienda unifamiliar

Lo que hace unas décadas se hacía con normalidad, recoger el agua de lluvia para uso doméstico, actualmente se ha abandonado en casi la totalidad de viviendas urbanas. Bien es cierto que los pueblos y ciudades pequeñas estaban ocupadas mayoritariamente por viviendas unifamiliares con patios o huertos que permitían ubicar fácilmente algibes. Con la construcción de bloques de pisos, la captación y utilización del agua de lluvia, prácticamente desapareció. Aunque actualmente hay experiencias que ya plantean soluciones en este sentido. Pero nos vamos a centrar en las casas más favorables y fáciles para incorporar este tipo de sistemas: las antiguas casas unifamiliares o actuales adosados o bungalows, de los que todavía existen multitud.

Cuando compré la casa que tenía que reformar y ser mi nuevo hogar, pude comprobar que había un algibe operativo. La casa originariamente era pequeña con un gran patio en el que se ubicaba un tradicional algibe de botella, de unos 3 metros de profundidad y algo más de 1 metro de anchura. Luego la casa se fue ampliando a costa del patio y el pozo pasó a estar integrado en la cocina pero seguía recogiendo el agua de las nuevas cubiertas que había ocupado la mayor parte del patio. Así estaban las cosas cuando la compramos y pensamos hacer una profunda reforma en la casa.

Cuando le comentaba a la gente que había un pozo en la casa, la respuesta era siempre la misma: “Yo lo llenaría de escombros de la obra y problema solucionado”. Bueno, tampoco era un problema pero había que ver de qué forma lo transformábamos en una oportunidad. Descartada la posibilidad de usar el agua recogida para beber, surgió una primera idea: aprovecharla para llenar las cisternas de los aseos. Pero consultado con el arquitecto de la obra nos planteó que tenía que duplicarse la instalación de agua y poner sistemas que impidiesen que el agua del algibe pudiese entrar en contacto con las instalaciones del agua potable y que la pudiese “contaminar”. La normativa es la normativa. Demasiado mareo e inversión para ahorrar unos pocos metros cúbicos al año.

A todo ello, el arquitecto nos había sugerido realizar un muro verde en el patio inferior, que habíamos agrandado un poco respecto a la distribución original de la casa. Un jardín vertical que haría que desde los ventanales del interior de la casa pudiésemos ver algo de naturaleza. ¡Genial idea! ¿Y qué mejor que un agua de lluvia no clorada para regar ese muro de plantas? Ya teníamos el uso adecuado.

Manos a la obra. Como había que renovar todas las cubiertas de la casa aprovechamos para instalar las conducciones de recogida en 3 de las 4 cubiertas de la misma: unos 60 metros cuadrados. La cuarta, de poco más de 20, estaba orientada a la calle y era muy complicada de incorporar a la recogida de pluviales. Puede parecer mucha superficie de recogida para un algibe pequeño, unos 5 m3, pero en un clima subdesértico como el de mi ciudad, Novelda, en el valle del Vinalopó, a 28 km de Alicante, donde cuando caen anualmente 300 mm. de lluvia, se le considera un año lluvioso... iba a ser suficiente almacenamiento. Y más si va a haber un uso continuo en forma de riego periódico a las plantas. A pesar de ello, en la parte alta del mismo, se le hizo un aliviadero que conectaba con la red de saneamiento, a fin de evitar desbordes ya que el algibe ahora había quedado dentro del futuro salón de la casa. A ello se le incorporaban dos medidas de seguridad más:

  • Al final de la bajante de la recogida de las aguas de las cubiertas pusimos un filtro para evitar el acceso de materiales gruesos al algibe. Ese filtro también tiene la opción, manualmente, de colocarse de forma que evitemos la entrada de agua al algibe y desviarla así toda al saneamiento

  • Por otro lado, instalamos una bomba para extraer el agua del pozo y en dicha instalación se puso una sonda de nivel que la accionaría automáticamente en caso de llegar a un nivel prudencial por debajo del aliviadero, evitando así cualquier desbordamiento, incluso que se llegue al nivel del aliviadero.

La bomba, ubicada en la cocina pero muy próxima a la situación del algibe, permite su accionamiento manual a través del cual bombea el agua a una acequia que hemos ubicado debajo del muro verde y que servirá para regar el mismo. O la posición automática, que hemos comentado y que la pondría en marcha en caso de llegar a un determinado nivel.

Como hemos dicho, desde el algibe conducimos el agua a la parte inferior del muro verde y desde aquí, con otra bomba impulsaremos periódicamente el agua acumulada al circuito de riego que irá por el interior del muro verde, para regar las plantas que darán color al patio.

Además conseguiremos un efecto climatizador de dicho patio por la evapotranspiración que producen las plantas, que se ubicarán en el muro orientado al norte. Y justo al lado de ese muro vegetal está la toma de aire para la ventilación interna de la casa, por lo que introduciremos en la casa el aire del lugar más fresco posible. Con ello habremos transformado el agua de lluvia en vegetación, paisajismo interior y climatización natural. ¡O eso pretendemos, ya que la construcción del muro verde todavía no la hemos acometido! Pero todo está preparado para el aprovechamiento de ese agua y la consecución de los beneficios citados.

Aprovechar el agua de lluvia urbana no es solo cosa de redes de pluviales inmensas que vayan a depósitos subterráneos enormes o a estanques de tormenta. Planificando adecuadamente desde la fase del proyecto los edificios, se pueden incorporar en el diseño espacios para el almacenamiento y distribución y uso de estos recursos hídricos que pueden venir muy bien para reducir el uso de agua de acuíferos sobreexplotados en unas condiciones de constante cambio climático, que hace más valioso si cabe, captar hasta la última gota de agua de lluvia que cae en nuestros tejados sin necesidad de evacuarlas al alcantarillado, cual residuo molesto.