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¿Trabajo sin Agua?

Sobre el blog

Fatine Ezbakhe
Ingeniera de Caminos Canales y Puertos (especialidad Ingeniería Hidráulica y Medio Ambiental) con especial interés en todo lo relacionado con el sector del agua.
  • ¿Trabajo Agua?

Que el agua es necesario para la salud y bienestar de las personas es un hecho mundialmente conocido. Sin agua no hay vida, y todo el mundo lo sabe. Pero, ¿cuánta gente conoce el poder que tiene el agua en nuestra sociedad y economía? ¿Cuántos de nosotros somos conscientes que sin agua no hay trabajo?

Casi la mitad de la población activa mundial (unas 1,500 millones de personas) trabajan en sectores relacionados con el agua. Se estima que el 90% del empleo en el sector de la agricultura depende directamente del agua, y sin este recurso no se podrían producir nuestros alimentos, las fibras naturales de nuestras prendas de vestir, los biocombustibles y otros muchos bienes basados en materias primas agrícolas. Además, el 30% del empleo en el sector de la industria no podría existir sin agua, pues es clave en todos los procesos industriales: no sólo para enfriar y calentar instalaciones, sino también como ingrediente que se consume, reutiliza, procesa y transforma en la cadena de producción.

Por tanto, ¿qué le sucedería al empleo mundial si este recurso faltara? El escenario de un mundo donde el agua escasea no es ciencia ficción, sino una realidad. En el año 2025, el número de personas viviendo en regiones con estrés hídrico superará la estratosférica cifra de las 3,000 millones de personas. Los efectos de esta escasez se notarán en todos los ámbitos: las operaciones comerciales, la salud de los trabajadores, el bienestar de la sociedad, la rentabilidad de las industrias, la capacidad de la agricultura de abastecer la demanda de alimentos, la capacidad del medio ambiente de funcionar de forma óptima… Es evidente que el agua no tiene sustituto, de modo que si su escasez presentará un riesgo crítico para todas las empresas y para sus puestos de trabajo.

La relación entre trabajo y agua en cifras.

¿POR QUÉ SIN AGUA NO HAY EMPLEO?

Sin agua, ni los pequeños comercios ni las industrias multinacionales pueden funcionar. Ni las granjas familiares ni las grandes empresas agrícolas. Tampoco las instalaciones energéticas ni las empresas siderúrgicas. Del mismo modo, una insuficiente calidad del agua o un acceso limitado a la misma se traduciría en mayores costes para todas las empresas, y para todos los consumidores. La escasez del agua tiene un impacto directo sobre la competitividad y viabilidad de las empresas, así como su capacidad de crecer y generar empleo. Y las empresas lo saben.

Según el informe de la CDP del 2015, el 68% de las 500 empresas consultadas reconocen que no podrían mantener su negocio, operaciones ni beneficios sin agua, y son conscientes de que una cantidad y calidad insuficientes de agua tendrían graves repercusiones sobre su trabajo. Podrían no poder ofrecer sus productos y servicios, o perder la capacidad de expandir su negocio. Podrían también entrar en conflicto con las comunidades por el acceso al agua, poniendo sus licencias y puestos de trabajo en riesgo. Además, el 65% de las empresas consultadas consideran la escasez del agua como el principal riesgo a su negocio, junto con el aumento de los escenarios extremos de sequía e inundación y la falta de regulación.

¿QUÉ SE PUEDE HACER PARA PROTEGER EL AGUA Y EL EMPLEO?

Las empresas necesitan un suministro continuo y seguro de agua para operar, de modo que resulta lógico pensar que ellas deben tomar la iniciativa para protegerlo, sin esperar a que las instituciones públicas lo obliguen. No obstante, muchas empresas e industrias consideran que invertir en mejorar su huella hídrica es un gasto innecesario, un coste que no debería recaer sobre ellas.

Pero no todo son malas noticias. Hay muchas otras empresas que entienden la importancia de un buen uso del agua y muchas están dispuestas a invertir en mejoras tecnológicas, monitorización, formación de su personal y otras medidas para optimizar el uso que hacen de este bien escaso. Por ejemplo, Coca-Cola ya ha invertido más de 1,000 millones de dólares desde 2001 en tecnologías de tratamiento de aguas residuales para mejorar la calidad de sus vertidos. General Motors ha adoptado la estrategia de dedicar más capital a la reutilización del agua en aquellas áreas con estrés hídrico grave. La empresa energética Suncor ha dedicado 400 millones de dólares para mejorar su estrategia de agua, mientras la empresa minera Vale ha invertido 8 millones de dólares en sistemas de monitoreo de la precipitación. Inditex ha formado a su personal en 101 factorías de proceso húmedo sobre el uso eficiente del agua, la gestión correcta de productos químicos y el tratamiento óptimo de aguas residuales.

Por tanto, es necesario seguir concienciando al mundo empresarial sobre la magnitud del estrés hídrico y difundiendo el mensaje de que el agua debe convertirse en una cuestión estratégica en su agenda y toma de decisiones. Se podría organizar más plataformas a nivel mundial donde las distintas instituciones y socios de la industria pudiesen discutir sobre las medidas a tomar para hacer frente a la escasez de agua, donde se pudieran establecer estrategias comunes para todos los sectores que trabajan en el agua. Asimismo, se podría incentivar a la comunidad empresarial para tomar un papel de liderazgo en la resolución de este desafío, animarla a comprometerse con la gestión eficiente de los recursos hídricos.

Cualquier empresa, de cualquier sector y de cualquier tamaño puede adoptar medidas muy simples, como medir de forma continua su consumo de agua, informar periódicamente sobre la calidad del agua utilizada y establecer políticas internas con metas y objetivos. Son medidas sencillas, pero con una gran repercusión sobre el uso del agua en todas sus dimensiones (agrícola, industrial, energético, para el consumo humano y medioambiental).


EN DEFINITIVA

El agua es el alma de la economía. Es el elemento que une y crea relaciones estrechas e interdependientes entre empresas, comunidades y ecosistemas naturales. Como dice un proverbio chino, el agua no sólo puede hacer flotar tu barco, también lo puede hundir. Cada vez es más evidente que la mala gestión de los recursos hídricos puede resultar en un desafío económico y social, pero que su gestión eficiente y sostenible puede impulsar el empleo y la sociedad.