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El panorama financiero del ODS6: Oportunidades para mejorar la AOD de la Unión Europea y España

Sobre el blog

Alberto Guijarro Lomeña
Ingeniero Industrial y Posgrado en Cooperación Internacional. Agua, saneamiento, Agenda ODS, desarrollo, sostenibilidad, RSE.
  • panorama financiero ODS6: Oportunidades mejorar AOD Unión Europea y España
  • Coescrito con Sophie Aujean (Wateraid).

Ya lo sabemos hace tiempo: la mayoría de los países de ingresos bajos y medios no están en el buen camino para alcanzar el ODS 6 en 2030, y revertir esta situación requiere un impulso importante.

Si bien las políticas nacionales son imprescindibles para invertir esta tendencia, los donantes internacionales tienen un papel fundamental a través de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) en este ámbito.

Sin embargo, muchos países donantes no invierten de forma suficiente y adecuada en el sector, por lo que la ONGD británica WaterAid, con la colaboración de ONGAWA entre otras organizaciones, está compartiendo los resultados de un estudio (versión inglés; versión francés) para analizar las razones que hay detrás de esta tendencia y qué oportunidades existen para aumentar y mejorar los niveles de AOD en agua, saneamiento e higiene (ASH) de las instituciones de la Unión Europea (UE), así como de Francia, Alemania y España. A continuación, presentamos las conclusiones más relevantes para España y la UE.

Tendencias preocupantes

En términos absolutos, la AOD en materia de ASH de todos los países donantes creció de 5.900 millones de dólares en 2010 a 7.800 millones en 2018, su nivel más alto de la historia. Las instituciones europeas, así como Alemania y Francia, incrementaron sus contribuciones en ese mismo periodo, mientras que España las redujo drásticamente desde 2011 como consecuencia de la crisis financiera de 2008, y se ha mantenido en niveles escandalosamente bajos desde entonces.

En relación con todos los desembolsos de AOD bilateral (la destinada de manera directa por un país donante a un país socio), el porcentaje destinado al sector ASH por parte de las instituciones de la UE alcanzó un máximo en 2014, con un 4,2%, aunque no volvió a recuperar ese nivel de contribución hasta 2019. Por su parte, España, si bien venía de porcentajes de AOD en ASH más elevados (mayores del 7,5% en 2010 y 2013), con el paso de los años el peso de este sector se ha ido reduciendo progresivamente (hasta un 2,1% en 2019).

Este porcentaje sitúa a España en la posición 16 de los donantes del Comité de Ayuda al Desarrollo en desembolsos totales de AOD en ASH, muy lejos de donde debería situarse por el peso de su economía (por detrás de países con menor PIB como Bélgica, Suiza, Dinamarca o Suecia).

Por otro lado, un análisis de los desembolsos bilaterales de AOD en ASH según los países receptores muestra que, al contrario de lo que pudiera ser razonable pensar, los países con los ingresos más bajos no reciben la mayor parte de la ayuda, siendo la destinada al África subsahariana -la región con mayores necesidades- totalmente insuficiente (en España solo el 17,9% de su AOD bilateral en ASH se destina a esta región).

A esto hay que añadir cómo y en qué se concretan las inversiones: mientras que los préstamos pueden ser instrumentos adecuados para que países con dificultades para acceder al mercado financiero obtengan fondos para sus grandes inversiones en infraestructuras de agua y saneamiento, las subvenciones son esenciales para garantizar el acceso a los servicios esenciales para las poblaciones más pobres en los países menos adelantados.

A diferencia de la tendencia de la AOD europea de financiar grandes proyectos de infraestructuras (sobre todo de agua, y principalmente en zonas urbanas y periurbanas), en la última década la AOD española en ASH se ha centrado, en general, en la financiación de sistemas de agua y saneamiento básicos a través de donaciones, lo que es necesario para contribuir a lograr la reducción de las desigualdades y alcanzar el ODS6. En este sentido, es importante seguir priorizando la ayuda para las poblaciones que aún no tienen ni siquiera un acceso básico frente a la mejora del nivel de servicio de los que ya disfrutan de algún tipo de acceso, reforzando este tipo de proyectos frente a las grandes infraestructuras y los créditos, lo cual es muy preocupante en un contexto de creciente deuda impagable en muchos países en desarrollo.

Hasta 2010, toda la AOD en materia de ASH de las instituciones de la UE se realizaba en forma de subvenciones. Sin embargo, la proporción de préstamos en ASH de toda la AOD bilateral en este sector creció sustancialmente hasta el 27% en 2016 y el 50,5% en 2019.

Por su parte, en España, hasta el momento, la gran mayoría de AOD en ASH se ha realizado mediante donaciones, lo que se justifica cuando se pone el foco en los colectivos más vulnerables, aunque en los últimos años se empieza a evidenciar que los préstamos comienzan a incrementarse frente a las donaciones, lo que conlleva también un cambio en los beneficiarios finales.

Principales retos y oportunidades comunes observados en los cuatro donantes

A pesar de ser un derecho humano y una de las necesidades humanas más básicas, el agua no es defendida por los responsables políticos de la cooperación al desarrollo de alto nivel a nivel nacional ni europeo, y el saneamiento y la higiene reciben aún menos apoyo.

Aunque es sobradamente conocido que el agua (junto con el saneamiento y la higiene) contribuye a alcanzar todos los demás ODS, esto no se corresponde en la práctica con un aumento de las inversiones en este sector, lo que resulta más flagrante en el caso del saneamiento y la higiene. A este respecto, son necesarias apuestas decididas como la de Francia, que tiene previsto canalizar el 50% de su financiación de ASH en saneamiento para 2030.

En lo relativo al cambio climático, que se encuentra en la cima de las agendas de los cuatro donantes analizados en el Informe, sorprende que la financiación de la adaptación al clima no se canalice de forma suficiente a través de proyectos de ASH.

Recomendaciones para los responsables políticos y los organismos donantes

A partir de las evidencias anteriores, desde ONGAWA y WaterAid proponemos las siguientes medidas:

  1. Priorizar el agua, el saneamiento y la higiene en sí mismas en las políticas de cooperación, lo que requiere de inversiones mucho mayores y urgentes.
  2. Invertir prioritariamente en servicios básicos universales de agua, saneamiento e higiene, para que los programas de desarrollo humano sean eficaces.
  3. Aprovechar al máximo la agenda climática para proteger y apoyar el acceso al agua y al saneamiento y, en particular, aumentar los volúmenes de AOD para el agua, el saneamiento y la higiene resistentes al clima.
  4. Garantizar la eficacia de la ayuda dirigiéndose mejor a las comunidades más pobres y aumentando la coordinación de los donantes entre sí y con las administraciones locales desde un enfoque basado en derechos humanos.

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