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La industria ante el reto de la circularidad del agua

Sobre el blog

Francisco Bosch Mossi
Departamento de Análisis y Tecnologías Químicas de AIDIMME

Publicado en:

Portada iAgua Magazine
  • industria reto circularidad agua

La industria emplea alrededor del 19% del total del agua consumida por actividad humana, convirtiéndose generalmente en residual tras su uso en el proceso de fabricación.

Aunque en España el sector fabril ya invirtió mayoritariamente en instalar depuradoras, evitando el impacto ambiental que sus aguas residuales podían generar en los cauces públicos, en la actualidad, el cambio climático y la conciencia social están empujando hacia un nuevo modelo de producción, siendo la economía circular el nuevo paradigma. El antiguo modelo basado en extraer-fabricar-desechar está dando paso a uno más responsable, donde el ciclo de vida de cada recurso consumido hay que maximizarlo. Esto incluye al recurso agua.

Integrar la gestión del agua en el marco de la economía circular es un reto, ya que no hay soluciones únicas ni sencillas. La industria es muy heterogénea en cuanto a usos hídricos, tanto en cantidad consumida, como en calidad necesaria, pudiendo abarcar desde agua de alta calidad, por ejemplo desmineralizada, a usos de baja exigencia como el baldeo o el lavado de gases.

Minimizar el consumo, adaptar la calidad del agua suministrada al destino final de uso, así como utilizar distintas fuentes hídricas, forman parte de una estrategia circular. Para ello se dispone actualmente de distintas herramientas: auditoría hídrica, inteligencia artificial y sensorización, reciclaje de aguas depuradas o la simbiosis industrial.

La auditoría hídrica es una buena herramienta para aplicar la hidroeficiencia en la empresa. Su implementación permite disponer de un diagnóstico sobre cualquier aspecto relacionado con el agua. Determinar la necesidad real de consumo, tanto en cantidad como en calidad, así como evaluar cómo satisfacer dicha necesidad mediante las distintas fuentes disponibles: agua potable, residual, reciclada u otras como agua de lluvia, son resultados que se obtienen en la auditoría.

El cambio climático y la conciencia social están empujando hacia un nuevo modelo de producción, siendo la economía circular el nuevo paradigma

La inteligencia artificial y la sensorización van de la mano. Juntas pueden aportar soluciones para minimizar el consumo y la energía asociada al suministro o tratamiento. El control de parámetros básicos (pH, conductividad, oxígeno disuelto, etc.) en puntos estratégicos de la planta industrial puede reportar información relevante. Los datos registrados, y procesados matemáticamente, permiten optimizar procesos de depuración (consumo de reactivos, bombeos, aireación, etc.), minimizar el consumo de agua potable en beneficio de otras fuentes, o incluso predecir el impacto del agua vertida. 

Sobre el agua depurada se pueden aplicar tecnologías de reciclaje, transformándola en una fuente interna de suministro. Actualmente, existen un abanico importante de posibilidades, membranas (OI/NF/MF/ED), tecnología de evaporación (vacío, atmosférica, múltiple efecto), o sistemas de oxidación avanzada, han demostrado su solvencia para mejorar la calidad del agua y permitir su reciclaje. Sin embargo, el reciclaje suele generar un residuo concentrado, siendo un reto su recuperación o reutilización, convirtiéndolo en un nuevo recurso y cerrando el ciclo del agua.

Por último, está la simbiosis industrial, una herramienta con mucho potencial. Se trata de intercambiar el recurso agua entre empresas. Lo que a una le sobra y vierte, otra lo podría aprovechar. Esta práctica está parcialmente legislada a través del RD 1620/2007 y el reglamento 202/741 de reutilización de aguas, donde quedan definidas las calidades exigidas para distintos usos: servicios, industrial, recreativo, etc.  

La circularidad del agua nos interesa a todos, el agua es un bien común. Con este fin, se pide a la industria un sobreesfuerzo, más allá de lo que exige la legislación. Para ello, el afectado tiene que recibir estímulos. Ahí es donde la administración, en representación de todos, cumple un papel importante. Líneas de ayuda para fomentar la circularidad del agua industrial podrían ser un buen estímulo, al igual que se hace en otros campos como la digitalización, la internacionalización o la innovación de producto.