La aparición, durante los últimos años, de moluscos invasores en los ríos españoles como la almeja asiática o el mejillón cebra ha popularizado este tipo de organismos y la problemática que ocasionan, pero sus parientes autóctonos que sobreviven en los tramos fluviales y canales mejor conservados de la Península Ibérica siguen siendo grandes desconocidos para buena parte de los ciudadanos.
Entre los trabajos de seguimiento del estado de las masas de agua que lleva a cabo la Confederación Hidrográfica del Guadiana están las tareas preventivas y de vigilancia ante la posible aparición en la cuenca de mejillón cebra así como tareas de seguimiento del otro bivalvo invasor mencionado, la almeja asiática.
Se trata de especies originarias de los mares Caspio y Negro, y de varias regiones de Asia, Australia y África, respectivamente. Están consideradas especies exóticas invasoras cuya expansión por regiones del mundo muy distantes está ocasionando una importante problemática ecológica y económica en las masas de agua colonizadas. Hasta el momento, las medidas de control de estas invasiones mediante depredadores naturales, molusquicidas, cloración de las aguas, instalación de redes de luz de malla muy fina, control termal por exposición a temperaturas superiores a 37º C, trampas, etcétera, son de difícil aplicación fuera de ambientes confinados o controlados en laboratorio.
Aunque el mejillón cebra ya causa problemas en algunas cuencas españolas, no es el caso del Guadiana, donde aún no ha sido detectado ni por las Comunidades Autónomas ni por la Confederación Hidrográfica.
Es diferente el caso de la almeja asiática, pues su presencia si que ha sido detectada en varias subcuencas y los problemas económicos que conlleva ya es un hecho en alguna red de riegos: la primera población localizada data de 1990 y en marzo de 1999 se detectaron efectos perjudiciales en algunos regadíos de Huelva.
Los trabajos de seguimiento de la almeja asiática en la cuenca del Guadiana para actualizar la información sobre su distribución han permitido, además, nuevos conocimientos sobre la presencia y distribución de las poblaciones de nuestras náyades o grandes bivalvos autóctonos dulceacuícolas. En el Guadiana se ha detectado la presencia de cuatro especies: Potomida littoralis, Anodonta anatina, Unio delphinus y Unio tumidiformis.
Estos invertebrados cumplen un importante papel ecológico y son buenos indicadores de la calidad del agua en que habitan, pero su supervivencia está amenazada por la contaminación, las especies invasoras y las alteraciones intensas en los cauces y en sus regímenes de caudales. Las náyades eran las ninfas que habitaban y protegían los ríos y fuentes en la mitología griega: no es extraño que designemos con ese nombre evocador a tan interesantes animales de nuestra fauna.